Los secretos de la oración personal.

Del corazón
“Debes aprender a orar de tu propio corazón y no de tu cabeza. La mente de un hombre es tan limitada en su operación, que sólo puede enfocarse sobre un objeto a la vez, pero la oración que sale del corazón no puede ser interrumpida por la razón”.

Más fácil que respirar
“Necesitamos conocer cómo buscar a Dios, y esto es más fácil y más natural que respirar. Por medio de la oración podéis vivir en la presencia de Dios con tan poco esfuerzo, como vivís con el aire que ahora estáis respirando”.

La actitud correcta
“Derrama el deseo de tu corazón delante del Padre, y espera en silencio delante de Él. Siempre deja un tiempo en silencio al orar, no sea que el Padre celestial quiera revelarte su voluntad. Ven al Padre como un hijo indefenso, herido por diversas caídas, destituido de la fortaleza para permanecer en pie, o del poder para limpiarte a ti mismo”.

Sin repeticiones
“Nos os carguéis a vosotros mismos con repetición frecuente de formas ya hechas u oraciones estudiadas. Es mucho mejor ser totalmente conducido por el Espíritu Santo”.

Sequía
“No seas impaciente en tus momentos de sequía, espera con paciencia a Dios; al hacer esto, tu vida de oración aumentará y será renovada. En abandono y contentamiento aprende a esperar el regreso de tu Amado”.

Abandono
“Una fe grande produce un abandono grande. El abandono significa despojarse de todas las cuitas o preocupaciones egoístas, con objeto de estar totalmente a su divina disposición. Debes entregar tanto las cosas externas como las internas. Olvídate de ti mismo; sólo piensa en Él. Al hacerlo, tu corazón permanecerá libre y en paz”.

El lactante
“Cuando un niño saca leche de su madre, comienza moviendo su pequeña boca y sus labios; pero una vez que su alimento comienza a fluir con abundancia, se queda quieto tragando sin ningún esfuerzo. Es así como nosotros debemos de actuar en el comienzo en nuestra oración. Mueve tus labios en alabanza y en sentimiento, pero tan pronto como la leche de la divina gracia fluya gratuitamente, en quietud, trágala. Cuando deje de fluir, aviva tu afecto otra vez, como el niño mueve sus labios. No lo estropees forzando la multiplicidad del yo en este acto maravilloso de gracia. ¿Quién podría creer que suavemente y sin esfuerzo podemos recibir nuestro alimento como un bebé recibe su leche? Sin embargo, cuanto más en paz se queda un niño, más alimento recibe. Incluso, quizá duerma mientras mama. Es así como tu espíritu debería estar en la oración, apacible, relajado y sin esfuerzo”.

Quietud
“Estar internamente ocupado con Dios, es totalmente incompatible con estar ocupado con un millar de trivialidades. Deberías repetir el proceso de estar internamente en quietud tan a menudo como te vengan distracciones”.

Indignidad
“Tened cuidado de no dejar que vuestra mente se detenga mucho en vuestra debilidad y en vuestro inmerecimiento.  Estos sentimientos excesivos surgen de una raíz de orgullo, y de un amor a nuestra propia excelencia”.

Devoción interior
“La decadencia de la santidad interna es incuestionablemente el origen de muchos pecados que han aparecido en el mundo. Todos estos desaparecerían si la devoción interior fuese restablecida. El pecado toma posesión del alma deficiente en fe y oración”.

Jóvenes
“Enseñad a los jóvenes a orar, no mediante razonamiento o método, sino por medio de la oración que sale del corazón, la oración que sale del Espíritu de Dios, en vez del invento del hombre. Dirigirlos a orar en formas pre-elaboradas creará enormes obstáculos; al esforzaros en enseñarles el lenguaje refinado de la oración, los habréis descarriado. Y entonces, vosotros, niños, hablad a vuestro Padre celestial en vuestro lenguaje natural. Aunque sea simple para ti, no lo es para Él. Un padre se agrada más de que le hablen con amor y respeto, porque viene del corazón, en vez que con palabras elaboradas secas y estériles”.

Avanzar hasta el final
“¿No sería una cruel injusticia conducir a un hombre sediento a un fresco manantial, y después atarle para que no pudiera alcanzarlo, y verle cómo muere de sed? Sin embargo, esto es lo que nosotros hacemos a diario. Nuestro viaje hacia Dios tiene su comienzo, su progreso y su término. Cuanto más cerca llegamos del final del camino, más atrás queda el comienzo. Debemos dejar el comienzo para llegar al final. Avanzad, avanzad, avanzad para conocer a Dios”.

* Madame Guyon (1648-1717), de nacionalidad francesa, sufrió persecusión a causa de su fe. Estuvo más de siete años encarcelada en la Bastilla. Sus libros han servido de inspiración a muchos cristianos en su búsqueda de una vida espiritual más plena. Los textos aquí incluidos son extractos de su libro Experimentando a Dios a través de la oración.