En la estatua vista por Nabucodonosor está compendiada casi toda la historia humana. ¿En qué punto de esa historia estamos hoy?

Daniel se encontraba entre los cautivos que habían sido llevados a Babilonia. Un día Nabucodonosor tuvo un sueño, pero a la mañana siguiente él no conseguía recordarlo. Sin embargo, el impacto de aquel sueño fue tan fuerte que lo importunaba mucho. La Biblia dice que su espíritu quedó turbado y no conseguía dormir. Entonces, al día siguiente, llamó a todos sus sabios. En realidad, había un equipo de hombres sabios que le servían de consejeros. Daniel y sus tres amigos formaban parte de ese grupo. Nabucodonosor les preguntó qué sueño había soñado, pero ellos no sabían.

Entonces dijeron: «Si nos lo cuentas, te mostraremos la interpretación». Pero el rey les dijo: «Olvidé el sueño, pero aún así ustedes tienen que darme la interpretación». Los sabios respondieron que eso era imposible. Entonces Nabucodonosor les dijo que, en caso no hicieran lo que él les estaba ordenando, todos morirían, incluso Daniel. Cuando Daniel se enteró de aquella amenaza, fue donde Nabucodonosor.

Daniel oró al Señor y el Señor le dio la revelación del sueño: una gran estatua, llena de esplendor, una visión impresionante. Al mirar aquella estatua, cualquier persona sentiría pavor. ¿Qué representaba esa estatua?

Si usamos la terminología del Nuevo Testamento, veremos que esa gran estatua representa todo lo que existe en Adán. Es el Adán corporativo, de la misma forma como la iglesia es el Cristo corporativo.

El Nuevo Testamento relata la historia de la conversión del apóstol Pablo. En el camino a Damasco, él vio al Hombre universal, cuya cabeza está en el cielo, pero su cuerpo está en la tierra. Ese cuerpo puede sufrir persecución, por eso el Señor habló a Pablo: «¿Por qué me persigues? Cuando hieres mi cuerpo, tú me estás persiguiendo». Fue así que Pablo descubrió que la iglesia es el cuerpo de Cristo. La iglesia es Cristo de una manera corporativa. Cuando usted reúne todas las personas en Cristo, entonces usted encuentra ese Hombre universal. Esa fue la visión que Pablo tuvo en el camino a Damasco.

Nabucodonosor también vio un gran hombre en su sueño. Y ese hombre es el hombre del mundo. Pablo vio al Hombre universal. Lo que Pablo vio es algo vivo. Pero lo que Nabucodonosor vio es algo muerto. Todo en aquella gran estatua es terreno; ella está formada por oro, plata, bronce, hierro, porque tal es la naturaleza de este mundo. Eso es lo que se puede esperar de Adán. Todas las realizaciones en Adán, toda la plenitud de Adán, están acumuladas en esta estatua. Ella representa no solamente la historia humana, sino también las grandes realizaciones de la humanidad. Representa un imperio después de otro, una conquista después de otra. No es de extrañar que fuera una gran imagen, enorme, aterrorizante.

El primer conquistador es la cabeza de oro – Nabucodonosor. De acuerdo con la profecía, alrededor del Gran Mar habría un imperio, el primer imperio en gran escala. La Biblia se refiere a ese imperio como la cabeza de oro. Después, el pecho de plata. La Biblia dice que ese es otro imperio, el Imperio Medo-Persa. Después, tenemos el Imperio Griego; después, el Imperio Romano.

En la época de Daniel, el sueño de Nabucodonosor era una profecía, pero ahora, cuando miramos hacia atrás, casi toda aquella estatua se volvió historia. Algunas partes aún están por cumplirse. Es por eso que primero necesitamos comparar la profecía con la historia para ver si ella se cumplió o no y, después, habiendo constatado ese cumplimiento, tendremos certeza de lo que resta por cumplirse. En el sueño de Nabucodonosor es dado un gráfico de la humanidad. Primeramente, la cabeza de oro; después el pecho de plata, y así se llega a las piernas y después a los pies. Los diez dedos de los pies tienen una parte de hierro y otra parte de barro. Cuando llegamos a los diez dedos, llegamos al fin de la historia humana.

La estatua hecha por Nabucodonosor

Después que Nabucodonosor tuvo ese sueño, descubrimos, en el capítulo 3 de Daniel, que el mismo rey hizo otra estatua. Y, esta vez no sólo la cabeza era de oro puro, sino también el pecho y el vientre; toda la imagen era de oro. Ahora podemos entender por qué su espíritu quedó turbado con aquel sueño. Nabucodonosor no conseguía aceptar que eso se refiriera a él. De acuerdo con la voluntad de Dios, él es la cabeza de oro, el comienzo de todas las realizaciones humanas. Sin embargo, él no quería ser solamente la cabeza de oro, sino de la cabeza a los pies. Por eso no conseguía dormir. Pero no sólo eso: él quería que las personas lo adorasen y construyó aquella imagen para ser adorada, para que él mismo fuese adorado por medio de ella.

Ese sueño es muy conocido. Y aunque no lo admitamos, todos tenemos el mismo sueño: Queremos conquistar el mundo. Pero, después que soñamos, nos olvidamos. Hasta que un día, cuando oímos el evangelio, el Señor Jesús dice: «¿Qué aprovechará al hombre si ganare el mundo entero y perdiere su alma?». Mientras vivimos en esta tierra, cada uno de nosotros quiere conquistar, quiere ganar algo. «¿Por qué usted trabaja tanto?». «Ah, yo sólo quiero ganar dinero». Según cuanto dinero usted posee, es cuando del mundo usted tiene.

Si usted es artista o músico, usted quiere conquistar el mundo. Usted quiere ser respetado. Y, si las personas no le respetan, usted las envía a «buena parte». «¿Cómo esas personas se atreven a desafiarme?». Igualmente, cuando alguien le persigue y usted pierde su imperio, usted aún es un jefe de familia, así que por lo menos tiene el imperio en su familia. Usted es el emperador, su esposa es la reina y sus hijos son los príncipes y las princesas. Entonces usted exige respeto y, si ellos se rehúsan a respetarlo, los manda a «buena parte».

En China, es tradición regalar a los novios en el día de su casamiento platos de porcelana. De ese modo, muchos novios reciben muchos platos chinos de fina porcelana. Existe una estadística muy interesante sobre esto. En la ceremonia de casamiento la novia tiene doce platos, pero, después de un año, sólo le quedan dos. ¿Sabe por qué? Porque en las desavenencias entre marido y mujer, ellos usan las porcelanas como disco volador. Cuando alguien no nos adora, no nos reverencia, inmediatamente causamos daño a esa persona. Por eso hay tantas familias destruidas.

Ese es un aspecto, pero hay otro aspecto de nuestro sueño: Queremos que nuestras realizaciones permanezcan para siempre. Cuando usted tiene veinte años, todavía no encuentra el mundo muy amargo. Pero, cuando llega a los cuarenta o cincuenta años, después de tantas realizaciones, usted ha adquirido fama. Tiene una familia maravillosa y tiene un auto maravilloso. De repente, eso se torna tan agradable, y entonces usted quiere vivir más largamente.

Cuando llega a los cuarenta años, usted quiere saber lo que va a suceder después. Usted no quiere seguir sin saber el futuro. Es en ese momento que las personas buscan a los astrólogos. Entonces ellas son engañadas por Satanás. ¿Por qué muchas personas caen en tentación? La razón es simple: las personas no quieren sólo una parte del oro, ellas quieren una segunda generación de oro también, de la cabeza a los pies de oro. No pueden aceptar la realidad. Pero no importa si le gusta o no, lo máximo que usted puede ser es la cabeza de oro.

La ciudad de Babilonia construida por Nabucodonosor

Nabucodonosor usó todos los recursos para prolongar su cabeza de oro. Entonces, después de su sueño, comenzó a construir. En aquella época ya existía la ciudad de Babilonia. Esta era una ciudad cuadrangular con 24 kilómetros por lado. El deseo de Nabucodonosor era hacer de Babilonia la ciudad más fuerte del mundo. Usó todos sus recursos y su fuerza para eso. Entonces construyó un canal sin agua muy grande circundando la ciudad. Ese canal era tan largo y tan profundo que el enemigo no se podría aproximar. En Babilonia no había piedras como en Israel, por eso, para construir las murallas de la ciudad, necesitaban hacer ladrillos. Para eso, tomaron el barro del río, hicieron excavaciones muy profundas para obtener el barro necesario para hacer los ladrillos y construir sus murallas. Entonces usted puede imaginar la profundidad de esas zanjas.

En aquellas murallas había doscientos cincuenta fortificaciones y cien portones de hierro. Pero no sólo eso, esa ciudad era ciertamente muy fuerte porque el gran río Éufrates atravesaba la ciudad y la separaba en dos mitades. Si algún día la ciudad era atacada por el enemigo, ellos tenían agua suficiente para suplir a la población. A los dos lados del río fueron construidas murallas. En esas murallas había veinticinco portones. De uno y otro lado, había un canal. Para pasar de un lado a otro, era necesario cruzar en barco. Había 25 pasajes. Había un puente colgante de un lado a otro. Después de la puesta de sol, el enemigo no podría usar el puente colgante. Aquel puente sólo era usado en caso de emergencia. Había también un túnel secreto. Además de eso, Nabucodonosor había almacenado provisiones suficientes para alimentar a los habitantes de la ciudad por cerca de veinte años.

Nabucodonosor quería desafiar la palabra de Dios. La palabra de Dios dice que debajo de la cabeza de oro iba a haber un pecho de plata, pero Nabucodonosor dijo: «No; yo voy a construir la ciudad de Babilonia, una ciudad tan fuerte que nadie conseguirá destruirla». Sin embargo, cerca de cien años antes de que eso sucediera, la Biblia ya había previsto que Babilonia sería destruida.

Si usted fuese el rey de Babilonia no creería en la profecía de Dios, pues usted ya había tomado todas las providencias posibles para que Babilonia no cayese. Pero algo maravilloso sucedió: Dios levantó a un hombre llamado Ciro, un general persa. Ciro construyó un canal y desvió el agua del río Éufrates hacia un lago artificial. De ese modo, el río se secó, y la palabra de Dios se cumplió. Dios secó aquel río. Así, el ejército persa entró por aquellos canales, por aquellos pasajes, y antes de que el sol se pusiese, antes que los portones se cerrasen, dos espías ocuparon el pasaje. Cuando las personas estaban celebrando un banquete, no sabían que el mundo de oro de ellos estaba cediendo su lugar al mundo de plata. En una sola noche el mundo cambió de color.

Los imperios Persa, Griego y Romano

¡La palabra de Dios es muy segura! El Imperio Persa surgió cuando la Babilonia de Nabucodonosor fue conquistada por Ciro, de Persia. Después del Imperio Persa, surge Alejando Magno. Él conquistó todo el mundo conocido de su época en cinco años – muy rápidamente. Es por eso que Daniel 7 describe ese imperio como un leopardo. Después de haber conquistado el mundo, Alejandro lloró en su tienda, y sus generales le preguntaron: «¿Por qué estás llorando?» Él respondió: «Ahora no tengo más mundo que conquistar». ¡Aquello fue para él una tragedia!

Hay dos tragedias en este mundo: una tragedia es desear ardientemente algo y nunca conseguir obtener lo que se desea. La otra tragedia es finalmente conseguir lo que se desea. ¿Usted se quiere casar? Las personas acostumbran decir que el matrimonio es como un muro: todos los que están del lado de fuera quieren entrar, y los que están del lado de adentro quieren salir. Esa parece ser otra tragedia.

Alejandro Magno trasladó la capital de su imperio a Babilonia. Él conquistó el mundo, pero al llegar al tope de su vida, repentinamente murió. Antes de morir, Alejandro hizo una petición: «Cuando yo muera, hagan un ataúd de modo que mis dos manos queden para el lado de afuera. Y digan a todo el mundo: Yo, Alejandro, vine a este mundo con las manos vacías, y después de haber conquistado el mundo entero, lo dejo con las manos vacías». Esa es la historia del Imperio Griego. Después de él, surge el Imperio Romano.

Las piernas que representan el Imperio Romano

El Imperio Romano es representado por dos piernas en la estatua del sueño de Nabucodonosor. Eso realmente se cumplió en la historia, pues existieron el Imperio Romano occidental y el Imperio Romano oriental. Pero, si estudiamos la historia de ese Imperio, descubrimos un problema: el Imperio Occidental terminó el año 476. Mil años más tarde, el Imperio Romano Oriental fue destruido por el Imperio Turco. De esa forma, podemos ver que uno terminó en 476 y el otro en 1453. El Imperio Romano oriental duró aproximadamente mil años más que el occidental.

Al analizar esa situación detalladamente, tenemos un problema: una pierna es más larga que la otra. Sin embargo, de acuerdo con aquella imagen vista en el sueño de Nabucodonosor, las dos piernas eran de igual tamaño. Sin embargo, la palabra de Dios no falla, ella se cumple fielmente. Entonces, ¿qué puede explicar esa aparente contradicción? En el año 962, los alemanes, a través de una persona de nombre Otto, conquistaron la Europa de aquella época. Esa fase de la historia es llamada «Sacro Imperio Romano».

En Alemania, ellos llamaban al emperador ‘Kaiser’. Esa palabra tiene la misma forma de la palabra ‘César’ del Imperio Romano. Sabemos que el emperador romano era llamado César. Los alemanes usaban una palabra equivalente a aquella palabra latina para referirse a su emperador. Aquí, sin embargo, tenemos al Sacro Imperio Romano, o sea, al segundo Imperio Romano. Hitler intentó construir el tercer Imperio Romano. En realidad, Hitler quería establecer el Milenio aquí en la tierra. Él quería que su tercer imperio durase mil años. Pero eso nunca sucedió. Sin embargo, algo muy interesante sucede aquí. Algunas personas asumen el título de Imperio Romano en Occidente. Eso permanece por muchos años. Ahí podemos ver la continuación de las piernas de la estatua vista por Nabucodonosor.

En 1547 surgió Rusia en Oriente. En el Imperio Ruso, el emperador era llamado ‘zar’. El nombre zar tiene el mismo origen, la misma idea, de los títulos César o Kaiser. Así tenemos el Kaiser en Occidente y el Zar en Oriente. Cuando llegamos al año 1918, después de la Primera Guerra Mundial, repentinamente esos dos títulos desaparecieron. De esa forma, podemos saber el nombre de los dos últimos emperadores. El último emperador oriental fue Nicolás II y el último emperador alemán, el último Kaiser, fue Guillermo II. Si usted estudia la Historia, descubrirá que en 1918 esos dos títulos desaparecen. ¡Eso es maravilloso! En 1918, las dos piernas que representan el Imperio Romano ya están listas y con la misma longitud. Después de eso, entonces, llegamos a los pies de la estatua.

Los pies de la estatua vista por Nabucodonosor

De acuerdo a la Biblia, los pies de esa estatua están compuestos por una parte de hierro y una parte de barro. Sabemos que, después de la Segunda Guerra Mundial, Europa y el mundo fueron divididos en dos grandes campos: democracia y comunismo. Como fuimos creados de barro, entonces el barro, de cierta forma, tipifica el campo democrático. Aquella parte de hierro, por su parte, se refiere al campo comunista. Después de eso, hubo cuarenta años de guerra fría. Fueron suscritos el Pacto de Varsovia y la OTAN. Aquí vemos una parte de hierro y una parte de barro. Pero, nuevamente algo sucede.

Nos preguntamos: ¿En qué momento de la historia estamos viviendo actualmente? ¿A qué parte de la estatua se refiere este momento? ¿Estaremos en la fase de los pies o estaremos cerca de los dedos? La estatua vista por Nabucodonosor tenía diez dedos. Eso significa que, en Europa, habrá una confederación de diez naciones. Ellas se transformarán en una entidad política. El Mercado Común Europeo parece ser realmente un buen candidato para esos diez dedos.

La sede del Mercado Común Europeo queda en Bélgica, en la ciudad de Bruselas. En el principio, cuando ese Mercado fue organizado, había solamente seis miembros. Sin embargo, en frente del edificio sede había diez mástiles para banderas. En una publicación oficial de esa entidad, ellos declaran abiertamente a la Comunidad Europea como el tratado romano, como una supuesta interpretación de los libros de Ezequiel, Daniel y Apocalipsis. Este imperio de los últimos días es el nuevo Imperio Romano. Y todos sabemos que ellos tienen el objetivo de tener el mismo pasaporte y también una moneda común.1 Pero, al final del siglo XX, necesitan tener una entidad política. Ellos hablan de una nueva Europa.

Hasta hace poco, cuando observábamos el Mercado Común Europeo, veíamos solamente el barro, porque las naciones allí eran todas democráticas. Entonces nos preguntábamos, ¿cómo esos dedos se tornarán parte de hierro y parte de barro? No entendíamos eso, no sabíamos lo que estaba sucediendo. Hasta que, delante de nuestros ojos, el muro de Berlín cayó, y fuimos testigos del cambio en la Europa oriental. ¡Eso es muy interesante! Austria ya hizo su solicitud para entrar en el Mercado Común Europeo. Suecia, Hungría, Checoslovaquia quieren ser miembros de ese Mercado. No sabíamos cómo aquellos diez dedos podrían tener parte de barro y parte de hierro, pero ahora podemos percibir que todo está caminando en esa dirección. Agradecemos a Dios por eso.

Nuestro futuro en Cristo Jesús

A veces cuando pensamos que es demasiado pronto para que todo eso suceda, quedamos sorprendidos por todos esos acontecimientos. ¿Estaremos tan próximos del tiempo de los diez dedos? ¿Eso significa, entonces, que estamos próximos a la batalla de Armagedón? ¿Estamos muy cerca de la dictadura del Anticristo? ¿Qué significa eso?

¡Tenemos un futuro! Cuando el trigo está maduro, está pronto para ser segado en cualquier momento. Cuando el fruto esté listo, es decir, cuando los cristianos estén transformados a imagen de Cristo, ellos serán arrebatados, antes de la Gran Tribulación. ¿Usted no tiene la impresión de que es demasiado temprano para que este mundo se acabe? Esa es una pregunta muy seria. Tenemos que preguntarle al Señor. De acuerdo con nuestra comprensión, debemos ser arrebatados antes de la Gran Tribulación, pues la hoz va a hacer su trabajo cuando el fruto esté maduro.

Este es nuestro futuro. Nuestro futuro no es la Gran Tribulación. Nuestro futuro es ser llevados por nuestro Señor. Él nos prometió: él vendrá y nos llevará. ¿Estamos esperando al anticristo o a nuestro Señor Jesús? Tal vez algunos de nosotros pensemos que eso está muy lejos. «Ah, somos muy jóvenes para pasar por eso. Todavía podemos disfrutar de la vida. Vamos a establecer nuestras raíces aquí en la tierra. Vamos a hacer como el pueblo de Israel, vamos a convertirnos en una higuera. Vamos a ser como Lot, nos vamos a establecer en Sodoma y Gomorra». Si usted hace así, más tarde el ángel tendrá que arrastrarlo para afuera, como hizo con Lot.

¿Será necesario que el Señor envíe ángeles para que nos arranquen de este mundo? ¿O porque estamos listos, a cualquier hora, podemos decir al Señor: «Ven, Señor Jesús»? Si usted ama al Señor, usted quiere que él venga hoy. Usted quiere que él venga mañana para que todos seamos arrebatados. Ya morimos para esta tierra; todos los días morimos para este mundo, pero crecemos en dirección al cielo. Este mundo no es nuestro hogar.

Cuando usted mira esa gran imagen, todo lo que encuentra allí es la plenitud de Adán. Ella tiene una apariencia aterrorizante, parece que va a vencer. Deje que el mundo siga su rumbo, no sea como la esposa de Lot, no se apegue a este mundo. En caso contrario, usted será transformado en una estatua de sal. Usted se va a convertir en un espectáculo para el mundo. Somos la sal de la tierra, debemos retrasar la corrupción. Es por eso que estamos en este mundo.

Quiera el Señor tener misericordia de nosotros. Esta es la profecía de acuerdo al capítulo 2 de Daniel. Pero nuestra historia no termina aquí. La profecía es tan rica. Del capítulo 2 al capítulo 4 de Daniel se muestra que Nabucodonosor no sólo tuvo un sueño, sino dos. Lea de nuevo los capítulos 2, 3 y 4 de Daniel. Hablaremos sobre ello en nuestra próxima sesión.

Resumido de Grandes profecías da Bíblia, Vol.I.