El año 2009 que recién se inicia seguramente estará marcado por la crisis económica mundial iniciada en los años precedentes. En agosto de 2007 comenzó la peor crisis financiera global de las últimas décadas.

Su inicio estuvo vinculado a problemas en el sector inmobiliario de Estados Unidos, en particular a las hipotecas de tiposubprime o «hipotecas basura», préstamos de alto riesgo a personas que generalmente tenían un dudoso historial crediticio. Aunque el interés era más elevado y las cláusulas de cancelación eran más exigentes que las convencionales, muchas de esas personas no podían cumplir los pagos mensuales.

Lo que parecía un problema local pronto adquirió dimensiones globales porque, entre otros, muchos bancos internacionales habían hecho grandes inversiones en este sector.

Aún no hay indicios de que la crisis haya terminado y tampoco se sabe a ciencia cierta el total de las pérdidas a nivel mundial.

Por su parte, las bolsas en el mundo comienzan a recuperarse y el optimismo parece renacer. Son buenas noticias para el mundo financiero, pero llegan un poco tarde porque los efectos de esa crisis ya se sienten en la economía real.

Muchas personas creen que las caídas en los mercados de hace unos días sólo afectan a inversionistas o a corredores de bolsa. Y quizá eso es lo que hubiera ocurrido si las pérdidas no hubieran sido tan prolongadas y si no se hubiera provocado el clima de desconfianza económica que existe en la actualidad. Pero ahora parece que una recesión –o al menos una fuerte desaceleración económica– a nivel mundial está a la vuelta de la esquina. Y es esa palabra, recesión, la que preocupa al bolsillo.

¿Qué es una recesión?

Técnicamente se trata del momento en que la economía de un país crece negativamente durante seis meses, o dos trimestres consecutivos. Esto se mide a través del Producto Interior Bruto (PIB), que no es otra cosa más que la suma del total de los productos y servicios producidos por cada país.

Lo interesante del tema es que, al menos oficialmente, no se sabe cuando una nación está en recesión, sino hasta que pasaron los seis meses con los que se mide su crecimiento. Un país, por ejemplo, podría estar encaminándose a una recesión y saberlo sólo 180 días después. Esto podría ocurrir en muchos países. No es descabellado pensar que en el presente año 2009 se anuncie la recesión en varias naciones, aunque sus efectos comienzan desde ya a sentirse fuertemente.

¿Y cómo nos afecta?

Son varios los factores que propician una recesión, a los que podríamos llamar «efecto dominó». Podemos concentrarnos en cuatro para tratar de entender cómo nos afecta una crisis de esta naturaleza.

El primero es la confianza económica. Varias encuestas alrededor del mundo indican que la confianza tanto del consumidor como de los inversionistas sobre el futuro de la economía está en su nivel más bajo. Eso significa que la gente cree que la situación económica es muy mala.

Cuando el consumidor está temeroso, la situación puede complicarse aun más. Al creer que «las cosas no están bien», la gente gasta menos dinero reduciendo la demanda de productos y servicios por lo que las empresas, también, reducen su actividad comprando menos inventario y reduciendo su personal.

Así que al reducirse la actividad económica un tercer factor entra en juego: el desempleo. Las empresas cierran fuentes de trabajo y por ende los desempleados gastan menos dinero cayendo aún más la demanda.

Mientras esto ocurre, un cuarto jugador entra al terreno: la falta de capital. Los inversionistas dejan de invertir y deciden esperar a que pase la tormenta. Eso significa que invierten menos en empresas que tampoco pueden apoyarse en créditos por la falta de confianza. Además los inversionistas venden sus acciones pues consideran que podrían perder aún más su valor. De ahí también otra de las causas en las caídas bursátiles.

Estos son algunos de los factores que provocan una recesión y que, como hemos explicado, se sienten antes que se anuncie oficialmente la recesión. Algunos, como la pérdida de confianza, el desempleo y la falta de capital ya se vislumbran en varios países.

¿Qué tan grave es?

La recesión es un ciclo natural de la economía, sobre todo después de periodos de crecimiento prolongados. En algunos casos puede ser temporal y reducirse sólo a seis meses, y en otros, puede durar años, lo que se conoce como «depresión».

En esta ocasión los países que más posibilidades tienen de crecer negativamente son los más ricos del mundo, particularmente Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania.

América Latina se encuentra entre las regiones menos expuestas a una recesión, pero eso no significa que no sentirá sus efectos. En el mejor de los casos, las economías de la región podrían desacelerar su crecimiento ante la falta de dos elementos: inversión extranjera y mercados en donde vender sus productos. Y cuando nos referimos a la desaceleración queremos decir que la economía crece menos de lo previsto, generando entonces menos empleo y menor consumo.

Usualmente, los gobiernos de los países que padecen estas contracciones económicas ponen en marcha políticas fiscales y monetarias para reactivar la economía, ya sea cortando impuestos, creando empleos en el sector público o poniendo dinero –como hemos visto en los últimos días– a disposición del sector bancario para reactivar el crédito y la liquidez de las empresas.

Y mientras se espera si los efectos de la recesión se sentirán o no, siempre es aconsejable ser prudente y no adquirir deudas que después podrían convertirse en créditos imposibles de pagar.

El escándalo Madoff

Cuando el mundo financiero aun no se repone de la histórica crisis actual, los administradores de fortunas de Europa vuelven a temblar por el gigantesco fraude del gestor de fondos neoyorquino Bernard Madoff.

Bernard Madoff, legendario gerente de Nueva York y presidente del consejo de administración de la bolsa neoyorquina Nasdaq, es sospechoso de estar implicado en un gigantesco fraude –mediante sistema de pirámide– de unos 50.000 millones de dólares.

Según la fiscalía y el FBI, Madoff dijo a sus empleados que había creado una sociedad paralela fraudulenta, que «estaba acabado» y que había «perdido unos 50.000 millones de dólares».

«Algunos de los más poderosos y acaudalados inversionistas en el mundo resultaron afectados por la gigantesca estafa», informó  el diario The Wall Street Journal. El diario informó que las víctimas del fraude piramidal van desde Tokio hasta Europa, e incluye también a importantes inversionistas en Estados Unidos.

Según las estimaciones preliminares oficiosas, los «bancos privados» europeos –expertos en administración de fortunas– y los inversores especializados en las inversiones de riesgo como los fondos especulativos (‘hedge funds’) podrían tener «expuestos» miles de millones de dólares en este escándalo.

La compañía de inversión de Madoff atraía a la «aristocracia financiera mundial», recalca el diario español El País. Entre los clientes de la Bernard L. Madoff Investment Securities figuran grandes bancos internacionales, los más discretos «bancos privados» y las confidenciales «family offices» – compañías encargadas de administrar el patrimonio de una familia rica.

Los banqueros suizos, tradicionales expertos en administración de fortunas, podrían perder hasta 5.000 millones de dólares, según el diario helvético Le Temps.

Un país con menos tradición financiera como España también se podría ver afectado. El Banco de España decidió abrir una investigación para determinar el grado de implicación de las entidades españolas, según el diario El Mundo.

Si se confirmaran estos hechos, este fraude tendría en España más impacto que la quiebra de Lehman Brothers, en la que los inversores españoles tenían expuestos entre 1.300 y 2.600 millones de euros.

En Londres, Nicola Horlick, presidenta de la compañía de gestión Bramdean Alternatives, cliente de Bernard Madoff, denunció el «fallo sistémico» de las autoridades de regulación estadounidenses.

Todos estos hechos que han remecido al mundo de las finanzas han copado los distintos medios informativos en los últimos días y los analistas internacionales ven con preocupación los efectos que este escándalo pueda acarrear.

Rusia y EEUU discuten sobre América Latina

En otro frente de acontecimientos de interés para la región latinoamericana, el gobierno de Washington envió a su más alto diplomático para Latinoamérica a Moscú, Thomas Shannon, para discutir los alcances de la nueva política de Rusia respecto a Latinoamérica.

Su viaje tuvo lugar apenas unas semanas después de que Moscú y Caracas hicieran prácticas militares en aguas caribeñas y de que el presidente ruso, Dimitri Medvedev, visitara Perú, Brasil, Venezuela y Cuba, para firmar una serie de acuerdos de cooperación.

Según un comunicado publicado en la página de internet del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, las conversaciones entre diplomáticos rusos y estadounidenses se centraron en «la participación activa de los países latinoamericanos en los procesos económicos globales». Además, discutieron la intensificación de los procesos de integración de la región.

Según la misma fuente, los rusos confirmaron «su voluntad de incrementar todo el conjunto de relaciones con América Latina y el Caribe, y de fortalecer su componente económico y comercial».

Comercio, no ideología

Shannon, por su parte, aseguró en una entrevista con la prensa occidental que el interés de Rusia en la región es comercial y no ideológico.

«¿Cuál es la posición ideológica rusa?», exclamó, en conversación con la BBC, Peter Hakim, del centro de análisis Inter-American Dialogue. «Yo creo que Shannon estaba reaccionando en parte a cosas como: ‘Con Rusia yendo a Venezuela y Cuba, ¿se está restableciendo el mismo tipo de relaciones que alguna vez tuvo en la región? ¿Se va a oponer a EE.UU. otra vez?’. Es a eso a lo que me imagino que se refería, no a ideología en términos de comunismo», agregó.

Según el analista, con este tipo de declaraciones se está subestimando el rol político que juega actualmente Moscú: «Rusia queriéndose mostrar como un poder que puede operar en el patio trasero de EE.UU., así como EE.UU. ha operado en su patio trasero (Georgia o Polonia)».

«No obstante, pienso que no hay que darle tanta importancia. Me parece que la relación entre Brasil y Rusia es más importante que la que hay entre Rusia y Venezuela».

¿Relación de padre?

Respecto al viaje mismo de Shannon a Rusia –algo que a algunos les puede resultar incongruente–, Hakim recordó que fue el mismo Shannon quien promovió la noción de discutir con China su papel en Latinoamérica, y señaló que esto se puede interpretar como una extensión de aquella iniciativa.

«Es claro que la doctrina Monroe ya no opera y que supuestamente Latinoamérica va a jugar un rol más predominante a nivel mundial. Estados Unidos le quiere comunicar a los rusos, a los chinos y a los latinoamericanos que no lo toma como un desafío contra EE.UU. sino que lo está tomando con calma y que quiere ver cómo generar cooperación», dijo Hakim.

¿Sería entonces EE.UU. una suerte de padre que está chequeando los amigos de sus hijos?, preguntó BBC Mundo.

«La responsabilidad de Tom Shannon es Latinoamérica, él ve a Rusia jugando un papel más prominente, así que quiere hablar con Moscú sobre cuál es la política estadounidense y asegurarse de que no hay malentendidos respecto a cuál es la posición de EE.UU.», concluyó el analista.

Las doce plagas del cambio climático

 

Finalmente, nos referiremos brevemente a algunos aspectos del siempre presente tema del cambio climático que afecta al mundo entero.

Expertos en salud publicaron una lista de doce enfermedades que se agravarán y se propagarán a nuevas regiones del mundo como resultado del calentamiento global.

Enfermedades como la gripe aviar, ébola, cólera y tuberculosis, se propagarán aún más en el mundo como resultado de los cambios en las temperaturas y los niveles de precipitación fluvial. Y tendrán un enorme impacto tanto en la salud humana como en la naturaleza y las economías del mundo, dice el documento de la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza.

La lista de las «doce asesinas» fue presentada durante el Congreso Mundial de Conservación que se celebra en Barcelona, España. Según los científicos, la mejor defensa es «una buena estrategia ofensiva de monitoreo para detectar hacia dónde se propagan estos patógenos y prepararnos para mitigar su impacto».

Patógenos y clima

Cuando hablamos de cambio climático, a menudo pensamos en el aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares.

Pero igual de importante –explican los científicos– es cómo el aumento en las temperaturas del planeta y la fluctuación en los niveles de precipitación fluvial afectan la distribución de peligrosos patógenos que causan enfermedades.

Es por eso que la mayoría de las enfermedades incluidas en la lista de las «doce asesinas» afectan tanto a animales como al ser humano.

«La salud de los animales está estrechamente relacionada a los ecosistemas en que viven y el medio ambiente que los rodea», afirma el doctor Steven Sanderson, presidente de la Sociedad de Conservación de la Naturaleza. «Y cualquier alteración, incluso la más pequeña, puede tener enormes consecuencias en las enfermedades que pueden padecer y transmitir a medida que el clima cambia», agrega.

Además del obvio impacto en la salud humana, estas enfermedades originadas en las poblaciones animales, pueden causar enormes daños económicos.

Por ejemplo, se calcula que enfermedades que reemergieron desde mediados de los 1990 (como la gripe aviar) han causado pérdidas de US$ 100.000 millones en la economía global.

Monitoreo

Los científicos afirman que la mejor forma de mitigar el impacto de estas enfermedades es monitorear la salud de los animales. Con esto, dicen, se podrían detectar los cambios que ocurren a nuestro alrededor y disminuir las amenazas a la salud antes de que se conviertan en un desastre.

Muchos patógenos animales ya están siendo monitoreados por los científicos. Pero los expertos creen que ahora hay que concentrarse en el monitoreo de las doce asesinas, porque éstas son las que podrían propagarse como resultado del cambio climático y la fluctuación en los niveles de precipitación.

Nuestro mundo vive una crisis permanente en que, tanto la economía como la política internacional y la ecología, siguen siendo temas que escapan a toda previsión y control. La codicia de las ganancias, la desconfianza en cuanto al equilibrio político y militar sumado a  la irresponsabilidad en el uso de los recursos naturales, van conduciendo a nuestra generación a una crisis mayor. Mientras tanto, ¿Quién busca a Dios de corazón? (Salmos 14:2).