LOS NÚMEROS EN LA BIBLIA

El número 2 aparece 808 veces en la Biblia. El número 2 es usado en las Escrituras tanto para combinación como para división; comparación o contraste; confirmación u oposición –como luz y tinieblas, bien y mal, amor y odio–, dos cosas en contraste. Por ejemplo, el pensamiento de ayuda, confirmación, comunión se puede apreciar en un texto fundamental como Ecl. 4:9-12: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.

Ese es un pensamiento que se halla claramente implícito en el número; nosotros hablamos de “secundar” en el sentido de “ayudar”, lo cual contiene la idea de tomar un lugar inferior. ¡Cuán maravillosamente todo esto se reúne en Él, la segunda Persona de la Divinidad, quien, a fin de favorecer nuestras almas, tomó el lugar de profunda humillación! Dios nos ha colocado ayuda sobre Aquel que es poderoso, y el Hijo de Dios se ha hecho Cristo, el Salvador. Salvador y salvación en algún sentido están por lo tanto, ligados comúnmente con este número dos.

Otro significado de este número se asocia con la idea de ayuda, confirmación y testimonio válido. Dos concordancias, dos combinaciones, confirmando una a otra – como dos testimonios. “… Por la boca de dos … testigos conste toda palabra.” (Mt. 18:16). Moisés trajo en su mano “las dos tablas del testimonio” (Ex. 32:15). En la purificación de la lepra había dos aves: una debería ser degollada sobre el agua corriente; la otra sería soltada en el campo – evidentemente tipificando y testificando la muerte y resurrección de Cristo (Lv. 14:4-7).

En el día de la expiación había dos machos cabríos: uno era muerto, siendo llevada su sangre hasta dentro del velo; y el otro, era el macho cabrío expiatorio que llevaba la iniquidad de Israel a un lugar desierto – el primero hablando y testificando para nosotros de las exigencias de Dios, y el segundo de la necesidad del hombre (Lv. 16:5-22).

Jesús envió sus setenta discípulos “de dos en dos” delante de él, a todas las ciudades y lugares para testificar (Lc.10:1-7). Nuestra Biblia tiene dos partes: el Antiguo Testamento (o Pacto) y el Nuevo Testamento; estos son el doble testimonio válido de Dios para los hombres. Y nótese que la segunda Persona de la Divinidad es, nuevamente, el verdadero testimonio, la Palabra de Dios encarnada.

Además de eso, nosotros tenemos:

Dos testigos antes del diluvio – Enoc y Noé.
Dos testigos en el desierto – Moisés y Aarón.
Dos testigos que sustentaron el verdadero testimonio entre los espías – Caleb y Josué.
Dos ángeles testificaron la resurrección y ascensión de nuestro Señor (Lc. 24:4, Hch. 1:10-11).
Dos testigos darán testimonio durante el período de la Tribulación (Ap. 11:3).

Tal como fue mencionado, el número 2 lleva el pensamiento de división, contraste y oposición. Por ejemplo, división es la característica del segundo día de la creación: “Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas” (Gén.1:6). Aquí tenemos la división ligada al segundo día y confirmando su significado. Ella es encontrada en un vasto número de cosas que son presentadas en pares, de modo que una puede enseñar a la otra a través del contraste o diferencia.

Por ejemplo, hay dos naturalezas en el hombre. Cuando la vieja naturaleza es dominada por la nueva naturaleza, poseemos poder y fuerza del Señor. Hay dos hijos (Mt. 7:21-28; Lc. 15:11; Gl. 4:22). Dos puertas: la estrecha y la ancha. Dos caminos: el camino angosto y el espacioso (Mt. 7:13-14). Dos árboles – el árbol bueno y el árbol malo (Mt. 7:17). Dos hombres – el prudente y el insensato (Mt. 7:24-27). Dos fundamentos (Mt. 7:24-27). Hay una división entre los dos primeros hijos que nacieron en el mundo, Caín y Abel (Gn. 4:1-10). Lo mismo sucedió con los dos hijos de Abraham, Ismael e Isaac (Gn. 21:8-13). Y con los dos hijos de Isaac, Esaú y Jacob (Gn. 25:27-34). Isaac, engendrado “según el espíritu”; Ismael, engendrado “según la carne” (Gál. 4:29-30). “Amé a Jacob y a Esaú aborrecí …” (Ml. 1:2-3; Rom. 9:13).

En verdad, estrictamente hablando, hay solamente dos hombres en el mundo delante de Dios: Adán y Cristo. El primer hombre y el segundo hombre. “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante” (1ª Cor.15:45). En todos estos ejemplos, el “segundo” siempre es aceptado por Dios. Los primeros nacimientos fueron el fruto de los padres en su juventud y en la plenitud de su fuerza. La noche de pascua, todos los primogénitos deberían morir con excepción de aquellos que habían sido sustituidos por el Cordero Pascual. Esto significa simplemente que toda la fuerza natural en Adán, precisaba salir, dejando al segundo Hombre vivir en nosotros y por nosotros. Este es el glorioso principio del “segundo” en la Biblia.

Tomado de “Os números na Bíblia”