Claves para el estudio de la Palabra.

Palabra clave: Comunión / Versículo clave: 5:13

Fue escrita cerca del año 90 d. C., cuando Juan era el único apóstol aún vivo. Su tono es paternal, en autoridad y en afecto. Sus ideas se agrupan en tres grandes temas: luz, amor y vida. Su objetivo es que los creyentes sepan que tienen la vida eterna, para que así su gozo sea completo (1:4; 5:13).

Esta carta nos muestra la actitud mental característica de Juan, más contemplativa que argumentativa, confiada en la verdad, enseñada por la intuición y confirmada por la experiencia. El apóstol confronta las herejías que atacan el carácter mediador divino de Cristo.

El evangelio de Juan muestra a los pecadores cómo obtener la vida eterna; la epístola muestra a los creyentes cómo saber si tienen la vida eterna. Hay características claras por las cuales los hijos de Dios deben ser conocidos. La prueba vital es la comunión, tanto con Dios como con los miembros de Su familia (1:3), y es marcada por tres condiciones:

1. Dios es Luz. La luz habla de verdad. El creyente no tiene comunión con lo que es malo y vil. Él confiesa el pecado, es lavado por la Sangre y guardado por la intercesión de Cristo.

2. Dios es Amor. Él ama la santidad y ama a las almas. El amor implica aborrecer todo pecado. El creyente tiene comunión en este amor, y habita en él. Él ama a Dios por lo que Dios es, y ama a los hijos de Dios, por lo que hay de Dios en ellos.

3. Dios es Vida. La vida en oposición a la muerte es el mismo principio de antagonismo al mal y a la asimilación del bien. La ley de la nueva vida es la obediencia. Las semillas del mal aún existen en los hijos de Dios; mas ellas no pueden germinar ni dominar, porque la simiente de Dios está en ellos.

Existe, entre tanto, una nueva afinidad (regeneración); una nueva actitud (resistencia al mal); un nuevo avance hacia la perfección. Los resultados de tal comunión llevan a un testimonio con dos aspectos: el externo (testimonio de la Palabra), y el interno (testimonio del Espíritu).