Los números en la Biblia

Es interesante apreciar en Waldsassen, Bavaria, la extraña arquitectura de una capilla en que el número “3” es representado casi en todas partes. Este edificio posee 3 torres grandes y 3 pequeñas – cada una de las cuales tiene 3 mansardas y 3 ventanas de buhardilla. Ella tiene 3 cruces pequeñas y 3 grandes, 3 tejados, 3 tomas de aire en cada tejado, 3 ventanas y 3 puertas en cada sección del edificio, 3 secciones en cada torre grande y en cada una de las pequeñas.

En el interior se encuentran 3 altares con 3 remates, 3 escaleras y 3 vanos de puerta, 3 luces, 3 arcos transversales, 3 columnas, 3 nichos, 3 ventanas en los 3 vanos y 3 estatuas. El constructor fue Georg Dientzhofer, tercer arquitecto de su familia. La finalización de la estructura exigió 33 meses, 33 semanas y 33 días, costando 33.3333 florines y 33 kreutzer.

Si este esquema numérico parece algo impresionante, cuánto más sería observar las dos grandes galerías de arte de Dios, el Universo y la Biblia. Quedaríamos perdidos de admiración al descubrir la simplicidad, la belleza y la simetría de una especie de esquema matemático en casi todas sus partes.

La Biblia, la Palabra de Dios, es un espécimen magnífico de la Arquitectura Divina y contiene, incluso en su puerta de enfrente – Génesis 1, un interesante esquema de los números 3 y 7. Por ejemplo, en este primer capítulo de la Biblia, leemos 3 veces que “Dios creó”. Él creó los cielos y la tierra (v.1), creó los “animales marinos” (v.21) y creó al hombre (v.27). Leemos tres veces que “Dios hizo”. Él hizo la expansión (v.7), hizo las dos grandes lumbreras (v.16) e hizo los animales (v.25). En tres ocasiones el propio Dios dio nombre a las cosas: día y noche (v.5), cielos (v.8), tierra y mares (v.10). Tres veces Dios separó o dividió: luz y tinieblas (v.4), nubes y océanos (v.7), día y noche (v.18). Dios bendijo 3 veces: a las criaturas marinas (v.22), al hombre (v.28), el séptimo día (cap.2:3). Las obras de los seis días llevan indiscutiblemente el sello del número 3, que en la revelación divina es frecuentemente el símbolo de la Divinidad.

Los seis días se dividen claramente en dos veces 3 días, cuyos miembros corresponden con exactitud el uno al otro. Los tres primeros días contienen las obras de división y los segundos de creación y adorno. Después de haber alcanzado una cierta altura y punto de descanso, mediante 3 impulsos creativos de auto-ascensión, hay una pausa, y al seguir, volviendo al punto de partida, recomienza, como si fuese un nuevo inicio, y otra vez por una triple ascensión llega al auge.

En cuanto al esquema de 7, tenemos los conocidos siete días. Siete veces nos es dicho que Dios “vio”: (1) luz, (2) tierra y mar (3) vida vegetal (4) sol y luna (5) vida marina y aves (6) vida animal (7) todo lo que había hecho. Siete veces viene la respuesta: “Y vio Dios que era bueno”. Siete veces Dios da órdenes a las fuerzas del universo, diciendo: “Haya”.

Haciendo uso del 3 y del 7 para construir dos números primos, tales como 37 y 73, podemos descubrir que el producto de ellos, 37 x 73, es exactamente igual al valor numérico de Génesis 1:1, el versículo más importante sobre el origen del universo. ¿Esto es obra del azar o sucede por un plan elaborado?

En la víspera de Navidad del año 1968, cuando la aeronave Apolo entró en órbita, girando alrededor de la luna, el astronauta Coronel Frank Borman leyó los diez primeros versículos de la Biblia: “en el principio creó Dios los cielos y la tierra…”. Mientras las ondas sonoras de esa voz memorable están todavía probablemente dispersas y viajando por el universo, recordemos que exactamente de la misma forma en que por detrás de este viaje a la luna hubo un Cerebro Electrónico, también por detrás de los versículos de la Biblia así transmitidos había una Mente Matemática.

Extractado de “Os Números na Bíblia”.