Las cosmovisiones del siglo XXI y la destrucción de los fundamentos cristianos.

El evangelio darwiniano y los nuevos mandamientos

A pesar de todo el peso de la evidencia científica actual, que cuestiona definitivamente la propuesta evolutiva para el origen de la vida y la formación de los distintos Phyla y Clases de especies, igualmente se instauró una potente cosmovisión materialista y naturalista en las mentes de la mayor parte de académicos y profesores, de tal modo que se introducen nuevos mandamientos para el ser humano desde estas cosmovisiones:

1° Solo es verdad lo que la ciencia determina. 2° No buscarás nada más allá de lo material, porque no existe. 3° Solo adorarás a la sabia madre Naturaleza. 4° Las cosas solo son como son, no existe lo malo ni lo bueno. Los demás mandamientos se explican simplemente por relaciones matemáticas, dado que todo se reduce a materia.

Estos son los nuevos mandamientos, teniendo como base a la propuesta evolutiva. ¿Qué cosa cambió? La cosmovisión. Ya no hay un Creador; simplemente, todas las cosas surgen al azar. No se trata de nuevas y mayores evidencias científicas a favor del Materialismo; lo cierto que es más bien todo lo contrario. Sin embargo, las personas ligadas a la academia escogen la cosmovisión que excluya al Creador. Y luego viene toda una transformación enorme en el ámbito educativo. «Si vienes a rezar a la escuela, iremos a pensar a tu iglesia», señalaba una pancarta en una protesta callejera.

Sin embargo, desde la misma ciencia, se afirma que el darwinismo no es ciencia, sino una ideología basada en dogmas de fe 4. ¿Puede haber dogmas en ciencia? Por cierto que no. Por principio, la ciencia no debiese ser dogmática, porque sus hipótesis y teorías están bajo constante escrutinio. Siempre está la opción que surja una nueva teoría que eche por tierra la anterior.

Pero no es esto lo que vemos en los fundamentos científicos hoy. Ciertas prácticas en ciencia son definitivamente ortodoxas, rayando en lo dogmático, a pesar de las múltiples evidencias en contra de determinadas teorías, como el evolucionismo clásico.

Un biólogo molecular norteamericano (Gregory Petsko), ha cuestionado fuertemente los dogmas del evolucionismo clásico 5. En sus investigaciones ha encontrado que tanto las células llamadas procariotas como las eucariotas son altamente complejas, solo que distintas, y no entiende por qué a unas las llaman más primitivas (procariotas).

Petsko dice en su artículo: «Ya quisieran los evolucionistas clásicos que se considerara a las procariotas como una simple bolsa con algo de ADN adentro, mientras que las células eucariotas son el paradigma de la complejidad, con organoides, núcleo, etc. […] Sin embargo, mientras más estudio las células procariotas, más me doy cuenta de lo complejas que son».

Y agrega: «Pero estos conceptos no se cambian y se mantienen como un dogma, porque de lo contrario la teoría evolutiva no resulta».

«La vida surge muy fácil en el universo» (Sagan)

Otro ejemplo de cosmovisión errada

Cuando se habla de búsqueda de inteligencia extraterrestre, se ha de tener cuidado porque existe un océano de especulación. Entonces, se ha de buscar resultados a partir del proyecto más importante y serio del mundo en este tema, y este es el proyecto SETI de la NASA.

Carl Sagan, en los años ’60, era uno de los responsables del proyecto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence) en EE. UU. Al iniciar el proyecto, Sagan decía que debía haber vida en muchos planetas alrededor del sistema solar. Él colaboró en la difusión de la serie Cosmos (1980), que convenció a millones de personas que la vida surge fácilmente en el universo, y que, aquí en la Tierra, también habría surgido por evolución.

Pero, más de medio siglo después, con toneladas de información científica desarrollada por este proyecto, su actual director, Paul Davies, uno de los físicos teóricos más importantes del mundo, dice: «Muy probablemente estamos solos en el universo. Al menos en una distancia de cien años luz de la tierra, no hay planetas con condiciones para la vida»1.

Cuando Davies dice que no habría vida en al menos cien años luz de distancia de la Tierra, prácticamente es decir en todo el universo, teniendo en cuenta que el sol está más o menos a unos 8 minutos luz de la Tierra, y ya es una distancia sideral.

Esta actual conclusión de Davies es radicalmente opuesta a la de Sagan, hecha al comienzo del proyecto SETI, en el sentido que, en el universo entero, no hay opción de vida. Por lo tanto, la vida es un milagro, como bien dijo el propio Crick, descubridor del ADN. No surge en todas partes. Durante muchas décadas, el proyecto SETI dirigió centenares de radares hacia las Pléyades, a las galaxias. Se enviaron mensajes, canciones, códigos matemáticos, etc., pero nunca hubo respuesta de ningún tipo. Por eso, Davies tituló su libro «Un silencio inquietante».

Es interesante analizar que Paul Davies es agnóstico, pero dice lo siguiente en otro de sus libros (La Mente de Dios) 6: «Yo no puedo creer que la perfección del universo –con más de 200 constantes precisas que hablan de la sintonía fina– sea producto de un acto brutal». Como físico teórico entiende que la precisión matemática en el universo es tan enorme y en tantos procesos y escalas, que no puede haber sido producto del azar. Pero esta maravilla de precisión ya lo había anunciado uno de los salmos, miles de años antes: «Los cielos cuentan la gloria de Dios y el universo –la expansión– anuncia la obra de sus manos» (Sal. 19:1).

Consecuencias de la cosmovisión evolucionista

Crisis de fe, sincretismo, agnosticismo, ateísmo

A pesar del enorme cúmulo de evidencias científicas que apuntan hacia un Creador del Universo y de la vida, (algunas de ellas ya revisadas en los párrafos previos), la cosmovisión evolucionista logra imponerse en un porcentaje importante de estudiantes cristianos, de manera que algunos de ellos optan por el sincretismo.

El sincretismo es la mezcla del evangelio con filosofías humanas. Tal como ocurrió al final del primer siglo, hoy día, lamentablemente, la iglesia está mezclando el evangelio con doctrinas erróneas y también con el evolucionismo, y acá surgen los cristianos «teístas evolutivos». Pero no hay evidencia científica para la macroevolución ni para afirmar que el ser humano descienda de simios.

Si usted no puede creer por fe que la vida del ser humano en la Tierra se debe a una acción divina, la revista Science, la más importante del mundo, ha publicado en 2013 y en 2015 que los denominados ancestros del ser humano no son tales 7, 8. La propia ciencia señala hoy que el ser humano no tiene ancestros, sino que es una criatura distinta, aparte de las demás especies, aunque comparte algunos aspectos de su biología, debido a un diseño similar. Y en esto, la ciencia no hace más que corroborar a los escritos bíblicos acerca del origen único del hombre.

Pero no solo las personas se desvían de la fe, sino también algunas iglesias. Una congregación evangélica norteamericana declara: «La iglesia se opone a introducir teorías como el Creacionismo o el Diseño Inteligente en sus sistemas de enseñanza». Es decir, se debiesen borrar de un plumazo varios libros y capítulos de la Biblia, tales como Génesis, Hebreos, el primer capítulo del evangelio de Juan y muchos otros pasajes de las Escrituras. ¿Creacionismo? No. ¿Diseño Inteligente? Por ningún motivo. Es la cosmovisión de los teístas evolutivos, seguidores de una teología liberal que acepta la inclusión de doctrinas y filosofías erróneas en el evangelio.

En otra declaración de esta iglesia, se agrega: «Es tiempo para que la gente de fe acepte la evolución». ¿Pero por qué tengo que creer en la evolución, si la propia ciencia señala que está teoría está viviendo la peor crisis de su historia? Entonces la pregunta que aquí cabe es: ¿Qué doctrina cristiana se enseña en esas iglesias?

Abandono de la fe en el primer año de universidad

¿Cuáles son los resultados de estas cosmovisiones anticristianas, incluido el sincretismo? Estados Unidos tiene estadísticas terribles al respecto. Un estudio realizado en 2006 señala que el 61% de los jóvenes cristianos miembros de alguna iglesia, abandonan su fe en el primer año de ingreso a la universidad 9. Otros estudios concluyen que hasta un 75% de estudiantes hacen abandono de la fe, considerando enseñanza secundaria y universidad 10.

En Chile, la única información estadística que tenemos es un estudio que hizo la Universidad Católica de Chile 11, publicado en 2013, en base a varios censos, el cual muestra cierta similitud con los datos de Norteamérica. El artículo presenta las principales tendencias del cambio religioso que está atravesando el país en las últimas décadas. Se detecta un declive importante del catolicismo y un progreso moderado del pentecostalismo. Señala que las personas que declaran «ninguna religión» en las encuestas, son los que más han aumentado en Chile entre 1970 y 2012, que es la muestra cronológica del estudio. El mayor ascenso de la secularización de los que responden «ninguna religión» se da entre jóvenes de 18 y 30 años. (En Chile se ingresa a la universidad a los 18 años).

Es claro que el cientificismo y la secularización son ideologías que cambian la cosmovisión de los estudiantes cristianos que entran a la universidad. Algunos pasan al sincretismo, pero la mayoría de ellos hace abandono de su fe. La curva es ascendente y es mucho más pronunciada en los jóvenes que en los adultos. Este último grupo es el que más está sufriendo estas consecuencias en Chile y en el mundo. Por eso es importante el trabajo de apologética.

En un estudio realizado en universidades de Estados Unidos 12, se entrevistó a un número alto de jóvenes cristianos, y la pregunta que se les hacía era si habían mantenido o no su fe luego de algún tiempo dentro de la universidad, y si creían o no en la evolución. Algunos respondían: «Sí, me mantuve en la fe; y para mí la evolución no es real». Otros decían: «Yo abandoné la fe, y la evolución es un hecho científico probado».

¿Qué diferencia había entre estos dos grupos de estudiantes? En los que dijeron que creían en la evolución y que ya no tenían fe, nunca tuvieron oportunidades donde se les entregara herramientas apologéticas para defenderse de las cosmovisiones seculares. Carecían de elementos científicos objetivos para defender su fe.

Los estudiantes que respondieron en favor de la creación, sí habían tenido información, y sabían que la evolución es una metanarrativa, una ideología – no es ciencia. Pero también los estudiantes buscan, en ocasiones, un camino intermedio y abrazan la evolución teísta, haciendo una mezcla entre el libro de Darwin y la Biblia. Una visión camaleónica.

Algunas preguntas para el evolucionismo teísta

  1. Si el hombre ha evolucionado hacia la perfección, ¿cómo entender su constante decadencia? Se supone que viene en ascenso, desde el caos hacia lo perfecto. Pero es más bien al revés: cada vez hay mayor decaimiento; hay una degradación genética acumulada a lo largo de los años, una pérdida de variabilidad y una tasa de mutación mucho más alta ahora que hace siglos atrás. Se viene perdiendo riqueza biológica, pero también hay pérdida en lo moral, en lo social, etc. El modelo evolutivo teísta no coincide con los datos duros.
  2. Si Adán y Eva no existieron, como dicen los teístas evolutivos, ¿dónde queda la enseñanza bíblica acerca de la caída del hombre? Porque en el fondo, la caída se produce por la desobediencia de nuestros primeros padres; pero si el ser humano desciende evolutivamente de simios, no hay caída. Estas son situaciones fundamentales del evangelio que están allí en cuestionamiento.
  3. Si todos los seres vivos descienden unos de otros, como sostiene el evolucionismo, ¿cómo se entiende la repetida frase del Génesis que dice que Dios los hizo según su género o según su tipo? Esto es muy relevante, porque la frase «según su tipo» nos habla de un plan genético específico para cada «tipo» (totalmente corroborado por la ciencia para las categorías taxonómicas superiores), generándose después variaciones solo dentro del tipo, como todas las variedades de caninos por ejemplo, o de felinos, pero no pueden gene-rarse formas de animales fuera del tipo, porque los genes reguladores no lo permiten.

(Lamentablemente existe una Biblia moderna que ha actualizado el lenguaje y, al querer hacerlo más sencillo, ha dejado fuera algunos aspectos fundamentales. Uno de ellos es precisamente la expresión «según su género». Ahí, el teísmo evolutivo cabe perfectamente. ¡Se ha de tener cuidado con esa Biblia!).

  1. Si la Madre Naturaleza es la que tiene el rol protagónico, ¿debemos cambiar el foco de nuestra adoración y rendir culto a la sabia Madre Naturaleza? Esto nos recuerda lo que dice el Señor en Isaías 42:8 – que a otro, Él no dará su gloria.

Cristo, la Verdad Total

¿Cuál ha de ser la cosmovisión de un cristiano en un mundo académico cientificista? Que Cristo es la verdad total, no solo una parte. No se trata, por tanto, de practicar esa típica religiosidad dentro de la iglesia, o de una verdad parcial encerrada entre las paredes de la iglesia.

La cosmovisión cristiana debe considerar el evangelio redentor y salvador de Cristo; pero, junto con ello, reconocerlo como el Autor del universo y de las leyes del universo. Por tanto, el creyente estudiante debe tener claro que la ciencia no dogmática, no atea, debe necesariamente descubrirlo en sus investigaciones científicas –ya sea en el área de la física, la química, la biología, etc.– que Dios es el Autor de todo lo creado y de sus leyes. Así lo dicen Génesis, Isaías, Juan, Hebreos, entre otros libros de la Biblia, y lo afirman científicos de la talla de Copérnico, Galileo, Newton, Linneus, Mendel, Planck y Einstein, entre muchos otros.

Cristo es el Autor de la Tierra, de todo lo extraordinario que existe en ella, y de nosotros, porque el ser humano como especie es único; no tiene ancestros simios, ni nada parecido, como lo ha publicado la más prestigiosa revista científica del mundo en 2013 y 2015 (Science) 7, 8.

Cristo, antes que fuese el Redentor y Salvador, fue el Creador. Es entonces una Verdad total. Así lo plantea de manera brillante una filósofa cristiana en USA,  Nancy Pearcey, discípula del gran apologeta Francis Schaeffer, en su libro La Verdad Total 13.

Pearcey dice que la verdad total «libera al cristianismo de su cautiverio cultural». Ella habla de que es necesario sacar a la iglesia de la cárcel en que la ha puesto el secularismo, y defender la Verdad total, no la verdad parcial. Cristo es el Creador, y también es el Señor, el Salvador y el Redentor. Todas las verdades en una sola. Dios Creador es la explicación más completa y final de la naturaleza divina.

Moisés sabía más del Universo que Aristóteles y Einstein

La primera frase de la Biblia, «En el principio creó Dios…», no la reemplazan ni cien tratados de astronomía. Un solo ejemplo: desde Aristóteles hasta Einstein, los científicos y filósofos pensaban que el universo era estático, que no había cambios; que siempre estuvo allí. Hasta finales de la segunda década del siglo XX, todavía no se sabía que el universo se estaba expandiendo.

Esta concepción del universo estático llevó a Einstein a cometer un error. Sus complejas ecuaciones de la Teoría de la Relatividad le indicaban que el universo se expandía. Entonces él alteró sus ecuaciones, para poder construir un modelo estático del universo, para que coincidiese con la visión que se tenía por cerca de 2.500 años, y les añadió un término que le llamó la constante cosmológica.

Sin embargo, al poner en reversa estas ecuaciones, se llega a la conclusión que el universo tuvo un inicio, donde surgen la materia, la energía, el espacio y el tiempo. ¿Y antes de todo eso? Nada de nada, y por tanto la Causa que genera todo (el Creador) está fuera del espacio, del tiempo, de la materia y de la energía. Einstein hubo de reconocer su error, lo cual no le quita mérito a su gran genialidad como científico; simplemente a él también le traicionó su cosmovisión del universo estático.

Entonces Moisés sabía más que Aristóteles y más que Albert Einstein, Premio Nobel de Física. Sabía que hubo un inicio de todo, cuando escribe «En el principio». Eso es la Verdad total, no encerrada en cuatro paredes. Lo que queramos saber del universo, de la vida, de la naturaleza, la Biblia ya nos lo había enseñado. Por tanto, Adán y Eva fueron personas reales, no mitológicas; su caída y redención a través del sacrificio de Cristo es una Verdad concreta. Dios Salvador, el único Camino, la única Verdad, la única Vida, en Cristo.

Terminamos con Newton, uno de los grandes científicos de la Historia, tal vez el físico-matemático que dejó el legado más valioso a la humanidad. Él extendió las leyes terrestres de la mecánica a todo el universo, lo que implicaba que la naturaleza está regida por leyes universales. Newton tuvo muy claro lo que venimos diciendo acerca de la Verdad total.

Newton decía: «El ateísmo no tiene sentido, y es odioso para la humanidad. Yo tengo una fe fundamental en la Biblia como la Palabra de Dios, escrita por hombres que fueron inspirados. Estudio la Biblia diariamente […] Todos mis descubrimientos han sido en respuesta a mis oraciones».

¡Qué profunda y hermosa cosmovisión la suya! ¿Cómo llegó a tenerla? Reconociendo la Verdad Total, no la verdad parcial dentro de cuatro paredes, en una iglesia, que es lo que propone el mundo. El secularismo nos quiere hacer creer que esa verdad debe encerrarse. Pero no es así. Cristo es la Verdad total, desde el inicio del universo y su creación, hasta los propios seres vivos.

Terminamos con una porción del Salmo 104, citado por Linneus en la portada de su libro Sistema Natural: «Por tanto Señor, digno eres de recibir gloria, honra y poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu parecer existen y fueron creadas» (104:24).

Bibliografía

  1. Davies P. 2010. Un silencio Inquietante. Editorial Planeta. 328 páginas.
  2. Sukhendu B. 2015. Unsolved problems in biology – The state of current thinking. Progress in Biophysics and Molecular Biology. 117. Pág. 232, 239.
  3. Denton M. 2016. Evolution: Still a Theory in Crisis. Discovery Institute Press. Pág. 358.
  4. Depew D. & B. Weber. 2011. The Fate of Darwinism: Evolution after the Modern Synthesis. Biological Theory, 6:89–102.
  5. Petsko G. 2010. Shadows on the wall. Genome Biology, 11:136.
  6. Davies P. 1993. La mente de Dios. Serie Mc Graw Hill. Pág. 256.
  7. Gibbons A. 2013. Stunning Skull Gives a Fresh Portrait of Early Humans. Science, Vol. 342, Issue 6156, pp. 297-298
  8. Schwartz J. and I. Tattersall. 2015. Defining the genus Homo. Vol. 349 Issue 6251.
  9. Barna Research. 2006. www.barna.org
  10. Valenzuela E., M. Bargsted y N. Somma. ¿En qué creen los chilenos? Naturaleza y alcance del cambio religioso en Chile. Instituto de Sociología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Año 8 / No 59. 20 páginas.
  11. Ham K., B. Beemer & T. Hillard. 2009. Already gone. 190 pág. Printed by Master Books.
  12. Students explain why they left or remained in church. http://creation.com/fallout
  13. Pearcey N. 2014. Verdad total. Edit. Jucum. 576 pág.