A partir del versículo 15, y hasta el 30, el capítulo 26 de Éxodo nos habla de los materiales de que estaba construido el tabernáculo, es decir, las tablas, sus basas, espigas y barras.

Las tablas eran de madera de acacia, y debían ser muy rectas. La madera representa la humanidad, y cada tabla simboliza a los cristianos en particular. La acacia no es un árbol derecho, por lo que debía ser sometida a algún proceso para obtener tablas adecuadas. Así el cristiano, precisa de un trato del Espíritu para ser «enderezado» y edificado en la casa espiritual de Dios.

Las tablas tenían una medida muy especial: eran de codo y medio de ancho y diez de largo. El diez representa la humanidad, y el codo y medio –un número incompleto– nos muestra la insuficiencia de cada tabla en la Casa. Cada una necesita de otra para alcanzar la medida de tres codos – y el tres es el número de Dios. Un cristiano no es iglesia, pero donde hay dos o tres reunidos en el nombre del Señor, allí él está en medio. En la casa de Dios, ningún cristiano es autosuficiente; se precisa al menos de otro para completar la medida.

Las tablas eran de madera, pero se recubrían de oro, lo cual representa la divinidad. Así, el aspecto vil del hombre es recubierto por la naturaleza divina. Las tablas se apoyaban sobre basas de plata, y la plata es, en la Escritura, el metal de la redención. Las tablas ya no tienen raíces en la tierra –como cuando eran árboles–, sino que se apoyan en la obra de la cruz.

Para darle dirección y rectitud al conjunto de las tablas se ponían cinco barras atravesadas, las cuales también eran de madera, recubiertas de oro. La del medio pasaba por en medio de las tablas de un extremo al otro. Estas barras representan los cinco ministerios de Efesios 4, que han sido provistos por Dios para darle forma y dirección a la iglesia. De los cinco, el más importante es el apostolado, que es la barra del medio. Las barras son sujetadas por anillos de oro, los cuales representan la gracia de Dios que los sostiene, para unir la Casa.

La Casa de Dios no puede tomar la forma debida sin estos ministerios provistos por Dios. Durante mucho tiempo la iglesia ha ignorado esto, por lo cual la edificación ha sido deficiente. La responsabilidad ha recaído normalmente sobre un solo hombre, que cumple apenas uno de los cinco ministerios.

Esta sección se cierra con las siguientes palabras: «Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte» (v. 30). Así también, la edificación de la Casa hoy tiene que tener en cuenta el modelo de Dios para su iglesia. ¿Cuál modelo? El modelo que es prefigurado aquí.

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