No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos. Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros».

– Números 14:42-43.

Moisés representa a los creyentes que tienen sensibilidad espiritual para saber cuándo Dios está o no comprometido en algún asunto. Si Dios está, podemos avanzar sin temor, seguros de que todo saldrá bien. Si no es así, lo mejor que podemos hacer, en realidad lo único, es quedarnos quietos, esperando una nueva misericordia del Señor.

En la ocasión que analizamos, Israel quiere ir a luchar con los amalecitas, y tomar posesión de Canaán. Todo parece bien. Sin embargo, Dios ha dicho que no. El pueblo ha desconfiado de Dios, y Dios decide castigarlo con cuarenta años de vagar en el desierto.

Moisés sabía que si Jehová no estaba en la batalla, esta sería librada solo entre «el israelita y el amalecita» y los primeros caerían a espada, no porque ellos fuesen malos guerreros y los otros buenos. El asunto no era entre «malos y buenos», ni por falta de preparación o error de estrategia. Desde el principio había Moisés aprendido esta valiosa lección: «Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos» (Éxodo 14:14) ¡Este era el punto! Si la batalla fuese «entre Jehová y el amalecita», entonces vamos confiados a la victoria.

Cuando David enfrentó a Goliat supo que la batalla no era entre «israelitas y filisteos» sino entre «Jehová y los filisteos» y le enfrentó, no en sus propias fuerzas, sino proclamando: «¡Yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado!» (1 Samuel 17:45). Entonces, la victoria fue total.

En cambio, la dureza del corazón obstinado de los israelitas en esta ocasión no les permitió oír a Moisés. Se creyeron lo suficientemente fuertes en sí mismos como para emprender la lucha sin Dios. ¿El resultado? La derrota fue total.

La lección de esta derrota de Israel trasciende su propio tiempo, y nos alcanza a nosotros. ¿Tienes un nuevo proyecto en mente en estos días? Asegúrate de que tu Señor esté involucrado en ese asunto; no te aventures solo porque las condiciones se ven favorables. Tu astucia natural huele el éxito y las ganancias parecen jugosas, ¡cuidado, puede haber muerte en esa olla! (2 Reyes 4:40). ¿Estas enfrentando una batalla tuya, personal, por una causa egoísta, y sufres por ello? Es mejor que te rindas. Nadie puede asegurar tu victoria.

Si la batalla es del Señor, y estás cierto de que él va delante en todo, entonces, prosigamos firmes y adelante. ¡El enemigo ya está vencido!

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