Cuando muere Lázaro de Betania, y el Señor Jesús concurre a su tumba, rodeado del dolor de María y Marta, tuvo sentimientos muy fuertes. La versión Reina Valera dice: “Jesús entonces, al verla (a María) llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió” (Jn. 11:33).

La palabra griega traducida aquí como “estremecerse” es embrimaomai, y se usa sólo cinco veces en el Nuevo Testamento. Aparte de este versículo en Juan 11 (y en el 38, donde se reitera), aparece en Mateo 9:30, y en Marcos 1:43 y 14:5. Las ocasiones en que Jesús “se estremeció” así son sólo tres: luego de sanar a los dos ciegos, después de sanar a un leproso, y con ocasión de la muerte de Lázaro. La cuarta vez se dice de los apóstoles que murmuraban contra aquella mujer que ungió al Señor en Betania.

Embrimaomai describe, no un sentimiento apacible, como lo que sentimos ante la muerte de un ser querido, en esa impotencia y resignación por un hecho inevitable. Es un sentimiento fuerte, violento, de ira e indignación. En Daniel 11:30 se traduce como “enojarse”.

Esta es la palabra que describe lo que el Señor Jesús sintió cuando encargaba a los dos ciegos y al leproso sanados para que no divulgasen lo sucedido; y, sobre todo, cuando ocurre la partida de Lázaro.

Sin duda, es una palabra de difícil traducción, sobre todo porque describe un sentimiento íntimo de nuestro Salvador, y que tal vez cueste entender. La SSE y la RV2000 la traducen como “se embraveció”, la RV1865 dice “gimió”, en tanto la NVI, dice “se turbó”.

¿Cómo hemos de entenderlo? Este sentimiento del Señor ante la muerte de Lázaro es la irritación de Dios ante un enemigo cruel, que se ha ensañado del hombre por tanto tiempo, y que ahora había dado su zarpazo al amigo amado. El enojo del Señor es la antesala de la victoria. El Vencedor había llegado y enfrentaba la muerte, poderoso. No se trataba de una escena cualquiera, circunscrita a unos pocos judíos en aquella aldea, sino una escena que habría de inmortalizarse en el relato bíblico, para testimonio a todas las generaciones.

Embrimaomai es el sentimiento terrible del Vencedor, en la hora de pelear y vencer una de las más grandes batallas de Dios.