Entonces la hija del Faraón bajó al Nilo a bañarse”.

Éxodo 2:5.

¿Quién hubiera pensado que de una cosa tan pequeña como que la hija de Faraón fuera a bañarse en el río de Egipto surgiría la liberación de Israel?

La mente de Cristo en nosotros se manifiesta principalmente en las cosas pequeñas. Andar delante de Dios en los asuntos cotidianos de la vida, y que nuestras palabras y acciones sean saboreadas diariamente con el nombre de Jesús, esto es la verdadera santidad.

En las cosas más pequeñas, ¡qué necesidad hay de mirar hacia arriba! No debería escribir una nota sin mirar a Dios, buscando su ayuda; porque puedo escribir suficiente locura en una frase como para causarme inquietud a mí mismo y a los demás durante meses.

Convirtamos cada circunstancia del día en una ocasión de comunicación con Dios. Las cosas pequeñas nos traerán grandes bendiciones.

En los pequeños puntos de obediencia se encuentra la mejor prueba del estado del alma. ¡Qué gracia tan grande necesitamos para no encontrar excusas para nuestras pequeñas faltas! – Y más aún para confesarlas.

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