(Fragmentos)

¡Deleite de la iglesia es ser de Cristo!
Iglesia que, sin mancha y sin arruga,
el más amado se presenta pura,
por la preciosa sangre que él vertiera.

Deleite de la iglesia es ser de Cristo,
iglesia que recibe sus caricias
y goza con su arrullo dulcemente,
mecida en su regazo tan sublime.

Deleite de la iglesia es ser de Cristo;
no habrá demonio, ángel, hombre alguno
capaz de removerla de la Roca;
está asentada para luz del mundo.

Deleite de la iglesia es ser de Cristo;
el Padre la escogió para su Hijo,
y el Hijo amado, fuerte, la sustenta.
El cuerpo y la Cabeza están unidos;
la comunión indisoluble se mantiene.

Deleite de la iglesia es ser de Cristo.
Arriba está, en el trono, el fiel Amado.
¡Allá poned los ojos, en su gloria!