Claves para el estudio de la Palabra.

 

Palabra clave: Peregrinación · Versículo clave: 33:1.

Este es el libro de la peregrinación y del culto, del vagar y del entrenamiento en el desierto. Aquí están registrados dos censos de Israel, representando organización, sistema; los ejércitos del Señor equipados y puestos en orden de batalla para la marcha hacia Canaán. El período de tiempo cubierto es de aproximadamente cuarenta años, siendo el comienzo y el fin de este período los de mayor prominencia. (Hb. 4:1; Sl. 95:19, 11). Aquí tenemos la batalla como condición necesaria para la peregrinación y posesión. Los adoradores de Dios son guerreros (Nm. 23:21).

Los capítulos centrales son el 13 y el 14. Las tribus, comandadas por Dios a partir del Sinaí, comienzan a poseer la Tierra Prometida, que estaba a una distancia de sólo 11 días de marcha. Desde Cades-Barnea, divisando ya Canaán, se envían 12 espías para explorar la tierra. Después de cuarenta días ellos regresan y dan su informe. Israel, incrédulo y temeroso en confiar en la Palabra de Dios, murmura y se rebela, y Dios condena a todos los censados a vagar y deambular en el desierto por cuarenta años hasta morir allí. La única excepción fue Josué y Caleb, los dos espías fieles.

La nación apóstata quedó temporalmente bajo condenación. En este paréntesis de 38 años, Israel casi cesa, como pueblo de Dios, de tener una historia, y todo, con excepción de su misma existencia, fue perdido. Apenas se registra la celebración de una Pascua, incluso la circuncisión fue descuidada. Después de este período, Israel se encuentra nuevamente en Cades-Barnea, sin estar más próximos de Canaán que antes. Así, la incredulidad y la desobediencia siempre traen apostasía en vez de progreso, y los creyentes verdaderos no poseen historia verdadera hasta que renuncian a aquellas cosas. Todos aquellos que tienen una recaída, antes de estar aptos para hacer algún avance, deben retornar al punto donde comenzó la rebelión y comenzar de nuevo.

El censo puede representar la apropiación divina de su propio pueblo; él los llamó a todos por sus nombres. Sl. 147:4, Jn. 10:3, 4. También representa la organización de los ejércitos del Señor, tanto para la marcha como para la guerra. Había cuatro divisiones, cada una con tres tribus. Sea que se movieran o descansaran ellas formaban un cuadrado en el centro del cual estaba el tabernáculo de Dios. De acuerdo con la tradición, el estandarte principal de cada tribu en cada cuadrante era el león (Judá), el buey (Efraín), el hombre (Rubén), y el águila (Dan). (Compare con Sl. 80:1, 2; Ez. 1:10).

Las reglamentaciones del campamento hacían referencia tanto a las medidas sanitarias como a la santidad. La señal de marchar era tanto divina como humana: la nube moviéndose y las trompetas sonando. María, Aarón y Moisés, murieron todos antes de cruzar el Jordán: profecía, sacerdocio, y ley, nos llevan hasta la frontera; es solamente Jesús, nuestro Josué, que nos conduce hasta nuestra herencia.

DIVISIONES:

1. Nm.1:1-10:10. Preparativos para dejar el Sinaí.
2. Nm.10:11-21:35. Jornada del Sinaí a Moab.
3. Nm.22-34. En Moab, preparativos para entrar en Canaán.

Tomado de «Chaves para o estudo da Palabra».