Yo debo orar antes de que haya visto a alguien. A menudo, cuando duermo mucho, o me reúno con otros temprano, es a las once o doce que yo principio mi oración secreta. Este es un perverso sistema. No es conforme a las Sagradas Escrituras. Cristo se levantó antes que amaneciera y se fue a un lugar solitario. David dice: «De mañana me presentaré a ti … de mañana oirás mi voz». La oración de familia pierde mucho de su poder y dulzura, y yo no puedo hacer bien a los que vienen a buscarlo de mí. La conciencia se siente culpable, el alma sin alimento, la lámpara no está arreglada. Entonces, cuando estoy en la oración secreta, el alma, a menudo, está fuera de tono. Siento que es mucho mejor principiar con Dios – ver su faz primero, dejar a mi alma acercársele antes de acercarme a otro.

Robert Murray McCheyne

Tan pronto como aprendí de las Sagradas Escrituras cuán terrible y peligroso asunto era predicar públicamente en la iglesia de Dios … no hay nada que yo desee tanto como el silencio … No sigo ahora en el ministerio de la Palabra, sino por una obediencia sujeta a una voluntad que está por encima de la mía, a saber, la voluntad divina; porque por lo que a mi voluntad respecta, siempre se retiró del ministerio, ni está completamente reconciliada a él en esta hora.

Martín Lutero, citado por Juan A. Broadus, en Historia de la Predicación

Una vez le pregunté a un predicador y consejero espiritual amigo mío, cómo hacía para ver más allá de las cortinas de humo, de las máscaras que se pone la gente incluso cuando atraviesan gran turbación.

–¿Cómo haces para llegar al meollo del asunto y descubrir el problema?
–Luis –me contestó– en la vida sólo hay un problema real. Todos los otros son consecuencias del primero, una pantalla de humo. El problema número uno es el ego. Trata de encontrar qué o a quién está en control del ego, y sabrás la causa de todo lo demás.

Todos los problemas que pueda tener una persona son resultado de un ego no controlado por Jesucristo. Mirando a través de las pantallas de humo, las máscaras, y utilizando tu discernimiento para advertir las trampas de que se vale la gente para tratar de impresionarte, descubrirás que su problema tiene su origen en un yo egoísta.

Luis Palau, en A su manera

Cuando pienso en los millones de lectores que en 28 idiomas diferentes han leído «La cruz y el puñal», el temor de Dios me hace temblar. Si fallara, qué oportunidad daría a los enemigos de Dios para mofarse de él y de su obra. Sólo puedo alabarle por la gracia que me sostiene en todo momento.

David Wilkerson en ¡Hombre, sí que tengo problemas!