Este artículo es el primer capítulo del libro del mismo nombre. La necesaria, imperdible, continuación de “El Hombre Espiritual”.

Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hiero y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres».

– Ap. 18:11-13.

Por favor, observe que aquí en este pasaje, la lista de mercadería comienza con oro y plata, caballos y carros y todos los artículos naturales que pueden ser comerciados. Los esclavos siempre pueden ser comerciados o trocados, sin embargo, esto es un comercio con cuerpos humanos. Pero, además de eso, existe un mercado de almas de hombres como mercadería).

«Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual» (1 Cor. 15:45, 46). «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Gén. 2:7).

En el discurrir de los dos últimos años he sentido intensamente la necesidad de dar un mensaje conforme será dado ahora. Es tan complejo como profundo. Para el que habla no será fácil, ni para los que oyen será fácil entender. Por esta razón no inserté este mensaje en la tercera parte de «El Hombre Espiritual». Aun así, siempre tuve el sentir de exponerlo, especialmente después de haber leído varios libros y revistas, y haber tenido contacto hasta cierto punto con personas de este mundo. Siento cuán precioso es el mensaje que tuvimos el privilegio de conocer. En vista de la situación y tendencia actual de la Iglesia, como también del mundo, somos constreñidos a compartir lo que nos es dado. De otro modo, estaremos escondiendo la lámpara debajo del almud.

Lo que voy a mencionar en el mensaje para nuestra consideración hoy, tiene relación con el conflicto espiritual y el fin de esta era.

La autoridad y destreza física de Adán

«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gén. 1:27-28).

Amigos, ¿ya han pensado ustedes en la inmensidad de la tierra? Supongamos que un patrón solicita a su siervo que le administre dos casas. Él le hace la designación basado en la habilidad del siervo para cuidar de ellas. Un patrón duro puede exigir de su siervo más de lo que requiere su obligación, pero nunca exigirá que su siervo se comprometa a realizar algo por encima de su capacidad. ¿Pediría entonces Dios, que Adán hiciese algo fuera de su capacidad? Por lo tanto podemos concluir que si Adán era capaz de gobernar la tierra, sus habilidades ciertamente eran superiores a las nuestras hoy. Él tenía poder, habilidad y pericia. Todas estas habilidades él las recibió del Creador.

Aunque no podemos medir el poder de Adán como si hubiera estado mil millones de veces por sobre nosotros, podemos suponer, no obstante, y con seguridad, que era un millón de veces superior a nosotros. De otra manera él no sería capaz de realizar la tarea asignada por Dios. En cuanto a nosotros hoy, sin embargo, si se nos fuese exigido barrer una alameda tres veces al día, después no seríamos capaces de enderezar nuestras espaldas. ¿Cómo podríamos entonces gobernar la tierra? Aun así, Adán no sólo gobernó la tierra, sino que también tuvo dominio sobre los peces del mar, los pájaros del aire y sobre todo ser viviente sobre la tierra. Gobernar no es sólo sentarse sin hacer nada. Se exige diligencia y trabajo. Viendo eso, debemos reconocer el poder superior que Adán de hecho poseía.

Pero ¿piensa usted que esta comprensión es algo nuevo? En verdad esta es la enseñanza de la Biblia. Antes de su caída, Adán tenía tal fuerza que nunca se sentía cansado después de trabajar. Sólo después de la caída fue que Dios le dijo: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan».

El poder intelectual y la memoria de Adán

«Y Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre» (Génesis 2:19). Mis amigos, ¿no es esto maravilloso? Supongamos que usted tomase un diccionario y leyese los nombres de todos los animales; ¿no confesaría usted no poder aprender de memoria todos ellos? Mientras que Adán le dio nombres a todos los pájaros y animales.¡Qué inteligente debe haber sido él!

El poder administrativo de Adán

«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que labrara y lo guardase» (Génesis 2:15). Examinando cómo Adán guardaba la tierra, vamos a meditar un poco en las cosas que Dios le encargó que hiciese. Dios ordenó que él labrase el jardín de Edén. Esto precisaba ser hecho sistemáticamente. ¿De qué tamaño era el jardín? Génesis 2:10-14 menciona el nombre de cuatro ríos: Pisón, Gihón, Tigris y Éufrates. Todos ellos fluían del Edén y se dividían en cuatro regiones fluviales. ¿Puede usted imaginar cuán grande era el jardín?

Él no debía sólo labrarla, sino también guardarla; guardar el jardín para que no fuese invadido por el enemigo. Por lo tanto, el poder que Adán tenía en aquel tiempo debe haber sido tremendo. Todos sus poderes estaban inherentes en su alma viviente. Podemos considerar el poder de Adán como sobrenatural y milagroso, pero en lo tocante a Adán, estas habilidades no eran milagrosas y sí humanas; no sobrenaturales, sino naturales.

¿Usó Adán todos sus poderes en aquel tiempo? Por lo que puede ser visto de nuestro estudio de Génesis, él no agotó su poder, pues luego después de ser creado por Dios, y antes que pudiese manifestar todas sus habilidades, él cayó. ¿Cuál fue la carnada que usó el enemigo para seducir a Eva? ¿Qué le prometió el enemigo a ella? Fue esto: «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestro ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3:5). «Ser igual a Dios» fue la promesa del enemigo. Él le dijo a Eva que, a despecho del poder que ella ya poseía, aún había entre ella y Dios un gran abismo. Pero si comiese de ese fruto, ella tendría la autoridad, sabiduría y poder de Dios. Y en aquel día Eva fue tentada y cayó.

El poder que Dios le dio a Adán

Investigando de ese modo, no estamos siendo desordenadamente curiosos; sólo deseamos conocer lo que Dios dio a Adán.»Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (Gén. 1:26). Las palabras «imagen» y «semejanza», pueden parecer iguales en el significado y de ahí repeti-tivas. Pero en el hebreo la palabra «imagen» no indica semejanza física, antes denota semejanza moral o espiritual. Alguien expresó asimismo: «transformado en la semejanza»; esto es, «ser conformado a una semejanza». El propósito de Dios al crear al hombre es para que éste sea transformado según Su imagen. Dios quería que Adán fuese como Él. El diablo dijo: «Seréis como Dios». Pero la intención original de Dios era que Adán fuese transformado para que se volviese como Él.

De eso concluimos que antes de la caída, Adán tenía en él el poder de volverse como Dios. Él poseía una habilidad oculta que le daba la posibilidad de volverse como Dios. Él era ya como Dios en la apariencia externa, pero Dios le había ordenado que fuese como Él moralmente (uso la palabra «moralmente» para indicar aquello que está por encima de lo material, y no aquello que apunta hacia la buena conducta del hombre). Asimismo nos es mostrado cuánta pérdida sufrió la humanidad a través de la caída. La intensidad del perjuicio está probablemente más allá de nuestra imaginación.

La caída del hombre

Adán es un alma. Su espíritu y cuerpo están unidos en su alma. Aquel poder extraordinario que mencionamos está presente en el alma de Adán. Sin embargo, en la caída, el poder que diferenciaba a Adán de nosotros se perdió. Ahora, esto no significa que ya no haya tal poder; sólo indica que, aunque esta habilidad aún esté en el hombre, no obstante está «congelada» o inmovilizada. De acuerdo con Génesis 6, después de la caída, el hombre se convierte en carne. La carne engloba al ser total y lo subyuga. Originalmente, el alma era un alma viviente. Ahora, estando caído, se vuelve carne. Su alma que fue destinada a someterse al control del espíritu, ahora está sujeta al dominio de la carne. Por eso el Señor dice: «No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne» (Gén. 6:3). Al mencionar aquí al hombre, Dios lo llamó carne. Por consiguiente, está registrado en la Biblia que «toda carne había corrompido su camino sobre la tierra» (Gén. 6:12); y también que «sobre carne de hombre no será derramado» (el aceite santo de la unción, que representa un tipo del Espíritu Santo – Éx. 30:32); y más: «por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él» (Rom. 3:20).

¿Por qué enfatizo esto en forma amplia? En Apocalipsis 18 se mencionan cosas que deberán ocurrir en los últimos días. Al comenzar, mostré bien cómo el alma del hombre se convertirá en una mercancía en la Babilonia; es decir, algo que puede ser vendido y comprado. Pero, ¿por qué el alma del hombre es tratada como una mercancía? Porque Satanás, y su títere, el anticristo, desean usar el alma humana como un instrumento para sus actividades al final de esta era. Cuando Adán cayó en el jardín del Edén, su poder fue inmovilizado. Él no perdió ese poder totalmente; sólo estaba enterrado dentro de él. Generación sucedió a otra generación y el resultado fue que esta habilidad inicial de Adán se convirtió en una fuerza «latente» en sus descendientes. Vino a ser un tipo de poder «oculto». No está perdido para el hombre, sino apenas confinado por la carne.

Hoy, en toda y cada una de las personas que viven en la tierra, reposa este poder adámico, aunque esté confinado en ella y no sea capaz de expresarse libremente. Sin embargo, tal poder está en el alma de todo hombre, así como estaba en el alma de Adán al principio. En vista de que el alma de hoy está bajo el cerco de la carne, del mismo modo este poder está confinado por la carne. La obra del diablo hoy en día es despertar al alma del hombre y liberar este poder latente en su interior, como una falsificación del poder espiritual. Menciono estas cosas porque necesitamos ser advertidos respecto a la relación especial entre el alma del hombre y Satanás en los últimos días.

Antes el cuerpo era una ayuda para la poderosa alma de Adán; ahora había caído y su poder fue limitado por la cubierta de la carne. Satanás, sin embargo, intenta romper la cubierta carnal y liberar el poder latente en el alma del hombre, a fin de obtener el control sobre él. Muchos no entienden esta estrategia y son engañados, aceptándola como si viniera de Dios.

Visto bajo el aspecto religioso

Aun así, esto no acontece sólo en el cristianismo. Los babilonios, los árabes, los budistas, los taoístas y los hindúes, todos intentan, por sus propios medios, liberar el poder que Adán legó a nuestra alma. En cualquier religión, sean cuales fueren los medios o modos de instrucción, yace un principio común. Este principio tiene la mira de subyugar la carne exterior, con la finalidad de libertar el poder del alma de todos los tipos de cautiverio, hacia una expresión más libre. Algunas lecciones de instrucción dadas en esas religiones quieren destruir la obstrucción del cuerpo; otras, la unión del cuerpo y el alma; y otras más, el fortalecimiento del alma por medio de entrenamiento, capacitándola asimismo para vencer el cuerpo. Sean cuales fueren los medios, el principio detrás de todos ellos es el mismo. Es importante que sepamos esto; en caso contrario, seremos engañados.

Yo no sé cómo las personas son informadas respecto de ese maravilloso poder latente del alma del hombre, cuya liberación, actualmente limitada por la carne, resultará en la manifestación de poder milagroso, hasta alcanzar la misma posición de un «mago» o «buda». Probablemente ellas son informadas por el diablo, o algún espíritu maligno. Ellas pueden no usar, como nosotros, la expresión «poder del alma»; sin embargo, el hecho es evidente. Por ejemplo, en el budismo y en el taoísmo, e igualmente en algunas sectas del cristianismo, un poder especial sobrenatural está disponible a todos ellos para efectuar milagros en la cura de dolencias y en la predicción del futuro.

Tome, como ejemplo, las prácticas ascéticas y los ejercicios del taoísmo, e igualmente la forma más simple de meditación abstracta: todo eso es ejecutado según el principio de subyugar el cuerpo bajo el alma, con miras a la liberación de su poder. No es de admirarse que muchas cosas milagrosas hayan acontecido, las cuales no podemos rechazar como supersticiones. Gautama Sidharta fue ateísta. Esto es un consenso de muchos eruditos y críticos respecto a las enseñanzas del budismo. Él creía en la transmigración del alma, así como en el nirvana.1 No tengo la mínima intención de disertar sobre el budismo; sólo quiero explicar por qué es que muchas maravillas han sido realizadas en esa religión.

Existe en el budismo una enseñanza sobre la evasión del mundo. Aquellos que aceptan el voto budista deben abstenerse del matrimonio y de la comida. No deben matar ninguna cosa viviente. Debido a las prácticas ascéticas pueden, eventualmente, alcanzar la eliminación de todo alimento. Algunos monjes de alto grado pueden asimismo regresar al pasado desconocido y predecir el futuro. Ellos realizan muchas maravillas por medio de la magia budista. Son capaces de profetizar cosas venideras cuando lo que ellos llaman el «corazón de la sangre» chorrea. El empeño en todos estos tipos de abstinencias y prácticas ascéticas fluye de un único principio dominante: el budista está intentando quebrar todos los lazos físicos y materiales, con el fin de liberar el poder de su alma.

Conozco algunas personas de más edad que yo, que se unieron al «Club de la Unidad». Ellas y sus colegas miembros del club, practican la meditación abstracta y así por consiguiente. Ellos me cuentan que cada peldaño que penetran tiene su propia dimensión de luz. La luz que ellos perciben sigue a la verdad que penetran. Creo en lo que dicen, pues son capaces de ser liberados de la represión del cuerpo y así, liberan el poder que Adán poseía antes de su caída. No hay nada de extraordinario en eso.

La moderna iglesia «Ciencia Cristiana» fue fundada por la señora Mary Baker Eddy. Ella negó la existencia de las enfermedades, del sufrimiento, del pecado y de la muerte (aunque ella ya murió). Siendo que, según sus enseñanzas, no existe tal cosa como las enfermedades, siempre que alguien estuviere enfermo, ella sólo necesitaba ejercitar su mente contra cualquier reconocimiento de dolor, y estaba curado. Esto significa entonces, que si alguien cree que no existe ninguna enfermedad, él no estará enfermo. Del mismo modo, si alguien no cree en el pecado, él no pecará. Por el entrenamiento de la mente, emoción y voluntad del hombre, al punto de la absoluta negación de la existencia de esas cosas, considerándolas falsas e ilusorias, se descubrirá que ellas realmente no existen.

Cuando esta enseñanza fue publicada por primera vez, muchas personas se opusieron. Los médicos, en especial, hicieron oposición, pues si eso fuese verdad, no habría más necesidad de ellos. Aun así, al proseguir sus exámenes en las personas que habían sido curadas por la Ciencia Cristiana, aquellos médicos no pudieron repudiarla como falsa. Por consiguiente, más y más personas creen, y más médicos y científicos famosos abrazan esta enseñanza. Esto no es del todo sorprendente, porque existe una reserva de tremendo poder en el alma, esperando apenas ser liberado del confinamiento de la carne.

Visto científicamente

Veamos ahora este asunto científicamente. El campo de la psicología ha emprendido investigaciones sin precedentes en la era moderna. ¿Qué es la psicología? La palabra es una combinación de dos palabras griegas: «psique», que significa alma, y «logos», que significa discurso. Por lo tanto, psicología es la «ciencia del alma». La investigación utilizada por los científicos modernos es apenas un sondeo en la parte del alma de nuestro ser. Se limita a esa parte, no llegando a tocar el espíritu.

La parapsicología moderna comenzó con Franz Anton Mesmer. Su primer descubrimiento, hecho en 1778, es ahora conocido como Mesmerismo (hipnotismo como fue practicado por el propio Mesmer). Sus discípulos lo superaron a través de sus propios descubrimientos, así como el verde es derivado del azul pero supera al azul. Algunos de sus experimentos son casi increíbles en sus resultados. El método de ellos, que no es imprevisible, apunta a descargar aquel poder oculto dentro del alma humana. En la clarividencia, por ejemplo (que es el poder de percibir cosas que están fuera del alcance natural de los sentidos), o en la telepatía (comunicación científicamente desconocida o medios inexplicables, como por el ejercicio del poder místico), las personas son capaces de ver, oír u oler cosas que están a millares de kilómetros.

Se ha afirmado que el Mesmerismo «es la roca de la cual todas las ciencias mentales fueron cortadas» (Jessie Penn Lewis). Antes de la época de Mesmer, la investigación psíquica no era una ramificación independiente de la ciencia; ocupaba un lugar insignificante en la ciencia natural. Pero, debido a estos sorprendentes descubrimientos, vino a ser un sistema en sí mismo.

Deseo atraer su atención, no al estudio de la psicología, sino al hecho de que todos aquellos fenómenos milagrosos son obtenidos a través de la liberación del poder latente del alma del hombre, aquella capacidad que quedó oculta después de la caída. ¿Por qué esto es llamado poder «latente»? Porque en la caída de Adán, Dios no había removido aquel poder «sobrenatural» que cierta vez él poseyera. En vez de eso, este poder cayó con él y quedó aprisionado en su cuerpo. El poder estaba allí, sólo que no podía ser manifestado. De ahí el término «poder latente».

Los fenómenos de nuestra vida humana, tales como hablar y pensar, son habilidades bastantes notables; sin embargo, el poder latente que está oculto en el hombre es también impresionante. Si este poder fuese activado, muchos otros fenómenos notables serían manifestados en nuestras vidas. Los muchos acontecimientos milagrosos que la parapsicología moderna descubre, de modo alguno testifican su carácter sobrenatural. Simplemente prueban que el poder latente del alma puede ser liberado por los medios apropiados.

«Una lista de los ‘descubrimientos’ que siguieron después de haber obtenido Mesmer el conocimiento básico de las fuerzas misteriosas latentes en la constitución humana, muestra cómo el movimiento avanzó de modo sorprendente, una vez que la llave fue obtenida. En 1784, un alumno de Mesmer descubrió la ‘clarividencia’ como resultado del sueño mesmérico, y accidentalmente tropezó en la ‘lectura del pensamiento’. (Jessie Penn-Lewis).

La telepatía es la comunicación entre mente y mente de forma diferente de aquella por los conocidos canales de los sentidos. Ella capacita a una persona para usar su propia fuerza psíquica a fin de determinar el pensamiento de otros, sin necesidad de ser informada. «El Hipnotismo, la Neurología, la Psicometría y otros innumerables ‘descubrimientos’ se siguieron a medida que pasaron los años» (J. Penn–Lewis). La hipnosis es una condición de sueño artifi-cialmente inducido, en el cual un individuo queda extremadamente sensible y dispuesto a las sugestiones hechas por el hipnotizador. No sólo los hombres, sino también los animales inferiores también pueden ser hipnotizados. Y la Psicometría es «el descubrimiento de que la mente puede actuar fuera del cuerpo humano, y de que la ‘psicometría sensitiva’ puede leer el pasado como en un libro abierto. Después vino un descubrimiento llamado estatuvolismo, que significa una condición peculiar producida por la voluntad, en que el sujeto puede ‘lanzar su mente a algún lugar distante y ver, oír, sentir, oler y probar lo que está aconteciendo allá. Después, vino un descubrimiento llamado ‘Patetismo’, por el cual la mente podría retirar de sí misma la conciencia de dolor y curar enfermedades. Al principio los hombres de ciencia sólo siguieron estos ‘descubrimientos’ como ramificaciones de la ciencia natural» (J. Penn-Lewis).

Pero, debido a la multiplicación de esos fenómenos milagrosos, la para-psicología luego se convirtió en una ciencia propia. Para los practicantes de esa ciencia, estos fenómenos son bastante naturales. Para nosotros son aun más naturales, porque sabemos que son simplemente las consecuencias de la liberación del poder latente del alma.

Los psicólogos afirman que en el interior del hombre existe un tremendo ejército de poderes: el poder de autocontrol, el poder creativo, el poder reconstructivo, el poder de la fe, el poder de estimular y el poder de revivificar. Todo eso puede ser liberado por los hombres. Un libro de psicología va tan lejos, que llega a proclamar que todos los hombres son dioses, sólo que este dios está aprisionado dentro de nosotros. Al ser liberado dentro de nosotros, todos nos volvemos dioses.¡Cuán semejantes son estas palabras a aquellas de Satanás!

La regla común

Sea en China o en los países occidentales, todas estas prácticas de respiración, ejercicio ascético, hipnotismo, predicciones, reacciones y comunicaciones, apenas son la liberación y manifestación del poder interior. Imagino que todos ya hemos oído algo de los hechos milagrosos del hipnotismo. En China existen adivinos cuyos actos de predicción son bien conocidos. Cada día ellos reciben sólo a unos pocos clientes. Dedican mucho tiempo y energía en el perfeccionamiento de su arte, y sus predicciones son maravillosamente exactas. Los budistas tienen sus proezas milagrosas. Aunque no faltan evidencias de engaño, las manifestaciones sobrenaturales son aparentemente innegables.

La explicación para estos fenómenos es simple: ellos, por el acaso o dirigidos por el maligno, descubren algún método o métodos de prácticas ascéticas que los capacitan para ejecutar proezas extraordinarias. Las personas comunes no saben que poseen este poder en ellas. Otras, con algún conocimiento científico, saben que este poder está oculto en ellas, aunque no puedan decir cómo es eso. Nosotros que hemos sido enseñados por Dios (Juan 6:45), sabemos que esta capacidad es el poder latente del alma del hombre, el cual está ahora confinado por la carne, a través de la caída de Adán. Este poder cayó con el hombre de tal modo que, de acuerdo con la voluntad de Dios, no debería ser usado más. Pero es el deseo de Satanás desenvolver esta capacidad latente, a fin de hacer que el hombre se sienta tan rico como Dios, según lo que Satanás había prometido. Así el hombre se adorará a sí mismo, aunque indirectamente sea una adoración a Satanás.

Por eso, Satanás está detrás de todas esas investigaciones parasíquicas. Él está haciendo lo mejor que puede para usar la energía latente del alma, para alcanzar su objetivo. Por esta razón, todos los que hacen crecer su poder del alma, no pueden evitar la comunicación con el espíritu maligno, y de ser usados por él.

G. H. Pember, en su libro Las Eras Más Primitivas de la Tierra, mencionó este asunto desde otro ángulo: «Parecen existir dos métodos a través de los cuales los hombres pueden alcanzar conocimiento y poder prohibidos y obtener acceso a una relación prohibida. Aquel que busca lo primero debe colocar su cuerpo bajo el control de su propia alma, a fin de poder proyectarla. El desarrollo de esas facultades es, sin duda, posible sólo a unos pocos, y aun en el caso de ellos, sólo puede ser alcanzados por medio de un largo y severo curso de entrenamiento, cuyo propósito es quebrantar el cuerpo, llevándolo a una completa sujeción, y producir una perfecta apatía con relación a todos los placeres, dolores y emociones de esta vida, a fin de que ningún elemento perturbador pueda alterar la tranquilidad de la mente del aspirante e impedir su progreso. El segundo método es por medio de una sumisión pasiva al control de inteligencias exteriores».

Debemos prestar atención principalmente al primer método, esto es, a la activación del poder latente del alma de alguien. El punto de vista de Pember coincide completamente con el nuestro. Las prácticas ascéticas de los budistas, la respiración abstracta del taoísmo, la meditación y concentración mental de los hipnotizadores, la sesión silenciosa de los pertenecientes al «Club de la Unidad» y todas las variedades de meditaciones, contemplaciones, los pensamientos concentrados en no pensar en absolutamente nada, y centenas de hechos semejantes que practican las personas, siguen la misma regla, no importando cuán variados sean su conocimiento y fe. Todas estas cosas no hacen nada más que llevar la voluntad del hombre a un lugar de tranquilidad, con su carne totalmente subyugada, haciendo así posible la liberación del poder latente del alma. La razón por la cual tal cosa no se manifiesta en todos, es porque no todas las personas pueden romper la barrera de la carne y llevar todas las expresiones físicas comunes a la perfecta tranquilidad.

Algunos hechos

Hace muchos años trabé conocimiento con un hindú. Él me habló sobre un amigo en el hinduismo que podía revelar, con precisión, los secretos de las personas. Cierta vez él deseó probar la capacidad de su amigo hindú. Entonces lo convidó a su casa, con la certeza de que el hindú podría revelar todo lo que había sido colocado dentro de cada gaveta. Más tarde, mi amigo hindú solicitó a su amigo que se quedara del lado de afuera y aguardara, mientras él envolvía un valioso objeto en tela y papel antes de colocarlo dentro de una caja y ponerlo en una gaveta bajo llave. Su amigo volvió al interior de la casa y fue capaz de revelar, sin equivocarse, cuál era el valioso objeto. Esto incues-tionablemente sucedió debido al ejercicio del poder del alma, que podía penetrar a través de todas las barreras físicas.

La señora Jessie Penn-Lewis, a quien citamos más atrás, cierta vez escribió lo siguiente: «Una vez encontré, en el norte de la India, un hombre que tenía acceso a los más altos círculos de la sociedad en Simla, la residencia de verano del gobierno de la India, el cual me contó cierta noche, de su conexión con los Mahatmas de la India y en otros países de Asia. Él dijo que conocía los grandes eventos políticos semanas y meses antes de que ocurrieran. ‘Yo no dependo de las noticias en telegramas y diarios. Ellos sólo registran acontecimientos pasados, pero nosotros los conocemos antes de que ocurran’, dijo él. ¿Cómo puede un hombre en Londres saber lo que sucede en la India y viceversa? Me explicaron que ello era debido a la ‘fuerza del alma’ que era proyectada por los hombres que conocían el secreto de los Mahatmas» (Revista El Vencedor de 1921-23).

Citando el libro «Dinámicas Espirituales» de Wild, Pember registró que un adepto «puede conscientemente ver las mentes de los demás. Él puede obrar a través de su fuerza del alma sobre espíritus externos, puede acelerar el crecimiento de plantas, apagar el fuego, y, como Daniel, subyugar animales salvajes y feroces. Puede también enviar su alma a cierta distancia, y de allá, no sólo leer los pensamientos de los demás, sino hablar y tocar aquellos objetos distantes; no sólo eso, puede manifestar a sus amigos distantes su cuerpo espiritual en la semejanza exacta del de la carne. Además de eso, el adepto puede crear, de la múltiple atmósfera circunstancial, la semejanza de cualquier objeto físico u ordenarles que vengan a su presencia» (Pember, op. cit. pág. 252).

La actitud del cristiano

Estos fenómenos milagrosos en la religión y en la ciencia son sólo la manifestación del poder latente del hombre, el cual, a su vez, es usado por el espíritu maligno. Todos siguen una regla común: romper el cautiverio de la carne y liberar el poder del alma. La diferencia entre nosotros (los cristianos) y ellos, se encuentra en el hecho de que todos nuestros milagros son realizados por Dios a través del Espíritu Santo. Satanás usa la fuerza del alma del hombre para manifestar su fuerza. El poder del alma del hombre es el instrumento de operación de Satanás, a través del cual él realiza sus fines malignos.

Dios, sin embargo, nunca opera con el poder del alma, pues es sin utilidad para Él. Cuando nacemos de nuevo, nosotros nacemos del Espíritu Santo. Dios opera por el Espíritu Santo y por nuestro espíritu renovado. Él no tiene ningún deseo de usar el poder del alma. Desde la caída, Dios prohibió al hombre usar nuevamente su poder original del alma. Por esa razón el Señor Jesús frecuentemente declara que necesitamos perder nuestra vida del alma, esto es, nuestro poder del alma. Dios desea que nosotros, hoy, no usemos este poder en modo alguno.

No podemos decir que todas las maravillas realizadas en el mundo son falsas; hemos de admitir que muchas de ellas son reales. Sin embargo, todos estos fenómenos son producidos por el poder latente del alma después de la caída de Adán. Como cristianos, debemos ser cautelosos en esta última era, para que no se nos despierte la energía latente del alma, sea a propósito o involuntariamente.

Volvamos nuevamente a las Escrituras leídas al comienzo. Notamos que al final de la era la obra particular de Satanás y de los espíritus malignos bajo su dirección será la de comerciar con el poder del alma de los hombres. La intención es simplemente llenar este mundo con el poder latente del alma. Un corresponsal de la revista «Overcomer» (Vencedor) hace la siguiente comparación: «Las fuerzas de la psique (alma), dispuestas contra las fuerzas del pneuma (espíritu)». Todos los que tienen discernimiento espiritual y sensibilidad, conocen la realidad de esa declaración.

El poder del alma se lanza sobre nosotros como un torrente. Haciendo uso de la ciencia (psicología y parapsicología), religión y asimismo de una iglesia ignorante (en su búsqueda exagerada de manifestaciones sobrenaturales y en la ausencia de control en cuanto a los dones sobrenaturales según la dirección de la Biblia), Satanás está llevando este mundo a llenarse de poder de las tinieblas. Aun así, esto es apenas la preparación última y final de Satanás para la manifestación del anticristo. Aquellos que son realmente espirituales (esto es, aquellos que rechazan el poder del alma), perciben en todo alrededor de sí, el crecimiento de la oposición de los espíritus malignos. La atmósfera entera está tan oscurecida, que ellos encuentran difícil avanzar. Sin embargo, esta es también la preparación de Dios para el arrebatamiento de los vencedores.

Necesitamos entender lo que es el poder del alma y lo que esta fuerza del alma puede hacer. Déjeme decir que, antes del regreso del Señor, cosas semejantes a estas serán grandemente aumentadas, tal vez más de cien veces. Satanás realizará muchas proezas sorprendentes a través del uso del poder del alma, a fin de engañar a los elegidos de Dios.

Estamos aproximándonos ahora al tiempo de la gran apostasía. «El mover está aumentando rápidamente», observó la señora Penn-Lewis. «La mano del archienemigo de Dios y del hombre está en la dirección y el mundo se apresta para la hora negra, cuando, por un breve período, Satanás será entonces el «dios de este siglo», gobernando a través de un súper hombre cuya ‘parousía’ (aparición) no podrá demorar».¿Qué es el poder del alma? Yendo a las Escrituras y bajo la iluminación del Espíritu Santo, los creyentes deben reconocer que este poder es tan infernal, al punto de diseminarse por todas las naciones sobre la tierra y transformar el mundo entero en un caos.

Satanás está utilizando ahora este poder del alma a fin de que sirva como un sustituto para el evangelio de Dios y su poder. Él intenta cegar los corazones de las personas por medio del prodigio del poder del alma, a aceptar una religión sin vida. Él usa también los descubrimientos de la ciencia psíquica para lanzar dudas sobre el valor de hechos sobrenaturales en el cristianismo, llevando a las personas a considerarlos como si fuesen de igual modo, nada más que el poder latente del alma. Su mira es sustituir la salvación de Cristo por la fuerza psíquica. El esfuerzo moderno de cambiar malos hábitos y temperamentos por medio de la hipnosis es un precursor a este objetivo.

Los hijos de Dios sólo pueden ser protegidos por el conocimiento de la diferencia entre espíritu y alma. Si la obra profunda de la cruz no fuere aplicada a nuestra vida adámica, y si por el Espíritu Santo una unión de vida real no fuere realizada con el Señor resucitado, podemos inconscientemente desarrollar nuestro poder del alma.

Aquí puede ser útil citar nuevamente a la señora Penn-Lewis: «El campo de batalla hoy es ‘la fuerza del alma’ versus ‘la fuerza del espíritu’. El Cuerpo de Cristo está, por la energía del Espíritu Santo en él, avanzando hacia el cielo. La atmósfera del mundo está oscureciéndose con las corrientes psíquicas, detrás de las cuales están concentrados los enemigos de los aires. La única seguridad para el hijo de Dios es un conocimiento experimental de la vida de unión con Cristo, donde él habita con Cristo en Dios, encima de los aires envenenados, en los cuales el príncipe de las potestades del aire realiza su trabajo. Sólo la sangre de Cristo para purificación, la cruz de Cristo para identificación en la muerte y el poder del Señor resucitado y ascendido por el Espíritu Santo, continuamente declarado, retenido y ejercido, conducirá a los miembros del cuerpo en victoria para unirse a la Cabeza que ascendió al cielo».

Mi esperanza hoy es que tú puedas ser ayudado a conocer la fuente y las operaciones del poder latente del alma. Que Dios nos pueda impresionar con el hecho de que donde está la fuerza del alma, ahí está también el espíritu maligno. No debemos usar el poder que proviene de nosotros; debemos antes usar el poder que procede del Espíritu Santo. Rechacemos principalmente el poder del alma, a fin de que no vengamos a caer en manos de Satanás, pues, el poder del alma debido al pecado de Adán, ya cayó bajo el dominio de Satanás y se convirtió en su último instrumento de trabajo. Nosotros, por esa razón, necesitamos ejercer gran cuidado contra el engaño de Satanás.