A partir de la imagen de oro de Nabucodonosor, el autor nos conduce por los misterios de la Babilonia histórica, para desembocar en las dos Babilonias de Apocalipsis.

Lecturas: Daniel 2:31-32, 37-38; 3:1, 7; 4:4-5,10-16.

En la profecía de Balaam, se mencionan los poderes de Oriente. En Daniel 2 tenemos una ilustración de esos poderes: el Imperio Babilónico y el Imperio Persa. Ambos representan Asur o Asiria en la profecía de Balaam. Después tenemos el Imperio Griego y el Imperio Romano, imperios de Occidente, cuyo origen estuvo en la isla de Chipre. Esos imperios representan el poder occidental. Hay una conexión entre ambas profecías. En las palabras de Balaam encontramos un bosquejo de la historia humana, y, a través del capítulo 2 de Daniel, podemos captar los detalles dados en la profecía de Balaam.

Nabucodonosor vio, en su sueño, una gran estatua, una imagen muy grande con la cabeza de oro, el pecho de plata, el vientre de bronce, las piernas de hierro y los pies y los dedos de una mezcla de hierro y barro cocido. Después de eso, una piedra, cortada «no con mano», vino y desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, y destruyó la estatua. Sabemos que esa es una profecía con respecto a la humanidad. En realidad, esa profecía representa un flujograma de la historia de la humanidad del período que se inicia cerca de 600 a. C. hasta su última fase.

Cuando usted medita en esa maravillosa profecía, es impresionante ver cómo ella se cumplió de manera sorprendente a través del tiempo. Es muy probable que hoy estemos viviendo una etapa de la historia entre ‘los pies’ y ‘los diez dedos’. Sí, existen algunas profecías que aún no se han cumplido, pero, en lo que se refiere a esta gran estatua, la mayor parte ya se cumplió. Entonces, una piedra alcanzará y desmenuzará esa estatua. Eso significa que el regreso del Señor Jesús va a concluir ese período.

Existen profecías con respecto a los gentiles, son profecías basadas en el pacto hecho con Noé. En ese pacto, Dios se comprometió con los hombres. Él firmó aquel pacto con una firma especial, que aparece en el cielo como un gran y hermoso arco iris después de una gran tempestad. Él nos evoca cuán fiel y segura es la Palabra de Dios. Todas las profecías con relación a la humanidad están relacionadas con ese pacto con Noé.

Ese pacto tuvo como base una bendición de Dios. Aquella bendición, en realidad, había sido originalmente dada a Adán y Eva. Más tarde, Dios repitió la misma bendición a Noé y su familia. Eso significa que todas aquellas palabras de bendición se cumplirán en la humanidad, y eso es extremadamente importante.

En el capítulo 2 de Daniel, antes de él descifrar el enigma del sueño al rey Nabucodonosor, tenemos el versículo 37 como introducción muy importante. Si se quiere saber la interpretación de ese sueño y de cualquier cosa respecto de esa profecía, es necesario prestar atención a esta introducción: «Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro».

Esa fue la palabra de bendición dada a Adán y Eva. Esa fue la palabra de bendición dada a Noé y a su familia. Esa es la palabra de bendición dada a toda la humanidad. Ese es exactamente el contenido del salmo 8. Después de esto, Daniel dijo: «Tú eres aquella cabeza de oro».

Teniendo como base esa palabra de bendición, la humanidad debe llenar la tierra y sojuzgarla. Adán debía ser el rey de esta tierra. Aquí está la voluntad eterna de Dios. La voluntad eterna de Dios es que Adán comiese del fruto del árbol de la vida. Así, la voluntad de Dios sería completamente cumplida. Pero el pecado destruyó todo. Aún así, la Palabra de Dios continúa siendo la misma.

Al contemplar esa gran estatua, usted ve que ella es terrible. Tiene un esplendor tal que llega a ser ate-rrorizante. Esa imagen es así porque ella representa toda la plenitud de Adán. Ese es el Adán corporativo, el Adán de forma colectiva. Al ver esa gran estatua, usted ve al hombre de mundo. Esa imagen está en exacta oposición a lo que Pablo había visto. Pablo vio al Hombre universal. Uno es el Hombre del universo, y otro es el hombre de este mundo. Uno es celestial y el otro es terrenal; uno está lleno de vida y el otro es descrito con metales como oro, plata, bronce, etc. Uno es vivo y el otro es muerto. La Biblia nos advierte: «No améis al mundo». Si alguien quiere conocer el mundo, la mejor fotografía que se le puede dar del mundo está en el capítulo 2 de Daniel.

Observe cómo el valor de este mundo va disminuyendo; la estatua comienza con oro y termina con hierro y barro. El oro es el metal más precioso, pero, a medida que otros imperios van surgiendo, el valor comienza a disminuir más y más. Si usted pesa esos metales, descubrirá que el oro es el más pesado. Gradualmente los materiales se van haciendo más livianos. No es de extrañar que, cuando la piedra golpea los pies, la estatua se desintegra por completo. Este mundo nunca puede permanecer estable. Observe las instituciones de este mundo, todas están en decadencia. Esa es la gran estatua revelada en Daniel capítulo 2.

Para comprender más acerca de esta estatua, necesitamos de la interpretación de los capítulos 3 y 4 de Daniel. Desgraciadamente, muchos estudiosos de la Biblia se ocupan solamente con el capítulo 2 de Daniel, como si ésta fuera una profecía independiente.

En la estatua del sueño de Nabucodonosor, solamente la cabeza era de oro, y eso realmente le molestaba, porque él quería que toda la estatua fuese de oro. El oro representa la gloria de Babilonia. Él quería que su reino durase para siempre.

Nabucodonosor acumuló provisiones para cerca de veinte años, hizo que el río Eufrates pasase por en medio de la ciudad de Babilonia con el objeto de hacerla invencible. Él quería hacer de ella una ciudad tan segura que nadie pudiera invadirla y destruirla. Su objetivo era que la cabeza de oro durase para siempre. Por esa razón, cuando Nabucodonosor construyó aquella estatua, la hizo 100% de oro. Quería hacer algo contra la voluntad de Dios.

La adoración a Nabucodonosor

Después que Nabucodonosor construyó aquella gran imagen de oro ordenó que se la adorase (Dn. 3:7). Ahora bien, cuando la imagen de Nabucodonosor recibía la adoración de todas las naciones, pueblos y lenguas, alguien detrás de ella estaba recibiendo adoración.

¿Percibe cuál es el punto principal aquí? ¿Percibe lo que está detrás de esa imagen de oro? En el capítulo 2 de Daniel, está aquella gran estatua: oro, plata, bronce y hierro. Sin embargo, por detrás de aquella imagen, hay otra imagen hecha de oro. Esa imagen recibe adoración de todos los pueblos, lenguas y naciones. Toda es de oro, toda es de naturaleza babilónica. Ahora usted puede entender y comprender la historia de la humanidad. Hablando externamente es oro, plata, bronce y hierro; pero de una manera más astuta, detrás de esa imagen hay otra gobernándolo todo.

En la historia tenemos Babilonia, el Imperio Medo-Persa, el Imperio Griego y el Imperio Romano. Pero, si usted tiene ojos espirituales, descubre que, de principio a fin, Babilonia hilvana todos esos imperios. ¿Sabe por qué? Satanás quiere darle todo, basta que usted le adore. Satanás tentó al Señor Jesús mostrándole la gloria de todas las naciones. El mismo ofrecimiento hizo Satanás a Nabucodonosor y también a Alejandro Magno.

¿Percibe lo que hay detrás de esa tentación? Ahora usted entiende por qué Satanás estaba por detrás de aquella intención de Nabucodonosor. ¡Si el Señor Jesús sólo lo adorase! Oh, es así como Satanás hace con todos, y generalmente nadie puede resistir. «Tú tendrás todas las glorias del mundo. Dame tu adoración, y yo te doy el mundo». Recuerde: el Señor dijo «No», porque él sabía que solamente el camino de la cruz es el camino para la gloria. Pero en este mundo es mucho más simple. ¿Cómo se puede conquistar este mundo? ¡Basta que usted se rinda a la invitación del enemigo, basta que lo adore!

Si estudia la historia, usted percibirá que exteriormente existe realmente esa estatua de oro, de plata, de bronce y de hierro. Esas son entidades políticas que existieron en la historia. Pero sólo el Espíritu Santo puede revelar el verdadero color de esa imagen. Todos esos imperios estaban bajo influencias ocultas. Si usted quiere conocer el origen de todas las cosas deberá trazar una línea hasta Babilonia.

Las dos Babilonias – la gran ramera

En los capítulos 17 y 18 de Apocalipsis, vemos que hay dos Babi-lonias. Sé que hay diferentes interpretaciones en el pueblo de Dios para esos textos. ¿Las dos son una misma Babilonia o son dos Babilonias diferentes? Si estudia cuidadosamente a través del contexto, usted descubre que ellos son totalmente diferentes. En el capítulo 17 de Apocalipsis Babilonia es un misterio. En el capítulo 18 es la Babilonia literal.

Esta es una gran ramera que se halla sentada sobre muchas aguas (Ap.17:1), lo que significa que tiene dominio sobre el mundo entero. Pero la Biblia usa un lenguaje simbólico llamándola ‘la gran ramera’. «Y me llevó (el ángel) en el Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata…» (Ap. 17:3). Nosotros sabemos que esta bestia mencionada aquí es la misma bestia del capítulo 13, y se refiere al Anticristo. Va a llegar el día en que esa mujer tendrá la colaboración de la bestia.

«…Y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra» (Ap. 17:4b-5). Aquí el Espíritu Santo comienza a revelarnos quién es esta gran ramera. Ella tenía en la mano un cáliz de oro, lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación. Esa es la Babilonia del capítulo 17. En el lenguaje profético del capítulo 17, eso se refiere a la religión mundial que existirá en los últimos días. Llegará el momento en que todas las religiones de este mundo estarán unidas en una sola. Entonces, la segunda bestia, el falso profeta, llegará a ser el líder de esa religión. ¿Cómo sabemos eso? Porque está escrito: teniendo en la mano un cáliz de oro, lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación. Cuando la Biblia usa la expresión abominación, invariablemente se refiere a la adoración de ídolos. Aquí está la fornicación, aquí hay una prostitución espiritual. Es por esa razón que el Espíritu Santo usó esa gran ramera para describirla. Ese es un sistema religioso, y Dios dice: «Yo nada tengo con ese sistema».

Existe una diferencia entre una mujer ramera y una adúltera. Una adúltera es una mujer casada que cometió pecado. Una ramera entregó su vida a la prostitución. Prestemos atención a ese lenguaje simbólico. Al referirse a ella, la Biblia usa la expresión misterio: Babilonia la grande. Ese sistema estará en colaboración con el sistema político de su época o el Anticristo hará uso de ese sistema religioso. Eso es exactamente lo que tenemos aquí. Ahora, la Biblia describe esa gran ramera: «…y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande…». Esta no es la Babilonia literal, esta es la Babilonia, el misterio, el sistema religioso. El Espíritu Santo continúa: «la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra». Hay dos significados para esta frase: por cuanto ella es la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra, significa que todas las religiones se unirán en una sola. Eso es representado por la palabra ‘madre’. ¿Usted ya ha oído hablar algo sobre el movimiento llamado Nueva Era? Es exactamente a eso que se refiere esa profecía.

Tenemos que entender la razón por la que todas las religiones se han de volver una sola. La verdad es que todas ellas tienen un mismo origen. Por eso la Biblia dice: «misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras». Si quiere entender todas las religiones, entonces estudie Babilonia, porque todo surgió de ella.

El misterio de la religión: Alcanzando el cielo por esfuerzo propio

Después de la construcción de la torre de Babel, los ángeles caídos dieron revelaciones a los seres humanos. Al estudiar el origen de la religión de Babilonia, descubrimos que ella es una religión de misterio. Por eso la Biblia usa la expresión: «Misterio: Babilonia la grande».

¿Qué misterio es ese? En realidad, es la revelación de los ángeles caídos trabajando en los corazones de los hijos de los hombres. Estando lejos de la voluntad de Dios, aquellos ángeles empezaron a obrar entre los hombres, distribuyendo algunas informaciones secretas. Todo el pueblo babilónico deseaba conocer el misterio, pero no era para todos. Solamente los llamados «iniciados» tenían acceso a ese conocimiento. ¿Cómo ser iniciado? Había que cumplir con determinadas reglas. Así es la religión de Babilonia.

Hay un cáliz de oro en la mano de aquella sacerdotisa. En ese cáliz de oro hay algo alcohólico. Si usted quiere ser un «iniciado» debe beber de ese cáliz. Al beber de él se pasa a un estado de semi-conciencia, y sólo entonces el misterio es revelado. Ahora, ¿qué misterio es ese? De acuerdo con las investigaciones que hicieron muchos estudiosos de la Biblia, la cosa es algo así: nosotros, los seres humanos, no necesitamos de un salvador. Nosotros podemos salvarnos solos, porque originalmente fuimos dioses. Para volver a la antigua condición, todo lo que necesita es trabajar con mucha intensidad. Procure mejorarse a sí mismo. Busque desarrollar algunos méritos, acumular algunas obras. Entonces, a través de ello, y también de la reencarnación y de todas esas cosas, usted llegará de nuevo a aquella condición original, y será dios. Ese es el misterio de Babilonia. Esa es la filosofía de todas las religiones.

¿Cuál es la diferencia entre Babilonia y Jerusalén? Jerusalén está llena de piedras. Si usted quiere construir una ciudad, al tomar una de aquellas piedras, usted reconoce: «Esto fue creado por Dios, no tengo nada que añadir. Yo construyo algo con lo que Dios ya hizo. Yo mismo fui comprado por la gracia de Dios». Eso es el evangelio. Evangelio significa: Dios viene en busca del hombre. Dios baja del cielo – eso es Jerusalén.

Babilonia significa lo siguiente: «Nosotros no tenemos piedras, solamente barro. Hagamos ladrillos, que se parecen a las piedras». Para hacer ladrillos hay que trabajar mucho: se transpira, y a veces se trabaja hasta con lágrimas. Después hay que poner un ladrillo sobre el otro, y así se construye la torre de Babel. Piense bien en eso: Por su esfuerzo usted logra alcanzar el cielo. ¡Que gran revelación!

Los estudios arqueológicos de las ruinas de Babilonia revelan que la torre de Babel, en realidad, era una pirámide con gradas por el lado de afuera. Eso significa: «Hagamos ladrillos, trabajemos duro y construyamos un camino que nos lleve al cielo». Ese es el misterio de todas las religiones. Esa es la diferencia entre religión y evangelio. El evangelio significa que Dios ya hizo todo. Por esa razón, es demasiado tarde para que usted haga alguna cosa. Cuando usted recibió el evangelio no hubo ningún aporte suyo. Sin embargo, el principio que fundamenta la religión es el trabajo duro. Después de mucho esfuerzo, los religiosos se quedan con la impresión de realización. Eso no es evangelio, sino el misterio de Babilonia.

¿Percibe cómo Babilonia se opone a Jerusalén? Eso es muy importante. Después que aquellas personas beben de aquel cáliz, se emborrachan totalmente, y se vuelven ofuscadas por tal filosofía, o sea, cautivas de Satanás. ¿Cómo saber cuándo una persona está llena del Espíritu Santo? ¿Cómo saber cuándo alguien está siendo importunado por malos espíritus? En el Nuevo Testamento hay una frase importante: «Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas», Si el espíritu Santo está obrando en usted, entonces usted tiene control completo de sí mismo.

No obstante, cuando el espíritu maligno está controlando, las personas en las cuales él actúa siempre vacían su mente; esos espíritus siempre colocan a las personas en una actitud pasiva. Ese es el resultado de beber de aquel cáliz de oro. Así, muchas personas fueron engañadas y están cautivas en ese misterio.

El origen de la Astrología y de la Numerología

En el comienzo, el misterio–Babilonia estuvo limitado solamente a la tierra de Sinar. El conocimiento de los babilónicos sobre astronomía y matemáticas era muy avanzado. Como habían recibido el misterio de Babilonia, mezclaban la astronomía con aquel misterio. De esa forma surgió la astrología y también la numerología. Muchas personas hoy son cautivadas por esas cosas. Hay un poco de verdad en eso, pero son medias verdades; por eso, muchas personas son embriagadas.

Al estudiar ciertas religiones, especialmente algunas de China, se percibe en ellas algún tipo de misterio, y en esos misterios, hay algo de matemáticas. Ellas son una mezcla de ciencia con religión. Esa clase de misterio está compuesta por tres elementos: filosofía, señales y religión. El misterio es la filosofía. Esa religión se diseminó rápidamente.

El traslado del centro religioso para Roma

En el inicio, Babilonia era el centro de las religiones. Si alguien quería conocer algún misterio, debería buscarlo en Babilonia. El Imperio Medo-Persa conquistó Babilonia. Pero, a causa de la expansión de la religión, por una razón que desconocemos, aquel centro religioso pasó a Asia Menor. Los historiadores descubrieron que doscientos años antes de Cristo, aquel centro religioso se cambió para Asia Menor. Por eso, al estudiar el Apocalipsis se ve que en Pérgamo –una de las siete iglesias– está localizado el trono de Satanás. ¿Sabe usted por qué? Porque en la religión de Babilonia había la figura del sumo sacerdote. Eso sucedió aproximadamente cien años antes de Cristo.

Después, por una razón que desconocemos, ese centro de religión se cambió para Roma. Recuerde: la bestia, el Anticristo, tiene siete cabezas. La primera de ellas se refiere al primer emperador, Julio César. Antes de llegar a ser emperador romano, él era el papa de la religión babilónica. Entonces, cuando subió al trono de Roma, él unió el centro político con el religioso. Además de eso, él asumió que era Dios, por eso exigía adoración de todas las personas. En Pérgamo, construyeron una gran estatua, y muchas personas se inclinaban ante ella. Los judíos y los cristianos sufrían con eso porque rehusaban adorar al emperador. Así, la persecución comenzó.

«Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer» (Ap. 17:9). Esa mujer es la gran Babilonia; ella está sentada sobre siete montes, consecuentemente, esos siete montes deben ser la sede de la religión. ¿Qué montes son esos? Todos los eruditos de la Biblia concuerdan que esos montes son las siete colinas de la ciudad de Roma, porque la ciudad de Roma es la ciudad de las siete colinas. Con el centro político sucedió exactamente lo mismo – fue llevado del oriente al occidente. Y, de acuerdo con el capítulo 5 de Zacarías, el centro religioso también volverá al Oriente. Cuando el Señor Jesús retorne, ese centro estará establecido en la ciudad de Irak. Eso es muy importante para entender la imagen de oro construida por Nabucodonosor.

El misterio de Babilonia en todo el mundo

El gran misterio se fue extendiendo hacia distintas regiones. Si estudia todas las religiones del mundo y sus filosofías, le aseguro que todas pueden explicarse por el «misterio-Babilonia» Ese misterio de Babilonia alcanzó Egipto, donde recibió el nombre de Isis. Cuando ese misterio fue para Irán, allá fue llamado de Mitra. Entonces esos dos misterios alcanzaron Roma. Y es exactamente ese el misterio del catolicismo. Si estudia el catolicismo, usted va a descubrir que hay una tremenda influencia de esos dos misterios que originalmente vinieron de Babilonia.

Y no sólo eso: un día ese misterio alcanzó a la India, donde hay un grupo denominado ‘brahmanes’. Cuando esas personas recibieron ese misterio, lo corrompieron con su propia cultura. Entonces surgió una persona muy importante: Buda, quien no se sintió satisfecho con la corrupción de ese misterio, e intentó recuperar el original. Buda no introdujo una nueva fe, sino una restauración de la antigua, porque la antigua fe era el misterio de Babilonia. Así surgió el budismo, el antiguo misterio con un nuevo nombre. Es interesante observar que ese misterio se ha introducido también en la iglesia. Al estudiar la historia de la iglesia institucionalizada, usted encontrará allí un santo llamado Josafat, que no es otro que el mismo Buda. Su historia es la misma de Buda. ¿Cómo Buda consiguió introducirse en la Iglesia? Es por eso que la Biblia dice: «misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra». Ese es el misterio de Babilonia.

El dios y la diosa de los babilonios

Un documental sobre la religión babilónica, presentado en un canal de televisión, mostró a una mujer con un cáliz de oro en la mano, representando exactamente esa religión de los babilonios. Tal vez usted se esté preguntando: Si ésta es una religión, entonces debe tener un objeto de adoración. ¿Cuáles son los objetos de adoración de la religión babilónica? Aquí descubrimos algo interesante.

Al estudiar todas las religiones, se llega a la misma respuesta. Los arqueólogos que han estudiado las ruinas de Babilonia descubrieron que los babilonios tenían un dios y una diosa. Después de muchas investigaciones, ellos descubrieron que el pueblo adoraba a Nimrod y a su esposa. Nimrod fue el fundador del imperio de Babilonia.

En Ezequiel 8:14 encontramos la palabra Tamuz. Ese es el propio Nimrod. El nombre oficial de la diosa es Rhia, que significa la «gran madre de los dioses». El esposo de Rhia es Ninos, que no es otro que Nimrod. Ninos significa hijo. Así podemos ver que ellos adoraban a la madre junto a su hijo, y gradualmente representaron eso artísticamente por medio de figuras. Usted ya está familiarizado con esa imagen, la de una madre santa con un hijo santo. En Babilonia, ellos adoraban esa madre y ese hijo, juntos.

Algunas personas visitaron la India y quedaran muy sorprendidas al encontrar el cuadro de una madre y un hijo siendo adorados. Busque el origen de ese objeto de culto, investigue en todas las religiones y descubrirá que casi todas las religiones adoran a la madre y al hijo juntos, aunque usan distintos nombres. En Egipto la madre se llama Isis, y su hijo, Osiris. En Babilonia, Rhia y Ninos. En la India, Isi e Iswara. En Asia, Cibeles y Deoins. En la Roma pagana, la madre es llamada Fortuna, y el hijo, Júpiter. En Grecia hay dos versiones: Ceres y el bebé; Irene y el niño Plutón. Asimismo en China se encuentran esos objetos de culto y adoración: Kwan Yin y su hijo. Los chinos oran a Kwan Yin cuando desean tener hijos.

El cumplimento histórico y el cumplimento remoto de la profecía

En el capítulo 17 de Apocalipsis, la gran ramera se refiere al sistema religioso mundial de los últimos tiempos. Mire este sistema desde el punto de vista histórico y verá esa gran ramera. Es por eso que Juan quedó perplejo con lo que vio: «Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro» (Ap. 17:6).

La historia negra de la iglesia muestra que ella fue corrompida por Babilonia. Ella tomó prestados los conceptos de otras religiones. Así, dentro de la misma iglesia, se pasó a la adoración de la madre junto al hijo. Algunos cristianos se rehusaran a ese tipo de culto, motivo por el cual la mujer se embriagó con la sangre de los santos, y la sangre de los mártires de Jesús.

Para interpretar el capítulo 17 de Apocalipsis, debemos recordar que la profecía tiene un cumplimento histórico, y también un cumplimento remoto. El cumplimiento histórico ya aconteció en la historia de la iglesia. La ramera está asentada en la ciudad de Roma. Estudiando la historia de la iglesia podemos ver que eso ya se cumplió. Pero esta profecía tiene también un cumplimento remoto. Un día, todas las religiones se unirán en una sola. En esa época, el falso profeta se hará el líder de ese gran movimiento. Esa es la segunda bestia –la que surge de la tierra– descrita en el capítulo 13 de Apocalipsis.

Ahora entendemos mejor aquella imagen de oro. Cronológicamente, hoy estamos viviendo en la parte de los pies. Algunos piensan que, por vivir en países democráticos, no tienen nada que ver con esa imagen. Pero eso no es verdad. Yo nací en una isla pequeña llamada Taiwán (Formosa). Taiwán está muy bien en su economía. Es una sociedad cada vez más democrática. Alguien pudiera pensar que si es una sociedad democrática nada tiene que ver con los ídolos. Pero no es así. Si usted quiere ganar el mundo, intentará subir hasta la cumbre de la sociedad.

Un político en Taiwán necesita pasar por todo el proceso democrático actual si quiere ser elegido. La mayoría de los políticos son ateos, no adoran ídolos. Pero, si quisieren ascender a una posición de relevancia por el voto del pueblo, tienen que ir a los templos y hacer exactamente como hacen los demás. Cuanto más dinero gana aquella isla, más se multiplica la idolatría.

¡Oh!, ¿quiere usted ganar el mundo? Sí, sí, alguien puede darle el mundo: basta con adorarlo. Usted dice: soy de barro, nuestro proceso es todo democrático. No se engañe, no importa si usted es de barro o de hierro, si es demócrata o socialista; tras bamba-linas aquella imagen de oro siempre exige adoración. Y, como recompensa, usted puede tener el mundo. Ese es el capítulo 3 de Daniel. (Continuará).