La Biblia divide el asunto de la salvación en tres periodos. El primer periodo es el pasado, en el cual Dios nos salvó del castigo del pecado, que es la muerte. El segundo periodo es el presente, en el cual Dios nos está salvando del poder del pecado. El tercer periodo es el futuro, en el cual Dios nos salvará de la presencia del pecado, y entraremos en el Reino a fin de reinar con Cristo. Déjeme ilustrar cada uno de estos periodos con un versículo pertinente:

  1. «Quien (Dios) nos salvó y nos llamó» (2 Tim. 1:9). Esta es la experiencia pasada que tuvo todo aquel que cree.
  2. «Por lo cual (Cristo) puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios» (Heb. 7:25). Esta es la salvación presente que podemos obtener hoy.
  3. «Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan» (Heb. 9:28). Esta es la salvación futura y completa.

Por lo tanto, es evidente que las Sagradas Escrituras se refieren a los tres periodos de la salvación. Todos los cristianos pueden tener la salvación pasada, pero es posible que no tengan la salvación presente y la futura. Algunos pueden tener la salvación pasada y la presente y estar en busca de la salvación futura. Una persona puede ser salva del castigo del infierno, aunque todavía peque con frecuencia. Una persona puede ser salva del castigo del infierno, pero puede ser que no reine en el futuro.

Citaré otros tres pasajes para probar la validez de los tres periodos de la salvación:

  1. «Porque por gracia sois salvos» (Ef. 2:8). Este pasaje se refiere a la salvación pasada.
  2. «Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Rom. 5:10). Este pasaje dice relación con la forma cómo somos salvos hoy, por la vida del Señor.
  3. «Porque en esperanza fuimos salvos» (Rom. 8:24). Este pasaje indica la salvación futura.

¡Agradecemos y alabamos al Señor, pues somos salvos! Sin embargo, existen dos periodos de la salvación que aún necesitan ser experimentados. Por lo tanto, debemos proseguir con fervor. A las personas que aún no son salvas, debemos decirles que crean, para que sean redimidas del castigo del infierno. Pero nosotros, que fuimos libertados del infierno, necesitamos ser salvos del poder del pecado y procurar la gloria del Reino venidero. Ocupémonos, así, en nuestra salvación con temor y temblor. (Watchman Nee, Vida cristiana equilibrada).

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