El imperio romano revivido durante la última semana de Daniel.

1. El sueño de Nabucodonosor

Dios le dio al rey Nabucodonosor un sueño que fue interpretado por el profeta Daniel. En el sueño vio una imagen, cuya cabeza era de oro, su pecho era de plata, el tronco de bronce, las piernas de hierro, y los dedos de barro mezclado con hierro. Esta imagen representaba los grandes imperios de la humanidad: el oro es el reino de Babilonia; la plata, el reino de los medo-persas; el bronce, el de los griegos; el hierro, el de los romanos; y el hierro mezclado con barro será el último reinado universal que tendrá la humanidad: la resurrección del imperio romano.

El gobierno mundial se ha venido perfilando durante este presente siglo. Es el sueño de todos los gentiles: unir al mundo a través de la ciencia, el arte y la cultura. Es más: hay quienes opinan que ya está presente en el mundo. (Ver entrevista al escritor chileno Miguel Serrano, en «El Mercurio», 25/07/99).

2. La septuagésima semana de Daniel

Es muy importante entender la profecía de Daniel respecto de las setenta semanas: «Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad … Sabe, pues, y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas … y después se quitará la vida al Mesías, mas no por sí … Y por otra semana confirmará el pacto con mucho; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda» (Dan. 9:20-27).

Desde la orden para restaurar a Jerusalén, hasta la muerte del Mesías, transcurrieron 69 semanas. ¿Por qué un paréntesis de la 69 a la 70 semana? Porque en ese período, Dios interrumpe sus tratos con Israel para tener misericordia de los gentiles. Y lo hace introduciendo en el escenario terrenal a la iglesia, cuyo origen y naturaleza es celestial. Entre la 69 y la 70ª semana se introduce la iglesia, que ya tiene casi 2000 años en este mundo. De acuerdo al tiempo de Dios ya estamos en los albores del cumplimiento de la 70ª semana de Daniel.

«…Por otra semana». En la última semana del predominio gentil, Dios volverá a tener misericordia de Israel, pero tan sólo del remanente.

«…Confirmará el pacto con muchos». Este pacto se refiere al gobierno de los diez reyes, representado en los dedos de los pies. Se cree que estos son los países que configuran la Comunidad Económica Europea. De entre ellos saldrá un líder (judío) que encarnará los poderes de Satanás.

«…A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio». Esta mitad de semana corresponde a tres años y medio, o a 1260 días, o a «un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo», o a 42 meses (Ap. 11:2-3; 12:6; 12:14; 13:5). En este punto, el pueblo judío rompe relaciones con el gobierno mundial. ¿Por qué? Porque el anticristo hará cesar el sacrificio en el templo. (Esto implica que el sistema de sacrificios de animales estará en plena vigencia). Cuando esto ocurra, los judíos se desconectarán del sistema, y serán terriblemente perseguidos.

El pueblo de Israel sufrirá como nunca en la historia (Os. 5:20). No obstante, Cuando Cristo venga a poner fin al predominio gentil (Zac. 14:4-5), rescatará al remanente de Israel, y los defenderá del sitio que le impondrán los ejércitos del gobierno mundial.

3. Sucesos relevantes durante el gobierno mundial

Todos los anuncios de la septuagésima semana de Daniel están registrados en los capítulos 6 al 19 de Apocalipsis, y corresponden también a los sucesos durante el gobierno mundial. He aquí los más relevantes:

La primera resurrección con los sepulcros abiertos, seguida de la transformación, en el momento, del rapto de los creyentes vencedores que estén vivos.

Satanás será expulsado del cielo (Lc. 10:18; Ap. 12:9-11). Durante el tiempo de la iglesia, a Satanás se le ha permitido zarandear a los creyentes, tentarlos y acusarlos. Sin embargo, legalmente, ya fue juzgado y despojado de sus poderes por Cristo en su muerte y resurrección. El Señor espera que la última generación que estará en pie provoque la caída del enemigo del cielo a la tierra.

Satanás en persona se añadirá a la bestia y el falso profeta cuando éstos estén en el pleno apogeo de su reinado, componiendo así un trío de maldad. Esta trilogía odiará a los judíos, perseguirá a los creyentes tibios que no se fueron en el rapto, y le pondrá sitio a la ciudad de  Jerusalén.

La bestia, conocida también como el hombre de pecado, el inicuo, el anticristo, será el desolador, la abominación desoladora de la que habló Daniel y profetizó Jesús (Dan. 9:27 y Mat. 24:15). Será el falso Mesías de los judíos, el César del Imperio Romano, genio militar, religioso, carismático, líder de la confederación del hierro y el barro.

Semejante a lo que hizo Antíoco Epífanes, que instaló un altar pagano en el altar de la casa de Dios, es lo que hará el inicuo que se sentará en el templo de Dios y se hará pasar por Dios. Será un hombre por fuera, pero una bestia en su carácter (Dan. 7:7-8).

Los primeros tres años y medio, gobernará con diplomacia, junto a los diez reyes, buscando consensos, sin que se note su primacía. Pero poco a poco tejerá el espacio para quedar solo al final de los primeros tres años y medio, y así enfrentar el segundo período con poderes absolutos y bestiales. Respetará el barro de la democracia hasta cuando le convenga, pero luego quedará al descubierto, cuando ya no pueda seguir escondiendo su naturaleza de hierro. Entonces se cumplirá lo advertido por Daniel (2:43). Será el momento para mostrar la verticalidad del mando hasta el extremo de creerse y hacerse pasar por Dios. Será la arrogancia, el engreimiento y la soberbia llevada al extremo, respaldada por la encarnación de Satanás en persona.

La bestia concentrará las características de las otras bestias que representaron los grandes imperios (Ap.13:2); por lo cual será más terrible que las primeras. La bestia estará respaldada por el poder y la autoridad de Satanás (13:2b). Una de las funciones de la bestia será facilitar el culto a Satanás. La bestia imitará al Mesías en la muerte y resurrección en un acto público (Ap. 13:3). Se parecerá al «Cordero como inmolado» de Apocalipsis 5:6.

La población mundial rendirá culto a Satanás y a la bestia, pensando que es el liderazgo poderoso que necesita (Ap. 13:4). La humanidad será engañada como lo fue Alemania cuando buscaba un Führer (führer significa: «gobierno de un hombre carismático»). Al igual que los grandes líderes demagogos que ha tenido el mundo, que pronunciaban discursos de varias horas, así a la bestia también se le dará que haga largos y grandes discursos (Ap. 13:5-7).

Por un lapso de cuarenta y dos meses, perseguirá y hostilizará a los santos (13:7). Estos santos son los judíos, que son los mismos de Daniel 7 y de Apocalipsis 12:17.

En ese tiempo, habrá tres grupos humanos: los gentiles, asociados al gobierno mundial; los judíos, ahora convertidos a Cristo y celosos guardadores de los mandamientos de Dios; y la iglesia rezagada, representada en la mujer que dio luz el hijo varón. De estos tres grupos, los gentiles, los más numerosos, rendirán culto a la bestia (Ap. 13:8).

Surgirá otra bestia, (Ap. 13:11), que es el falso profeta, líder del sincretismo religioso, mezcla de las principales religiones de hoy. Esta mezcla estará acorde con el espíritu de la época, el cual está operando ya. Este líder le hará campaña a la bestia, le preparará el camino a la cumbre de la gloria humana (v. 12-14). Ostentará poderes mágicos para impresionar al mundo (v. 15).

El dinero plástico ya está operando (tarjetas de crédito); la moneda única de Europa comenzará a operar el 1º de enero de 2002; ya existe el acuerdo de muchas naciones para establecer un TPI (Tribunal Penal Internacional) para juzgar las violaciones de los derechos humanos en todo el mundo; varios autores afirman que el 666 (número de la Bestia en Apocalipsis 13:18) está incluido en el código de barras de todos los productos que se venden en los Supermercados; faltaría entonces aplicar este código a los seres humanos para el pleno cumplimiento de Ap. 13:16-18, donde nadie podrá comprar ni vender si no tiene tal marca. Bastaría que los grandes bloques comerciales de nuestro tiempo, tales como la CEE, el NAFTA, el MERCOSUR, y la OMC(Organización Mundial de Comercio) llegaran a un acuerdo mínimo para un pleno control del comercio mundial, lo cual no extrañaría a nadie, con la actual idea de la globalización tan en boga.

Todo esto puede ser bueno en un principio, como promoción de los grandes anhelos de paz y prosperidad de la humanidad, pero la profecía bíblica nos asegura que el reinado mundial del Anticristo derivará en la mayor forma de opresión que la humanidad haya conocido jamás.

Ante esto, los creyentes esperamos la bendita aparición de nuestro Señor Jesucristo, quien vendrá por los que le esperan (Heb. 9:27-28). ¿Estará usted entre ellos?