Efesios es una epístola que nos muestra cosas pasadas, presentes y futuras. Esto se aplica a los propósitos de Dios para con los creyentes en particular y con la iglesia, lo cual es muy profundo. Pero aquí quisiéramos dar solo algunas pinceladas a algunas cosas referidas a los creyentes, en su experiencia cristiana.

En el capítulo 2 tenemos relatada nuestra condición en el mundo, y nuestra salvación en Cristo, por gracia. Luego, en la segunda parte del capítulo, se nos explica cómo Dios hizo para tener un solo pueblo; es decir, allí está la unidad de los hijos de Dios. La unidad no es una aspiración, sino un logro de Cristo en la cruz.

En el capítulo 3, luego de hacer un comentario sobre su ministerio, Pablo nos introduce en la tercera gran cosa referida a la experiencia cristiana. Se trata del habitar de Cristo en el creyente, y en la iglesia como un todo. En el versículo 3:12 está el creyente habitando en Cristo, y en el 3:17 está Cristo habitando en el creyente. (Esto tiene una perfecta concordancia en las palabras: «Permaneced en mí y yo en vosotros», Jn. 15:4). Esta experiencia permitirá a toda la iglesia un conocimiento real y profundo de la persona de Cristo y del amor de Cristo (v. 18-19). Esto representa la perfección de la experiencia cristiana en Cristo.

Luego, en el capítulo 4, está la culminación de la experiencia cristiana, en su conjunto como iglesia. (Nótese que la experiencia cristiana comienza siendo muy individual, con la salvación, pero luego se torna muy colectiva, muy de la iglesia en su conjunto). ¿Cuál es esta culminación?

Naturalmente, la culminación tiene que ver con Cristo en la iglesia, no en el creyente individual. Aquí tenemos a los ministros cumpliendo su servicio de equipar a los santos; luego tenemos a los santos realizando la obra del ministerio, y así el cuerpo se va edificando hasta alcanzar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta la estatura de un varón maduro, Cristo mismo. Es decir, Cristo plenamente impartido y expresado por el Hombre Celestial completo, el cual incluye a la iglesia.

Pero, ¿qué tenemos en los capítulos 5 y 6, si es que la culminación está en el 4? Hemos dicho que, en cuanto a la experiencia cristiana, la culminación está en el 4. El capítulo 5 nos muestra la iglesia en la gloria, habiendo ya alcanzado las metas de Dios, pues es una iglesia sin mancha y sin arruga, entregada a su Novio celestial.

El capítulo 6, entretanto, es una enseñanza final, y como en apéndice, acerca de la lucha espiritual que hay que enfrentar –y cómo enfrentarla– pues, para la consecución de los propósitos de Dios, hay oposición y hay batallas que dar. Cuando vemos el propósito de Dios en su amplitud eterna y vemos cuál es nuestro papel en él, las tinieblas manifestarán su oposición e intentarán perturbarnos.

Así, pues, en Efesios tenemos algunas de las más importantes experiencias cristianas, tanto en lo personal como en lo colectivo: La salvación en Cristo, la unidad lograda por Cristo, la habitación de Cristo en nosotros (que es la plenitud en Cristo), y la plena madurez del Hombre celestial (que es la plenitud de Cristo en la iglesia).

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