La ciencia ha encontrado que nada desaparece sin dejar rastro. La naturaleza no conoce la extinción. Todo lo que conoce es la transformación. Pues bien, si Dios aplica este principio fundamental a las partes más insignificantes del universo, ¿no es lógico suponer que también lo aplica a la corona de la creación, que es el alma humana? Creo que tiene sentido que lo haga. Todo lo que la ciencia me ha enseñado -y continúa enseñando- fortalece mi creencia en la continuación espiritual después de la muerte. Nada desaparece sin dejar rastro.

Werner von Braun, científico.

La ortodoxia o correcta opinión es, después de todo, parte muy endeble de la religión. Si bien es cierto que nadie puede tener buen carácter sin tener buenas opiniones, es posible tener buenas opiniones sin tener buen carácter. Se pueden tener excelentes opiniones acerca de Dios sin que ello signifique que se lo ama o se desee servirle. Satanás es una prueba de ello.

Juan Wesley

Parece claro que es posible tener un «nuevo corazón», y una nueva vida, sin una mente totalmente renovada. Es claro por los hechos de la vida y la condición presente de la Iglesia de Cristo. La mente del cristiano puede estar llena de toda clase de cosas, inyectadas allí por el dios de este mundo, y estas ideas, «puntos de vista», «teorías», son las causas de la división, porque si la mente de cada cristiano fuera renovada, parece lógico decir que todos los creyentes serían de un mismo sentir, por tener la mente de Cristo.

Jessie Penn-Lewis, en La Cruz, Piedra de Toque de la Fe.

El verdadero gobierno de Dios se apoya no en un hombre, sino en el contrito corazón de un hombre. No hay fórmula ni método para el gobierno de Dios; sólo hay un hombre con un corazón contrito.

Gene Edwards, en Perfil de Tres Monarcas.

Nunca he tenido en toda mi vida tan claro entendimiento de la Palabra de Dios como ahora; de manera que he dicho a menudo que si fuera lícito pediría más desgracias, para tener el mayor consuelo.

Juan Bunyan, Desde la Cárcel.

El ciervo herido se aleja de otros para morir. El pesar evita la compañía. Suplica al Varón de Dolores que te dirija adonde se esconden los tristes. Él conoce los escondrijos desde donde le han clamado. Ha estado allí antes que tú. Y cuando llegues adonde están, haz por ellos lo que el Buen Samaritano hizo por ti.

F.B. Meyer, en Cristo en Isaías.