La marea provocada por Holanda amenaza con inundar al mundo.

Holanda hizo noticia en el pasado mes de junio al convertirse en el primer país del mundo en otorgar a las uniones entre dos personas del mismo sexo la misma categoría de los matrimonios heterosexuales. Su iniciativa, lejos de escandalizar al resto de los países desarrollados, está siendo estudiada atentamente por ellos. ¿Será éste el comienzo de una onda de liberalización expansiva?

Para muchos puede ser una sorpresa que Holanda haya tomado la iniciativa, pero no es así para los que conocen más de cerca a este pequeño país europeo.

En Holanda se habían legalizado con anterioridad la marihuana (en los ’70), la prostitución, y recientemente, la eutanasia. Muchos holandeses se sienten orgullosos de formar parte de un país así, donde la tolerancia y la permisividad (la ‘gedogen’ holandesa) tiene rango de ley.

Ron Gerring, un holandés típico, representa a muchos de sus compatriotas, cuando exclama con una mezcla de sorna y complacencia, mientras bebe su cerveza: «Esto es el verdadero hedonismo. Creo que es casi libertinaje.» 1

Holanda cuenta entre sus legisladores a reconocidos homosexuales, como Jan-Wolter Wabeke, considerado «uno de los arquitectos de esta legislación» y Henk Krol (editor de la revista «Gay Krant», «Noticias Gay»).

¿Qué ocurre en el resto del mundo?

Si bien es cierto, Holanda es el país que ha ido más lejos en este respecto, en muchos otros hay claros signos que muestran un avance en el mismo sentido. En España, Alemania, Francia, Suecia, Dinamarca y Noruega, las parejas homosexuales tienen los mismos derechos que el matrimonio tradicional, incluyendo la educación y la adopción de menores. Desde 1996, en Dinamarca y Noruega se han estado legalizando parejas de homosexuales, al igual que en Vermont (Estados Unidos). En Estados Unidos son cada vez más las parejas de homosexuales que crían hijos concebidos en laboratorios.

Hace poco fue aprobada en Inglaterra una ley que rebajó a 16 años la edad para dar el consentimiento a relaciones tanto hetero como homosexuales. En países como Argentina y Brasil se ha legislado para prohibir la discriminación hacia los homosexuales en los colegios. En Israel se acepta la presencia de homosexuales dentro del escalafón militar. En Canadá, la Armada de ese país financió hace poco el cambio de sexo de un sargento. Líneas aéreas como American Airlines han reglamentado la no discriminación en materia de sexo, y otras como KLM destinan fondos al apoyo de organizaciones homosexuales. 2

Para el 28 de junio de cada año -«Día del orgullo gay»- los desfiles de homosexuales son un espectáculo público admirado y aplaudido por millares de espectadores en ciudades como París, Madrid, Colonia, Sidney, Nueva York, San Francisco y Sao Paulo.

A la luz de los últimos acontecimientos de Holanda, el periodista norteamericano Russell Watson, de la revista Newsweek, escribió: «Los estadounidenses nos estamos pareciendo cada vez más a los holandeses, somos una sociedad de cambio rápido, que rompe viejas estructuras y prueba nuevas formas de vida», y a continuación cita algunos resultados arrojados por el último censo realizado en su país el año 2000, en que se muestra que menos del 25 % de todos los hogares norteamericanos consisten en parejas casadas que crían hijos; es decir, en hogares normales.

Como se ve, no se trata sólo de Holanda.

¿Un gen gay? La ciencia habla

El homosexualismo ha recibido un apoyo decidido en los últimos tiempos, desde la publicación del estudio Kinsey, en 1947, en que se dijo por primera vez, con presunción de verdad científica, que la sexualidad humana no es homogénea, sino que presenta una variedad de conductas que van de la hetero-sexualidad a la homosexualidad. Desde entonces mucho se ha escrito y dicho para legitimar tal axioma.

En la actualidad, dos son las teorías científicas que pretenden dar cuenta de las causas de la homosexualidad. La más aceptada por el mundo gay es la llamada organicista, que afirma que la homosexualidad tiene una causa hereditaria. Según investigaciones realizadas, habría varios genes asociados al cromosoma X del homosexual varón, que contribuirían a tal comportamiento. 3

Sin embargo, otras investigaciones demuestran lo contrario. Recientemente un grupo de genetistas canadienses de la Universidad Western Ontario han declarado a la revista Science (Ciencia) que, después de estudiar a 52 parejas de hermanos homosexuales, han llegado a la conclusión de que la homosexualidad masculina no obedece a causas genéticas y que, por tanto, el gen gay no existe.4

Según la otra teoría -la psicosocial-, la homosexualidad depende fundamentalmente de la educación y del medio ambiente y se define como una alteración del desarrollo psíquico sexual ocurrida a causa de los modelos de conducta observados.

Diversos autores coinciden en señalar que el influjo de madres dominantes y protectoras junto a padres sumisos, tímidos, pero hostiles, pueden desencadenar tendencias homosexuales en los hijos varones.

Las Sagradas Escrituras hablan

Las Sagradas Escrituras ofrecen una explicación muy distinta a este problema. El testimonio de Dios en la epístola de Pablo a los Romanos responsabiliza enteramente al hombre de todas sus conductas depravadas. En el pasaje de 1:18-32 se enuncian tres causas:

a) Que los hombres, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias.  b) Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando a las criaturas antes que al Creador, y  c) No aprobaron tener en cuenta a Dios.

¿Qué es esto sino volverle las espaldas a Dios, ignorarle y menospreciarle? La humanidad actual es una humanidad que se ha olvidado de Dios, por tanto, está cosechando todo el fruto de su extravío. Por otro lado, ¿cómo podría Dios, siendo la justicia suma, condenar a un hombre sin que éste sea culpable?

Por eso el juicio de Dios a Sodoma y Gomorra fue tan severo. En Génesis 18:20-21 Dios dice, refiriéndose a estas dos ciudades: «El pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no lo sabré…». Cuando más tarde los sodomitas quisieron violar a los ángeles que Dios había enviado para rescatar a Lot, quedó demostrado suficientemente la gravedad del asunto: «Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos, y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades…» (Génesis 19:24-25). 5

Más adelante, en el contexto de la ley de Moisés, se reafirma este juicio: «Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre» (Levítico 20:13). La santidad de Dios demandaba a Israel un juicio lapidario, para extirpar de raíz un mal que aquejaba severamente a las naciones vecinas.

Las compuertas se están abriendo

Un conocido siervo de Dios ha dicho: «Hay solamente dos fuerzas que contienen a los homosexuales de entregarse completamente a su pecado. Estos dos frenos son: el rechazo de que son objeto por parte de la sociedad, y el repudio de las enseñanzas de la iglesia. Cuando la sociedad ya no rechace su pecado como algo anormal y los acepte plenamente y los estimule en su anormalidad, y cuando la iglesia ya no predique contra él como pecado y los conforte en sus actividades sexuales, ya no existirá ninguna fuerza de impedimento para ellos. Las compuertas estarán abiertas, y se estimulará a los homosexuales a que continúen en su pecado… Cuando se llegue a eliminar aquello que se opone, seguirá el caos.» 6

Actualmente, estas dos fuerzas están cediendo. La sociedad los está aceptando, y la iglesia institucionalizada está dejando de juzgar la homosexualidad como un pecado. Algunos sectores (entre ellos, tres de las más antiguas denominaciones protestantes) están considerando seriamente la posibilidad de admitir ministros homosexuales y lesbianas, y de hecho hay quienes ya están bendiciendo la unión de parejas de un mismo sexo.

No hace mucho se nombró Presidenta del Concilio de Iglesias de California (Estados Unidos) a una mujer declaradamente lesbiana.7 Según informó el «Chicago Tribune» (Estados Unidos), el 7 de diciembre pasado, un ministro fue suspendido de su cargo por sus ceremonias de unión de parejas ‘gay’. Su denominación le prohibió hacerlas, pero él se las ha arreglado para seguir en ello bajo otra figura.8

Recientemente, el más importante líder de una denominación evangélica de Australia ha generado una gran polémica al apoyar la proposición de uno de sus obispos en orden a bendecir las «uniones homosexuales estables… mirando la calidad espiritual de la amistad, sin entrar en cuestiones de relaciones sexuales.» 9

El fin de un día

La otra compuerta ya se abrió en Holanda, legitimando una relación bajo un nombre sagrado: matrimonio. El modelo del matrimonio bíblico, tan santo y noble, símbolo de la unión pura de Cristo y la iglesia, está siendo pisoteado. Las fuerzas del mal parecen estar señoreando en el mundo. Verdaderamente, «el mundo entero está bajo el maligno.» (1ª Juan 5:19). Si hasta ahora esta palabra parecía una exageración, o una verdad controvertible, ahora está quedando muy claro que no es así. No hay falsedad en las Escrituras. Este es el tiempo de las tinieblas; pero no durará mucho más.

Ya clarea el albor de un nuevo día. El día cuando Cristo descenderá del Cielo con poder y gran gloria y los obradores de maldad recibirán el pago que merecen sus obras.

¿Hay esperanza para ellos en Dios?

Pero estos son todavía días de misericordia. En los días del apóstol Pablo existía una fuerte actividad homosexual. La cultura grecorromana fue absolutamente consentidora de las prácticas sodomitas. Entre los cristianos de la iglesia primitiva había, seguramente, muchos que habían sido homosexuales en otro tiempo, por eso, Pablo decía a los cristianos de Corinto: «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.» (1ª Corintios 6:9-11).

Dios les había libertado de ese yugo de esclavitud. ¿Qué diremos nosotros hoy? ¿No es acaso el Dios de Pablo el mismo Dios nuestro? Dios es misericordioso para perdonar a todo aquel que reconoce su pecado, y poderoso para libertarlo. ¿Podrá hacerlo con un gay? ¡Dios es todopoderoso!

1 Revista Newsweek en español (6/6/2001), p.21.
2 Revista del Sábado de «El Mercurio», Stgo. De Chile, 29/04/2000, p. 69.
3 R. Pool en: «Dean Hamer: del gen gay al gen de la alegría» en la revista Mundo Científico N° 194, de 1998.
4 Tomado de Bioética cristiana, de Antonio Cruz, CLIE, p.112.
5 Es absurda la interpretación de algunos «ministros» gays, según la cual, el juicio sobre Sodoma vino por la falta de hospitalidad de los sodomitas hacia los extranjeros (xenofobia).
6 David Wilkerson: La visión, Vida, 1975, p.57.
7 Fuente: www.eni.ch.
8 Fuente:www.zenit.org
9 Fuente: ICPRESS, 28/05/2001, tomado de la Web Cristiana.