Alejado del tumulto
en algún lugar desierto,
sobre un monte muy temprano,
ora Cristo por nosotros.
La oración es su estrategia
contra la impiedad del malo.
Su poder, su fortaleza,
el terreno irreductible
donde, a solas con el Padre,
intercede por nosotros.

En la noche o de mañana
frente a Dios en lo secreto,
una brecha abrió hasta el cielo:
¡ora Cristo por nosotros!

¡Como Cristo, así la iglesia
ora y ruega por los hombres
sin cesar, hasta que Él vuelva!

Por el vil y el vengativo;
por los montes arraigados;
por las furias del altivo;
por la suerte del impío;
por el duro que resiste
recibir de Dios la gracia:
Salvación, justicia, vida.

Alejado del tumulto
ora Cristo por nosotros:
Cierra boca de leones,
quita piedras, rompe escollos,
nos allana la calzada,
sólo quiere que los hombres
se conviertan al Camino
de la vida que, de arriba,
Dios propone a sus criaturas.

¡Alejado del tumulto,
y hasta el día de su reino,
ora Cristo por nosotros!