Una frase leída en un libro ha despertado algunas reflexiones: «Solo la presión hace a las piedras preciosas». En efecto, se dice que, cuando un cuarzo es sometido a temperaturas mayores de 1470º, se transforma en una cristobalita; que es una piedra tan noble, que nada puede afectarla, ni el frío ni el calor, ni el ácido, por más fuerte que sea. Por cuanto más temperatura resistió, más noble es, y más perfecta es.

Esto nos hace pensar en la formación del carácter del cristiano. ¡Cuántas presiones hay sobre él, presiones de todo tipo, familiares, escolares, laborales, espirituales! A veces parece que va a reventar, que no es posible seguir. A veces se sume en una depresión, o en una explosión de ira, y quiere terminar con todo. Watchman Nee sostiene que nada espiritual puede ser producido si no es a través de la presión. La presión es lo que produce frutos espirituales.

Probablemente usted está pasando por grandes aprietos, hace ya un mes, dos meses, un año. Está agobiado, no soporta más, todo da en contra, parece que todo lo oprime por todos lados. Se pelea con su familia; en el trabajo está molesto; no cabe en ninguna parte. Está molesto consigo mismo, no tiene paz con nadie.

¿Qué es eso? Es Dios trabajando la piedra. Estas son las altas temperaturas, los 1000 ó 2000 grados. Hay personas que no soportan las presiones –o las soportan hasta un cierto grado–, y luego dicen: «¡No más, Señor, hasta aquí no más llego, yo no sigo más! ¡Me voy a dedicar a mis asuntos y me voy a olvidar de todo lo que tiene que ver con Dios!».

Al hacer eso, probablemente, se acaben las presiones. Pero si usted es uno que ha sido llamado, si Dios trazó un diseño para su vida, no podrá escapar por mucho tiempo; pues en ese ambiente donde no hay ninguna presión aparente, va a empezar a aparecer otro tipo de presión, diferente pero también asfixiante, y de nuevo tendrá que escapar, escapar para el Señor y para los hermanos, volviendo al lugar del cual había huido.

Hay presiones acá y presiones allá, hay presiones por todos lados. No hay escapatoria. ¿Por qué? Porque Dios quiere formarlo a usted, transformarlo a la semejanza de su Hijo, y está empeñado en hacer de usted una piedra preciosa.

Y ¿cuál es la característica de una piedra preciosa? 1º, no tiene luz propia, sino que refleja la luz que recibe, y 2º, recibe una luz blanca y expresa esa luz en un haz de colores, y esos colores son la belleza de Cristo. Pero todo esto no puede ser hecho sin presión. Todos los colores del arco iris están ahí, pero más refulgentes. Es la iridiscencia de la Sabiduría de Dios, que es Cristo Jesús.

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