Claves para el estudio de la Palabra.

Palabra clave: Adoración · Versículo clave: 29:2.

El Salterio es un libro de devoción para todas las edades. Aquí cada cuerda del corazón es tocada y afinada para santa melodía. Dios puede ser visto en sus atributos naturales y morales. Cristo está presente en su divinidad y humanidad, humillación y exaltación. El evangelio está aquí, revelación sublime de perdón y gracia purificadora. La vida cristiana está aquí en fe, esperanza, amor e incluso, la historia de la iglesia esbozada.

Esta es una colección de 150 poemas de adoración pública y privada. El título griego «Salmos» significa «canciones». El título hebreo es «alabanzas», las cuales forman la mayor parte del libro y emanan de casi todos los salmos.

El libro comienza y termina con alabanza. Penitencia, oración y perplejidad se unen, resultando en alabanza que contempla la creación, la providencia y la gracia, creciendo en abundancia en la medida en que avanzamos hasta llegar al clímax en los Salmos de Aleluya.

Los autores y épocas no son los mismos. Un tercio son anónimos, 73 son de David, 12 de Asaf, 11 para los hijos de Coré, 2 de Salomón, 1 de Moisés, etc. El intervalo de tiempo va de la peregrinación en el desierto al retorno del cautiverio. Los salmos más antiguos generalmente están más al comienzo del libro. Las inscripciones deben ser estudiadas, ellas muestran cuáles son Salmos de amor, peregrinación, memoriales, o si son de alabanza, oración o instrucción.

Aquí hay perlas, preciosas y en abundancia. Los tres primeros Salmos son claves para toda la colección; sus temas son las Escrituras, el Mesías y la experiencia de los creyentes: el 14 y el 53 son virtualmente iguales; el 19 y el 119 son monumentos a la ley de Dios; 22, 23 y 24 corresponden a la pasión, crucifixión, muerte y sepultura, resurrección y ascensión del Mesías; el 45, salmo-cántico, es clave para el libro de los Cantares; el 51 es el Salmo de la penitencia; el 32, del perdón; el 45, de salvación; el 46, de fe; el 37, de seguridad; el 50, de sacrificio; el 72, de misiones; el 73 es el Salmo del escéptico; 85, el Salmo del mendigo; 90 y 91, los Salmos de la muerte y la vida; 106 y 107, los Salmos de la ingratitud y la gratitud; 113 y 118, los Salmos de Aleluya; 120 a 133, los Salmos graduales; cantados mientras el pueblo iba a las fiestas en el Templo

Los creyentes siempre han tenido a los salmos como herencia preciosa. Atanasio los llamó «un epítome de toda la Escritura»; Lutero «la pequeña Biblia»; Basilio «el tesoro común de todos los buenos preceptos»; y el obispo Alexander trazó en ellos un maravilloso «testimonio para Cristo y para el cristianismo».

DIVISIONES:

Cinco libros marcados por su fin específico:

1) Salmos 1-41 Terminando con la doxología y el doble Amén.
2) Salmos 42-72. El mismo fin, con la sentencia: «Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí».
3) Salmos 73 al 89. El mismo término del libro 1.
4) Salmos 90-106. El mismo, con Aleluya.
5) Salmos 107 al 150. Terminando con muchos Aleluyas.

Tomado de «Chaves para o estudo da Palabra».