¿Quién será ese hombre
que está sentado junto al pozo?
Su rostro está cansado;
su piel, curtida por los soles y vientos;
sus ropas y sus pies
están cubiertos de polvo.
Me acercaré a él,
porque, a pesar de su aspecto,
no me inspira temor.

Sus ojos brillan como estrellas;
me habla,
y de su boca salen palabras eternas.

Me ofrece beber
sus saludables aguas…

¡He bebido de sus aguas!
¡Mi sed se ha saciado!

¡Cristo es este pozo, este río,
este torrente!

Corre, riega, inunda, desborda,
limpia, sana, sacia.

Luisa Leiva