Primoroso tejido del cielo:
es la Iglesia el tramado de Dios,
donde está revelado el misterio
de los santos que moran en luz.

Es preciosa la Iglesia lavada
por la sangre que Cristo vertió,
y quitó las arrugas y manchas,
ofreciéndola pura ante Dios!

¡Oh, besad al Señor Jesucristo
que con hilo de oro tejió
a tu alma y la mía en su Cuerpo,
y las lleva ante el trono de Dios!