Gozar de los bienes terrenales
«Nada logra anular mejor la acción del cristiano en su testimonio como cuando quiere gozar de los bienes terrenales que se le ofrecen en el camino; nuestro cristianismo actual dobla sus rodillas -no para orar- sino para tomar más cómodamente de las cosas de este mundo».
H. Rossier, en Meditaciones sobre el libro de Jueces.

Servir por amor
«Me estoy cansando de esa palabra deber, deber. Todo el mundo habla de que es su deber hacer esto, o su deber hacer aquello. Ha sido mi experiencia que cristianos de esta clase tienen muy poca bendición. ¿No podemos tener una ambición más alta que la del deber? ¿No podemos trabajar por Cristo porque le amamos?».
D.L. Moody, en El camino hacia Dios.

No hay fiesta sin sacrificio
«Recientemente encontré una cita que se me clavó: «Nunca hubo una fiesta sin sacrificio». Esto fue una verdad para Cristo quien «no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.» También es verdad para los creyentes que mueren para sí mismos para poder llevar hacia Cristo a las almas hambrientas de este mundo».
Howard G. Hendricks, en Dilo con amor.

Crecimiento espiritual
«Crecimiento espiritual no significa que gradualmente lleguemos a ser tan semejantes a Cristo que un día llevemos fruto por nosotros mismos, y que Jesucristo se sienta orgulloso de nosotros. Separados de la vida de la vid que fluye a través de nosotros, siempre seremos pámpanos inútiles».
Malcolm Smith, en Agotamiento Espiritual.

Siervos, no jefes
«¡Si todos fuéramos del mismo sentir para servirnos los unos a los otros! Si todos deseáramos ser siervos y no «jefes» y caudillos de movimientos, líderes de lo que sea, cuán rápidamente esta humildad unirá a los hijos de Dios y haría de ellos una sola «mente» en el Señor».
Jessie Penn-Lewis, en La cruz, piedra de toque de la fe.

Un solo objetivo: dar fruto
«De la misma manera que Cristo pasó a ser la verdadera Vid con sólo un objetivo, tú has sido hecho rama también con un objetivo: el de dar fruto para la salvación de otros hombres. La Vid y la rama están igualmente bajo la ley establecida de dar fruto como razón de su existencia».
Andrew Murray, en La vid Verdadera.

¿Cómo me hallo?
«Si me preguntáis cómo me hallo, os contestaré que muy feliz en Jesús el Señor, que es mi justicia. Si me preguntáis de qué me ocupo, os diré que ando a caza de pecadores por los bosques de América. Si me preguntáis qué resultados obtengo, puedo deciros que mis labores no han tenido jamás mejor aceptación y por mil quinientas millas a la redonda están las puertas abiertas de par en par a la predicación del eterno evangelio».
Carta de Whitefield a Wesley, octubre de 1746, en «Juan Wesley, su vida y obra», de Mateo Lelièvre.