Jesús, conforme al peso de tu gloria,
por la fidelidad de tu palabra,
yo quiero andar contigo en este tiempo,
movido por el gozo de tu gracia,
y someter mi voluntad completa
a la experiencia de tu don perfecto.

Jesús, conforme al peso de tu gloria,
y en armonía con la luz que viene
del trono donde moras con el Padre,
yo quiero andar contigo en sintonía
y sostener el testimonio firme,
–espíritu, alma y cuerpo en sacrificio–
conforme al peso de tu gloria, Cristo.

Yo quiero transitar por tu camino,
salir por los senderos de la tierra
a celebrar tu Reino y tu reinado.

Jesús, a ti reúno mis deseos:
rehúso el vano aplauso de los hombres,
carismas y recursos de mi carne,
la suma de argumentos naturales:
¡Me basta, Cristo, el peso de tu gloria!