Josué 7:13, 20-23.

A la vista de Dios transitamos,
bajo el sol, con el pueblo elegido,
nada oculto nos es permitido:
¡Santidad!, es camino acordado.

Si ambicioso un “Acán” ha tomado
la fracción anatema de muerte,
a los ojos de Dios ha pecado:
todo el cuerpo ha sufrido la peste.

Si el espejo divino está en Cristo
y los juicios de Dios son perfectos,
nada turbe el andar del cristiano
ni el engaño del ojo se acepte.

¡Que la cruz esté siempre presente,
para el alma es mejor que deleite!
¡Despertad a la vida del cielo:
apartarse del mal es prudente!

Contener la pureza de Cristo
es aroma de suave aliciente,
sustancial al espíritu nuevo
que en el hombre interior se difunde.

¡Si a los ojos de Dios caminamos,
en su firme Palabra fundados,
del pecado es justicia apartarse:
la gracia de Cristo ha triunfado!