Un hallazgo de la arqueología que confirma la veracidad de las Sagradas Escrituras.

En el Antiguo Testamento, en el capítulo 6 de Josué, tenemos la historia de los israelitas tomando la ciudad de Jericó cuando ellos entraron a la Tierra prometida después de andar deambulando por el desierto durante 40 años. Según cuenta la Biblia, después de que los israelitas marcharon alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días, el séptimo día ellos marcharon alrededor de la ciudad siete veces. En la séptima vuelta, los sacerdotes soplaron las trompetas, las personas gritaron y las paredes se cayeron totalmente.

La primera gran excavación del sitio de Jericó, localizada en el valle del sur de Jordania, en Israel, fue llevada a cabo por un equipo alemán entre 1907 y 1909. Ellos encontraron ladrillos de barro amontonados en la base del montículo de tierra en la cual la ciudad se construyó.

Pero no fue hasta que la arqueóloga británica Kathleen Kenyon excavó nuevamente el sitio con métodos modernos en los años cincuenta, que se entendió lo que éstos montones de ladrillos eran. ¡Ella determinó que ellos eran parte de la pared de la ciudad que se había derrumbado cuando la ciudad fue destruida!

La historia en la Biblia sigue para decir que cuando las paredes se derrumbaron, los israelitas atacaron la ciudad y le prendieron fuego. Los arqueólogos encontraron evidencia de una gran destrucción por fuego exactamente como la Biblia menciona. Kenyon escribió en su informe de la excavación: «La destrucción fue completa. Las paredes y pisos estaban teñidos de negro o se enrojecieron por el fuego y cada cuarto estaba lleno de ladrillos caídos, maderas, y utensilios de casa; en la mayoría de los cuartos las ruinas caídas estaban completamente quemadas».

¿Qué ocasionó que las sólidas paredes de Jericó se derrumbasen? La explicación más lógica es un terremoto. Pero la naturaleza de aquel terremoto fue inusual. Golpeó de semejante manera que permitió que una porción de la pared de la ciudad en el lado norte del sitio permaneciera en pie, mientras que en todas las otras partes la pared se cayó.

La casa de Rahab se localizó evidentemente en el lado norte de la ciudad. Ella era la ramera de Canaán que escondió a los espías israelitas que habían venido a investigar la ciudad. La Biblia dice que su casa estaba construida contra la pared de la ciudad. Antes de retornar al campamento israelita, los espías le dijeron a Rahab que trajera a su familia a su casa y que ellos se salvarían. Según la Biblia, la casa de Rahab fue salvada milagrosamente mientras que el resto de la pared de la ciudad se cayó. Esto es exactamente lo que los arqueólogos encontraron. La pared del lado norte de la ciudad se mantiene conservada con casas construidas contra la pared misma.

El tiempo del terremoto y la manera en que tumbó selectivamente la pared de la ciudad hace pensar en alguna otra cosa que un desastre natural. Una Fuerza Divina fue puesta en marcha. En el Nuevo Testamento nosotros leemos: «Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz» (Hebreos 11:30-31)

Bryant Wood.
Traducción: Juan Carlos Telchi
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