Con la cabeza hacia abajo

El apóstol Pedro fue condenado a muerte y crucificado, como algunos escriben, en Roma; aunque otros, y no sin buenas razones, tienen sus dudas acerca de ello. Hegesipo dice que Nerón buscó razones contra Pedro para darle muerte; y que cuando el pueblo se dio cuenta, le rogaron insistentemente a Pedro que huyera de la ciudad.

Pedro, ante la insistencia de ellos, quedó finalmente persuadido y se dispuso a huir. Pero, llegando a la puerta, vio al Señor acudiendo a él, a quien, adorándole, le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» A lo que él respondió: «A ser de nuevo crucificado».

Con esto, Pedro, dándose cuenta de que se refería a su propio sufrimiento, volvió a la ciudad. Jerónimo dice que fue crucificado cabeza abajo, con los pies arriba, por petición propia, porque era, dijo, indigno de ser crucificado de la misma forma y manera que el Señor.

El mártir de los leprosos

A los diez años de edad, Graham Stewart Staines recibió a Jesús en su corazón. Cuando tenía quince, vio una presentación de diapositivas sobre los leprosos. Lleno de dolor y compasión, y debido a su profundo amor a Dios, decidió dedicar su vida para servirlos. La llamada específica para servir vino años después, en su cumpleaños 24, en 1965, cuando viajó a la India.

Cuando recorrió las calles de Baripada, su corazón se conmovió. Desvalidas e indeseables, estas personas destituidas vagaban como animales perdidos, totalmente dependientes de la caridad. Staines decidió quedarse allí y servir a esos parias de la sociedad.

Poco después fundó la Sociedad Misionera Evangélica de Mayurbhanj y empezó su trabajo con los enfermos. Se volvió como un lugareño local, para ganarlos para Cristo. Aprendió a hablar fluidamente los idiomas de los nativos. Su comida era muy frugal. Vivía modestamente. No tenía ni siquiera un teléfono.

Mientras Graham estaba trabajando con los pacientes de lepra en Baripada, conoció a Gladys, una joven australiana como él, con quien se casó en 1983. Gladys era una enfermera especializada, auxiliar idónea para Graham. Ambos pasarían noches innumerables atendiendo el leprosario de Mayurbhanj. La pareja hizo su hogar en una vieja casa de la misión en Baripada y escogió un estilo de vida muy simple. Entre 1985 y 1992, Dios los bendijo con tres niños: Esther, Philip y Timothy. El matrimonio se complementaba maravillosamente en el trabajo.

Graham era multifacético. Estaba envuelto en una amplia gama de servicios: la alfabetización, el trabajo de traducción, la atención del leprosario, el entrenamiento de discípulos, plantando iglesias y actividades de desarrollo social. Tradujo el Nuevo Testamento al dialecto Ho, que fue publicado en 1997. Los informes oficiales indican que unas 30 de 200 familias en Monoharpur se habían vuelto seguidores abiertos de Cristo durante las últimas dos décadas.

Staines y sus niños ayudaron a los pacientes de la lepra a vivir como seres humanos. La casa de la lepra acomodó aproximadamente 100 pacientes, incluido un centro de tratamiento y un centro de entrenamiento profesional donde ellos aprendían a tejer saris, esteras, toallas. Era como un padre para los reclusos de la Casa de la Lepra. Graham brindó a muchos de ellos un lugar en su propia casa cuando no tenían dónde ir después que fueron curados. Las personas que le conocían se referían tiernamente a él como ‘Bade Dada’ que en hindi significa ‘hermano mayor’.

Manoharpur es un pueblo remoto en la selva de Kheonjhar, más allá de tres barrancos, en terreno escabroso. Todos los años se organizaba allí un campamento para los cristianos locales. En los últimos catorce años, Graham había ido a este pueblo diminuto, a 150 Km. de su casa en Baripada. Esta vez, sus hijos Phillip y Timothy acompañaron a su padre al campamento en su viejo station wagon. Era el 22 de enero de 1999.

Esa noche, después de un largo día distribuyendo medicinas y examinando a los nativos, Graham envolvió a Philip y Timothy en sacos de dormir y puso una cubierta de paja sobre el vehículo para protegerlos del frío. Y entonces descansó. Se oían tambores, pues un grupo de jóvenes tribales estaba disfrutando un baile tradicional a unos 100 metros de distancia.

Dara Singh es uno de esos millones de hindúes que usted probablemente ignoraría. De 34 años de edad, estaba atizando silenciosamente una rabia interior. Entró a Manoharpur alrededor de las 12:20 horas, seguido por una banda armada de palos y tridentes. Ellos entraron corriendo, gritando furiosamente hacia su único blanco: el station wagon de Staines. Dara Singh destrozó los neumáticos con un hacha. Los otros rompieron las ventanas y le impidieron a Staines escapar. Entonces Dara Singh puso paja bajo el vehículo y la encendió.

En segundos, el vehículo estaba ardiendo. Graham sostuvo a sus dos muchachos cerca de él. Los asesinos montaron guardia, amenazando y rechazando a otros lugareños que trataban de salvar a Staines y sus niños. La chusma gritaba consignas y permaneció mirando cómo los tres se asaban vivos mientras el fuego consumía el vehículo. A las 9:00 horas, en Baripada, Gladys Staines fue informada que su marido y dos niños habían sido quemados vivos en Manoharpur.

Graham Stewart Staines pasó 34 años de su vida sirviendo a la gente con amor, extendiendo la gracia de Cristo. La familia Staines estaba unida con Cristo. Gladys y su hija Esther hicieron lo que era natural: ellas extendieron la gracia de Dios a aquéllos que habían asesinado brutalmente a un padre y dos niños pequeños. «Estoy consternada, pero no tengo odio», dijo Gladys. «Mi marido amaba a Jesucristo, quien nos ha enseñado a perdonar a nuestros enemigos». Y agregó: “Cuando oí que ellos estaban muertos, dije a Esther, mi hija: ‘Perdonaremos a aquellos que los mataron, ¿lo queremos nosotros?’ Y ella dijo: ‘Sí, mamá, nosotros queremos.’

Mártires para el Maestro. Christ Church of India, San José, CA, USA.