Dios a veces nos conduce por lo que pareciera ser un desvío en nuestra peregrinación espiritual. Más tarde, sin embargo, miramos hacia atrás y nos damos cuenta de que lo que parecía entonces ser un desvío era en realidad la parte más importante del viaje.

Page H. Kelley, en «Éxodo: Llamados a una misión redentora».

No hay desesperación más grande que la que llega durante los primeros instantes de nuestro primer y gran dolor, cuando aún no hemos experimentado lo que es sufrir y ser sanados, haber desesperado y haber recuperado la esperanza.

George Elliot, citado por Christianity Today.

No me cabe duda de que al ofrecerte la cruz, Dios te trata como a uno de Sus amigos. La senda de Dios lleva a cabo sus propósitos más rápido de lo que te puedas imaginar. Dios es capaz de buscar y destruir las raíces del amor propio. Tú, por cuenta y riesgo, jamás podrías encontrar esas raíces ocultas. Dios puede ver toda la senda de amor propio dentro de tu corazón. Deja que ataque al amor propio en su punto más débil.

Fénelon

Por medio de la oración uno puede predicar por medio de cualquier evangelista, emitir un mensaje radiofónico en el país que sea, escribir un libro o un himno cristiano, o trabajar lado a lado con cualquier misionero o colega nacional en la obra. Al orar se convierte en compañero de todos ellos: usted no está limitado por el tiempo, la distancia o el espacio. Pida a Dios que lo guíe al ministerio y a aquella o aquellas personas que Él quiere que apoye en oración.

Wesley L. Duewel, en «Cambie el mundo a través de la oración».

La razón por qué los pecadores no quieren lo que tienen algunos cristianos, es porque no ven en ellos nada atractivo. La aspereza jamás ha ganado nada. Se pueden cazar muchas más moscas con una cucharada de azúcar que con un barril lleno de vinagre. Mostrad a la gente el menú de Dios y aceptarán la invitación que les hacéis. Todo el mundo anhela la felicidad. Sed, pues, llenos del Espíritu Santo; haced ver que poseéis el gozo y la paz de Dios, todos querrán conseguir lo que disfrutáis.

Oswald Smith, en «La investidura del poder».

Uno de los muchos valores del Antiguo Testamento es que en relatos sencillos vemos cómo Dios se mueve y actúa en varios niveles al mismo tiempo del modo más natural y conveniente. Puede estar obrando con Faraón al más alto nivel político, con el viejo Jacob en otro nivel, con los hijos de Jacob por un lado y con José por el otro. No hay restricciones para Dios. Él es omnisciente, omnipotente y omnipresente. Estos atributos divinos constituyen lo que los teólogos llaman «el gobierno de Dios». Detrás del telón, Él claramente gobierna los hilos de la historia.

Luis Palau, en «A su manera».