Una de las mayores necesidades en medio de las iglesias hoy es fortalecer la vida familiar. ¿Cómo fueron los hogares de los grandes hombres y mujeres de Dios del pasado?

D. Kenaston

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca».

Mt. 7:24, 25.

Al mirar el futuro de la iglesia en la tranquila Norteamérica, veo venir oscuras nubes. La persecución se acerca. La mayoría de los sinceros cristianos están de acuerdo en esto. En las reuniones, he pedido que levanten la mano los que creen que pronto vamos a ver una persecución física, y el 75% lo hacen. Sin importar cómo interpretamos la Biblia acerca de los últimos días, mayormente estamos de acuerdo que la Biblia tiene mucho decir acerca de la persecución en los días cercanos a la Segunda Venida de Jesucristo. ¿Estamos preparados? ¿Estamos preparando a la siguiente generación para que la puedan enfrentar?

Estas preguntas son muy serias, especialmente al saber cuántos hogares no están poniendo un cimiento sólido en sus hijos, con el cual puedan soportar las futuras tormentas.

Corrie y Betsie ten Boom se criaron en un hogar donde les enseñaron a permanecer como una roca, cuando las tentaciones y tribulaciones las llevaron a la cárcel. Corrie narra la historia de ellas en su libro, The Hiding Place (El Refugio Secreto). Los soldados alemanes dividieron a la familia y los echaron en las cárceles durante la ocupación de Holanda en la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuál era el crimen de ellos? Amar a los judíos y esconderlos de los soldados alemanes.

En la prisión, las memorias de su sólido hogar fueron como muros de poder para los pensamientos dolorosos de las dos hijas. Un vivo conocimiento de Dios, recibido en el hogar de su piadoso padre, les ayudaba a descansar confiadamente en el del Padre Celestial, a pesar de que se manifestaba el odio en todo su entorno ámbitos, sea de las guardias o de las encarceladas. Hay sabiduría en el enseñar a los hijos a soportar el dolor y los sufrimientos, para prepararlos para los tiempos difíciles. Nosotros, los norteamericanos, somos delicados y encontramos las depravaciones muy difíciles de soportar. Al estudiar las vidas de estas dos mujeres, se me aclaró de dónde recibieron su firme cimiento: Fue de su hogar piadoso; de allí salió la fuerza para el momento de la gran aflicción. (Por supuesto, salió de Dios primero, pero su hogar piadoso era un canal abierto para que fluyera la gracia hacia ellas). Miremos ahora ese hogar, para encontrar ayuda en la preparación contra la inminente persecución.

La no amistad con el mal

Algunos de nosotros sabemos cómo es enfrentar solos las consecuencias de seguir a Jesús. En Norteamérica a veces es fácil seguirle, porque el costo es realmente poco. Pero cuando todos los ahorros de tu vida están en peligro, no es tan fácil. Se necesitan hombres y mujeres de firmes convicciones, como Daniel y sus tres amigos, quienes no actuaban en contra de sus convicciones. Esta fue la herencia de la familia Ten Boom. El padre, el abuelo, y aun el bisabuelo eran hombres de principios inamovibles, desde los días cuando Napoleón gobernaba Holanda. Ellos escogieron servir a Dios, en lugar de los «poderes de facto».

Cuando el padre de Betsie y Corrie fue avisado del peligro de refugiar a judíos, él respondió: «Sería un honor para mí dar mi vida por la gente escogida de Dios desde los tiempos antiguos». Finalmente fue así, pues murió en la cárcel, al igual que otros tres miembros de su familia. Estas sólidas convicciones y las fuerzas internas para cumplirlo, pasaron a la siguiente generación. El padre y la madre inculcaron a sus hijos una pasión por lo correcto desde una edad temprana. Y, durante los meses de cruel maltrato en la prisión, esta cualidad llenaba a las dos hermanas en medio de sufrimientos inimaginables.

El ambiente de un padre piadoso

Cuando un hombre ama a Dios con todo su corazón y anda con él, hay un ambiente santo alrededor de él. El padre de Betsie y Corrie era tal hombre; su influencia en los hijos no es posible medirla fácilmente. Andaba con Dios mientras trabajaba en su relojería y guiaba a la familia. Y, a causa de su piedad interior, su carácter tocaba cada porción de su hogar. Amados, todos nosotros estamos peleando para alcanzar esta meta. Peleamos para que los efectos de nuestras vidas vayan más allá de los meros hechos realizados. Anhelamos que nuestros hechos broten de nuestra relación con el Dios eterno.

Estudiemos algunas facetas de la vida de Casper ten Boom.

Fue un hombre que conoció bien la Biblia

Casper ten Boom era un cristiano que glorificaba a Dios por cada una de sus diarias vivencias. Todo el día enlazaba los eventos acaecidos con la Palabra de Dios. Conoció la Biblia, porque siempre la leía y meditaba sobre su contenido. Fue un teólogo autodidacto, predicador laico, maestro y apologista muy conocido por sus habilidades de debatir sobre las Escrituras.

Fue un negociante cristiano

Abrió su relojería cada día con la lectura de la Biblia y un tiempo de oración. Iba a la ‘segunda milla’ por sus clientes y rehusó actuar como amante del dinero. Los principios cristianos le guiaban en su negocio, y predicó el evangelio cuando se le presentaba la oportunidad. Este negocio, con los hijos colaborando, proveía de muchas horas para relacionarse el padre con los hijos, trabajando lado a lado.

Autoridad calmada y quieta

Corrie dijo: «Nosotros, los hijos, teníamos que obedecer a papá, su voluntad era la ley, y lo entendíamos bien». La realidad de esto es un poco sorprendente. Su padre no fue un dictador. Nunca hablaba sobre las «líneas de autoridad». Simplemente, era una realidad entendida por toda la familia. El padre tenía una autoridad espiritual en sí, la que se difundía en todos los aspectos de la vida hogareña de los Ten Boom.

Hay dos niveles de autoridad en el hogar. La autoridad de posición y la autoridad espiritual. Si se hallan obrando juntas en un hogar, es una combinación efectiva. Muchos padres tienen la autoridad de posición, pero les falta la espiritual, y por ello su autoridad no funciona bien. Cuando el padre anda con Dios y ejecuta la autoridad que le ha sido dada por Dios, se realizan cosas hermosas. Cuando nosotros, los padres, tenemos las dos clases de autoridad en nuestra propia vida, no tenemos que forzar la sujeción, ni demandar la obediencia. Casper ten Boom tenía la autoridad espiritual y los de su familia reconocían su posición en el hogar. Y, cosas hermosas ocurrían, cosas que tuvieron resultados eternos.

Nunca ocupó la vara para castigar

Quizás esto te sorprende, que haya destacado este punto ‘no-bíblico’, pero fíjate bien en lo que voy a decir. Tengo razón. He notado este punto para los que piensan que el castigar con la vara es la llave para tener orden en el hogar. La vara es solamente uno de los medios usados para criar a los niños «en disciplina y amonestación del Señor». Creo que muchos padres ponen demasiado énfasis en la vara y ponen a un lado otros métodos, los cuales requieren más tiempo y carácter de nuestra parte. Esto es un error grave.

Ten Boom era un maestro para establecer relaciones. Era lleno de amor, sabiduría y del Espíritu Santo. Esto hizo que pudiera poner a un lado la vara en su hogar. No quiero decir que nosotros debemos seguir su ejemplo (porque si no tenemos tal don de edificar las relaciones, vamos a fracasar), simplemente quiero que se sepa que la vara no es el secreto para tener un hogar ordenado.

Una relación amorosa y tierna, respaldada a veces con castigo a través de la vara es más correcta. A despecho de su error, Casper ten Boom logró buenos resultados. Desarrollemos otras áreas de la crianza de niños, estableciendo relaciones con nuestros hijos, sin poner a un lado la vara cuando se necesite.

Fue un hombre de oración

He dicho anteriormente que Casper andaba con Dios. Varios puntos de su vida lo prueban, pero su vida de oración es sobresaliente. Tenía tiempos de oración personal, los cuales abrieron el camino para tener un espíritu de oración sobre sí todo el tiempo. No había formalidad en sus oraciones. Dios estaba con él todo el día y charlaba con él a menudo. Empezaba a orar a media charla con otra persona, si se sentía la necesidad de hablar con Dios. Igual que un niño, oraba a Dios mientras hablaba sobre asuntos importantes con otros.

El amor de un padre

Estamos de acuerdo que el hombre que ama a Dios, igualmente amará a su familia. Y, así era Casper. Hay tantos diferentes aspectos sobre el amor de este padre para sus hijos, que no hay espacio para mencionarlos todos aquí. Tienes que leer el libro que yo usé para preparar este estudio, In My Father’s House (En la Casa de Mi Padre) por Corrie ten Boom. Este hombre manso, pero firme, capturó los corazones de todos los que vivían en su hogar. Su amor por ellos los afirmó y bendijo diariamente. Palabras amables y un corazón simpático fluyeron hacia sus hijos. Al acostarse por la noche todos esperaban la llegada del papá para la bendición final del día. Oró con ellos, cariñosamente los ayudó a acomodarse en la cama y puso su mano tierna en sus cabezas. Estas memorias sostenían a sus hijas mientras estaban encarceladas posteriormente. La seguridad de su padre abrió el camino para que ellas confiaran en el Padre Celestial, en medio de sus aflicciones en la prisión.

El poder e influencia de un padre piadoso establecerá al niño para toda su vida, aunque la madre no cumpla a cabalidad su parte. Y esto es veraz, también, con una madre virtuosa, que trabaje sola en la crianza de sus niños. Pero cuando una familia tiene a ambos, un padre piadoso y una madre igualmente así, el hogar llega a ser una roca firme y sólida, sobre la cual se edificará una vida larga y estable.

La madre de Betsie y Corrie siempre estaba al lado de su piadoso marido, y los dos proveyeron el cimiento necesario para una vida de servicio y pruebas en el reino de Dios. Esta pareja se encontró mientras enseñaban a los niños en una clase de la escuela dominical. ¡Oh, cuán gozoso es ver el origen de un hogar piadoso! ¡Qué alegría ver un joven y una joven, que aman a Dios, unirse en santo matrimonio!

Puesto que está claro que el padre tuvo la influencia dominante en el hogar de los Ten Boom, hay que notar que la madre era una potencia escondida, obrando en las vidas de sus hijos. La luz amable que brillaba en sus ojos bendijo a todos los que se acercaron a ella. La madre, cuyo nombre era también Corrie, sufría de mala salud durante los años de infancia de Betsie y Corrie y, falleció cuando su hija Corrie era ya una joven. Los largos años de sufrimientos trajeron una gracia tierna a su vida y a su hogar. Cuando tenía la suficiente fuerza física, guiaba a los niños y su hogar (bajo la autoridad de su marido). Su compasión para otros dejó una gran impresión en sus hijos, la cual duró por toda la vida en cada uno de los cuatro hijos. A pesar de que vivían en la mayor pobreza, siempre hacía espacio en la mesa para uno más, si se necesitaba.

Adictos al servicio a los santos

Esto describe a los Ten Boom perfectamente. El amor del padre hacia los judíos, el amor de la madre a los necesitados y las actividades de las tías solteras, quienes vivían en el hogar, sumó un ambiente de continuo servicio para todos. El hogar rebosaba del vivir para el bien de otros y los hijos crecieron en tal tierra fértil. Y ¿sabemos lo que pasó, no? Cada hijo siguió este ejemplo de servicio, hasta que en el tiempo de la juventud de Corrie y Betsie, la casa se hizo una colmena de cariñosa actividad. «Otros, Señor, sí, otros. Que esto sea mi lema».

El cristianismo sin amar, sin dar y sin cuidar a otros es solamente una religión muerta, nada más. No hay nada de valor en esto para legar a la siguiente generación. El cristianismo genuino es una religión del corazón. Si no hay compasión para los otros, realmente no hay nada que dar a los descendientes. El papá y la mamá se hicieron adictos (como dice la versión King James en inglés en 1º Cor. 16:15) al servicio, aunque no fueron ministros ordenados. Por consecuencia, los hijos escogieron lo mismo al llegar a ser adultos. En esto se esconde uno de los secretos para cautivar a la otra generación. Hay que tener una motivación, una razón, una meta para unirse a las huestes del Señor. El cielo es tan hermoso y el infierno un lugar no deseado, pero la estimulación mayor para venir a Dios es el servirle a Él. Este motivo movió a Pablo en el camino a Damasco, clamando al Señor, «¿qué quieres que yo haga?».

Conclusión

Miremos otra vez hacia la prisión y la persecución que sufrió toda la familia Ten Boom. Las lluvias, sí, descendieron; y el viento, sí, sopló, pero esta familia fue guardada por un poder invisible y por principios profundamente arraigados. El señor y la señora Ten Boom cavaron profundo, hasta encontrar la roca y pusieron un cimiento para la familia, «y la casa sobre la roca permaneció». Es menester que hagamos lo mismo, no porque venga la persecución, sino porque amamos a Dios con todo el corazón y queremos que nuestros hijos lo amen también. No obstante, si viene la persecución, la familia estará bien preparada como consecuencia de un hogar lleno del Espíritu Santo. Para concluir, notemos cómo ese hogar piadoso sostenía a Betsie y Corrie.

Defendieron lo correcto

Había una causa, una razón, que valía la pena sufrir. Por causa de que fueron enseñadas a tener convicciones más valerosas que la muerte, pudieron padecer el odio y el maltrato.

Conocieron bien la Biblia

La Biblia llegó a ser una fuente de fuerza para ellas. Fue preciosa para ellas y vieron la mano de Dios al permitirles conservar un Nuevo Testamento en la prisión (no se permitían las Biblias allí). Además, la Palabra fue guardada en sus corazones, sacaban sabiduría y dirección de ella todo el día cuando no tenían una Biblia.

Seguras en el amor de su padre

Por esto, pudieron descansar en los brazos del Padre Celestial. Él se hizo su «Refugio secreto». Las acusaciones del enemigo no penetraron en sus corazones. El amor del padre abrió la puerta de la verdad del amor del Padre Celestial, y nada pudo dañarles en lo interior. Aquí se gana la batalla, en el corazón.

Las memorias de un hogar amoroso y sólido las sostenían

En realidad, vieron y escucharon la miseria por todos lados. Pero, en la noche pudieron cerrar los ojos y recordarse de las escenas del hogar: la sonrisa de mamá, el cariño de papá, la mesa familiar y más. Estas escenas repetidamente llegaron a sus mentes, y les animaron una y otra vez.

La abnegación

Los tiempos difíciles y una familia grande, hicieron posible que en muchas oportunidades vivieran sencillamente y se alegraran con eso. Solamente necesitaban a Dios para poder alcanzar la felicidad en el hogar y esto les ayudaban a mirar más allá que las depravaciones presentes y hallar a Dios.

Vivieron por otros durante su encarcelamiento

¡Qué hermosa manera para olvidar tu propio sufrimiento y dolor! Había muchas mujeres necesitadas en el campamento de la prisión, quienes no conocían al Señor. Betsie tomó la iniciativa en la evangelización, y Corrie siguió detrás. Esto les dio una motivación que les sostenía. Tenían una razón para vivir y para no desanimarse. Esta misma causa les guiaba en su juventud, y en la prisión les guardó de la desesperanza en los días que pasaban tan lentamente.

Como padres, no sabemos lo que les pasará a nuestros hijos en el futuro. Dios no nos lo revela. Él quiere que vivamos por fe y le amemos a él. Nos ha revelado Su plan; criar a hijos piadosos y obedecerle a él. Bendecidos son los que tengan un cimiento firme forjado en el hogar por los padres. Esto les apoyará en las pruebas resultantes en los últimos días.

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