En tiempos en que la virginidad es causa de burla, los jóvenes creyentes reafirman su compromiso con la santidad personal.

Desde el norte llegan en estos días, no sólo noticias desalentadoras. No sólo muerte y destrucción. Hay también signos de esperanza, aires de primavera.

La idea nació en el corazón de un hombre de Dios y germinó entre los jóvenes de Estados Unidos traspasando rápidamente las fronteras. ¿De qué se trata?

Jóvenes que aman al Señor deciden nadar contra la corriente del mundo, exponerse a burlas y contratiempos, vencer tentaciones y, aferrándose al Señor, guardarse vírgenes para el matrimonio. Transcribimos ‘in extenso’ la noticia: “True Love Waits (El verdadero amor espera) fue lanzado por Richard Ross en los Estados Unidos en 1993, cuando 59 adolescentes de Tennessee firmaron la promesa de conservar su virginidad hasta el matrimonio. Desde entonces se difundió como un reguero de pólvora a través de 76 países. Hoy la asociación, que cuenta con 2,5 millones de adherentes en los Estados Unidos, acaba de ser lanzada en Bélgica (marzo de 2001) donde se enorgullece de sus primeras 500 firmas.”

“El éxito que encontró la iniciativa en el mundo de debe a varios factores –continúa la información–: el mensaje positivo destacado en los medios y el compromiso simple y sin equívocos: la abstinencia hasta el matrimonio. Pero, más profundamente, el mensaje responde a una expectativa de muchos jóvenes que se creen solos en querer conservar su virginidad y se sienten ridículos en la sociedad a causa de esto.”

«Es el mayor obstáculo que debemos superar –explica Charles Swolfs, responsable de TLW en Bélgica–. Muchas personas se encuentran en esta situación y sufren la presión del grupo. Se les hace creer que no se puede ser feliz sin sexo. Pero la libertad sexual desorientó nuestra sociedad. Estamos literalmente saturados de sexo y es la culpa de los medios de comunicación que abusan de estas demandas. Hoy se es considerado como anormal si todavía se es virgen a los 20 años».

“Sin embargo, muchos jóvenes reaccionan. La mentalidad de los años 60 y 70 donde había que ensayar todo y todo era permitido, está superada. Hay que decir que las enfermedades de transmisión sexual (en Estados Unidos un adolescente de cada siete sufre una enfermedad de ese tipo: Chlamydia, gonorrea, sífilis, herpes genital, etc.) están ahí por algo, mientras que el suicidio y la depresión cuyo crecimiento entre los jóvenes es simultáneo a la liberación sexual, indican que la felicidad debe ser buscada de otra manera.”

“Es en ese contexto de desvalorización del amor que muchos jóvenes reencuentran el deseo de un amor verdadero y fiel. He ahí porque cada vez son más numerosos los que asumen, por escrito y en dos ejemplares (uno es enviado a la sede de TLW, el otro conservado por el firmante), el compromiso siguiente: «Convencido de que el Verdadero Amor Espera, tomo desde hoy el compromiso delante de Dios, de mí mismo, de mi familia y de mi futuro cónyuge, permanecer sexual-mente puro hasta el día de mi matrimonio. Me mantendré así, con la ayuda de Dios».

Hasta aquí la noticia.

Vasos limpios

Cuando el relativismo ético, la sensualidad desatada y el libertinaje cobran víctimas en el mundo –y entre los propios hijos de Dios– es saludable para el espíritu comprobar que hay jóvenes que están haciendo un voto de santidad y de pureza. Que nuevos vasos santificados se ofrecen a Dios para guardarse puros para el matrimonio.

Pero ellos no sólo llegarán puros al matrimonio. Ellos estarán en condiciones también de ser ocupados por Dios en su obra: “Si pues se purificare alguno de éstos, será un vaso para honra, santificado, útil al dueño, y preparado para toda buena obra.” (2ª Tim.2:21, Versión Moderna).

Si el dueño de una casa requiere un vaso para ocupar, ¿cuál escogerá? Uno limpio, naturalmente. Aquí tenemos al Dueño de la Casa (Dios) y la Casa (que es la iglesia). Él quiere dar de beber con vasos limpios a los que están sedientos afuera. El Dueño de la casa busca vasos limpios que pueda ocupar para hacer esta obra. ¿Estás tú entre esos vasos limpios?

En el pasaje de Timoteo se dice que hay vasos de honra y otros para usos viles. ¿Cuál es la diferencia entre ellos? La diferencia la hace el que estén limpios o no.

Tal vez tú no conoces esta agrupación internacional de jóvenes que está por la santidad y la pureza sexual. Tal vez tu país no sea uno de los 76 países adonde ha llegado “True Love Waits”, pero Dios está cerca de ti. Dios está también en tu país. Tú tal vez no puedas hacer un voto delante de los hombres, pero sí lo puedes hacer delante de Dios.

Los judíos que se consagraban a Dios en los tiempos bíblicos solían hacer votos de nazareato. Ser un ‘nazareo’ implicaba, por un lado, someterse a una serie de abstinencias por un tiempo determinado, pero sobre todo, significaba una consagración para el servicio santo.

Hoy tampoco está el nazareato cerca de ti. Tú tampoco eres judío. Pero, ¿puede eso impedir tu consagración al Señor, con abstinencia sexual y disposición para el servicio santo?

Nada impide, por lo tanto, que tú, amado(a) joven, te unas a los miles de jóvenes cristianos que, en el mundo entero, están haciendo votos de pureza en materia sexual. Únete a ellos. Tal vez nunca conozcas a otros que están haciendo lo mismo más allá de tu propio medio.

Pero Dios, que todo lo ve, y que se inclina a mirar entre los hombres, lo sabrá (Salmos 14:2), y tú tendrás la satisfacción de ver una sonrisa dibujada en su rostro cuando vea que te consagras para Él. No sólo para un matrimonio santo, sino también para Su servicio santo.